Ella, un desastre perfecto

Capítulo 11 - El final del mundo -

La pandemia al final llegó a toda la provincia, el País, el mundo, no hubo ni un solo lugar donde la vida seguía siendo la misma. 

 

Ir al supermercado era un infierno, hacer cola de veinte minutos hasta una hora para poder comprar alimentos necesarios para la sobrevivencia, también en aquellas ocasiones la presión se podía notar; los pasillos volvieron a estar más llenos, ya que las grandes marcas decidieron que cada persona tenía un límite en la compra.

Por internet viajaban fotos de grandes plazas, monumentos, hasta las maravillas del Mundo vacías y en aquellas representaciones parecía que el tiempo se había parado.

Las calles estaban vacías, todas las puertas y persianas de los locales cerradas, sin un aviso, nada que pudiese definir esta horrible pesadilla que todos compartíamos.  Desde la terraza se podía escuchar el silencio ensordecedor del ambiente, ni una persona, un animal, hasta el mar estaba más tranquilo, sus olas ya no chocaban en la arena fresca como antes.
Las personas seguían llenas de esperanza y eso se notaba en las canciones que todos los complejos cantaban, tocaban ollas y sartenes como si fueran baterías, los balcones se habían llenado de carteles con arcoíris y frases como: “Todo irá bien”; incluso yo, en uno de los tantos días de aburrimiento, hice uno; recuerdo que la primera noche que lo puse un agente de policía, pasando de servicio, lo vio, me saludo y me señaló un pulgar levantado, como signo de aprobación y confianza que habría sido así.

 

A veces hablaba con mis amigas de Italia, ellas ya habían tomado la costumbre que sus vidas ya no era la misma, algunas ni se acordaban como era antes de la pandemia; es verdadero el dicho que se valora lo que tienes solo cuando lo pierdes; en aquellos meses yo eché de menos hasta poder ir al supermercado de una forma normal, como podía hacer antes del coronavirus, echaba de menos pasear por la playa, ir a dar una vuelta por Valencia, echaba de menos ver los mayores tomarse el café en el bar que tenía enfrente casa, echaba de menos las cosas más normales y más obvias en una vida de cualquier persona.

Mi madre, ella lo tomó bien, por una parte, porque así pudimos hacer muchas cosas juntas: jugar a las cartas, cocinar, creando nuevas recetas, ver muchas series y películas; arreglarnos juntas, ya que el día de Pascua, en confinamiento, decidimos comer en terraza y vestirnos como si íbamos a comer fuera, así cambiamos un poco nuestra imagen. 

Por otra parte, ella desde pequeña estaba acostumbrada a trabajar y aquellos meses parados no la ayudaron mucho en esto; mucho estrés, agobio por no saber cuándo podía volver a su vida laboral normal y todo esto lo apagaba con el alcohol, como solía hacer siempre, durante los años que yo recuerde. Yo no podía entenderla, pero lo intentaba y así respetaba sus elecciones, aunque a veces recaían en mi persona.

 

-Si estuviéramos allá, yo seguiría trabajando - me dijo un día, mientras bebía unas copas de vino tinto.

-No estarías feliz -le contesté.

-Es toda tu culpa, ya lo sabes - me gritó en la cara, tiró una silla y se fue al baño golpeando la puerta.

Yo me levanté y fui a la terraza. “Esperaba que llegando aquí esto habría acabado”, pensé.

Y lo esperaba de verdad, sabía que el trabajo de mi madre en nuestro País le estaba agotando mucho, ya no se despertaba tranquila y feliz, pero estaba siempre muy nerviosa y en casa había solo gritos, así que yo propuse un cambio radical en nuestras vidas, ella aceptó y en un principio todo iba bien, pero en poco tiempo, durante aquella maldita pandemia, volvió a caer todo; como hija no sabía qué hacer, confiaba en ella,  pensaba que pronto se habría dado cuenta del problema que tenía y lo habríamos solucionado juntas.

Mi madre siempre me adoró y siempre habló de mí como su princesa, educada y buena, realmente nunca le falté de respeto y esto pasaba no porque me educó así, sino porque le tenía miedo, tanto que la complacía antes de preocuparme de mi bienestar.

 



#1828 en Joven Adulto
#10547 en Novela romántica

En el texto hay: mundo, suenos, sofia

Editado: 17.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.