El fin de semana había llegado demasiado rápido, Sam dedicó todos los días en estudiar para el exámen de química, por mucho que odiara a Calvin por eso, tenía razón, debía poner especial atención en ese día y conseguir, al menos, pasar con el mínimo.
No estaba avanzando, todo le resultaba demasiado complejo, cada vez parecía frustrarse más…
Odiandose con toda su alma, porque no quería depender de él, llamó a su asesor para pedirle ayuda, el mismo últimamente, en realidad desde el día que había salido con Winston, se mostraba bastante distante con ella.
— Estaré ahí en media hora, empieza con los ejercicios que te di el miércoles, estoy seguro que serán similares a los que te dará el profesor. Siempre hace el mismo tipo de exámen. — comentó el chico restándole importancia.
— Ya intenté hacerlos y no me salen, sé cómo tienen que hacerse, conozco la teoría al pie de la letra, pero cuando empiezo mi mente se apaga. — respondió frustrada y al borde del llanto.
— No es tan grave. Sólo concéntrate y llegaré ahí en cuanto pueda. Recuerda que si te va mal a ti también, es una mala publicidad para mí, porque perderé mi prestigio como asesor. — intentó bromear pero la chica no estaba para bromas.
— Ven rápido. — le rogó y colgó el teléfono, intentando en vano resolver el primer ítem, se encontró leyéndolo en voz alta. — ¿Cuál es la intensidad del campo magnético de un espectrómetro de 500 MHz? ¿A qué frecuencia…
La puerta sonó y Sam se levantó de un saltó.
Lamentablemente quien estaba delante de sus ojos era John, su hermano.
— No entiendo por qué prefieres una mugre habitación de campus cuando tienes un piso increíble a sólo diez cuadras de aquí.
Sam suspiró y rodó los ojos, decidió ignorar el comentario.
— ¿Qué quieres? Estoy estudiando. — le dijo la chica de mal humor. — Tengo un exámen mañana.
— ¿Mañana? Según tu currícula, no tienes exámenes dentro de dos semanas. — su hermano ladeó la cabeza desconcertado y Sam se quedó un segundo con la boca abierta.
— ¿Consultaste mi currícula? ¿Quién demonios crees que eres John? — puso los brazos en forma de jarra, indignada, lo único que le faltaba en la vida era que su hermano la controlara. — Estoy tomando materias extra. ¿De acuerdo?
— Si son extra curriculares entonces no son tan importantes como lo haces parecer. — el joven le sonrió de forma burlona, Sam detestaba cuando él hacía eso, como si lo que ella hiciera nunca fuera suficiente.
— Es importante para mi.
En ese instante, la chica vio como Calvin se le acercaba y la saludaba, miró de arriba hacia abajo a John con un poco de asco.
— ¿Perdón? — su hermano la miró juzgandola con la mirada. — ¿Qué hace este vago aquí?
— Vago serás tú, bête. — le respondió Calvin y era obvio que lo había insultado, no hacía falta saber francés para eso.
— ¿Qué me dijiste hippie roñoso? — John se le acercó y Sam tuvo que ponerse en el medio de ambos para que no comenzaran a volar golpes… demasiada testosterona junta…
— Mon Dieu, cet homme est un idiot. — siguió el chico, estaba sonriendo, lo estaba disfrutando, casi como si quisiera darle al hermano de Sam un motivo para lastimarlo. — Votre sœur est capable de choisir ce qu'elle veut seule.
— Samantha ya misma iré a quejarme con el rector, este imbécil no puede seguir siendo un asesor. — la miró a los ojos y vio en ellos a su madre, la estaba mirando con el mismo desprecio y reproche que ella lo hacía y eso la enfureció. — Búscate otro profesor, uno mejor si no quieres que te terminen expulsando de la universidad y siendo la maldita desgracia de la familia. — le gritó. — Y tú mejor que no te vuelvas a acercar a mi hermana porque haré que te expulsen, no sabes quién soy ni con quién te metiste.
Calvin volvió a insultar en francés, aunque supuso que esta vez era para defenderla a ella, de todas formas, esto tenía que terminar antes de que se volviera aún peor.
— ¡Basta! Parecen dos malditos chimpancés. — extendió las manos para alejarlos aún más y los miró a los dos con odio. — Tu... — señaló a Calvin que la miró sorprendido. — adentro. — el chico obedeció sin siquiera decir nada. — Y tú... — señaló a su hermano y lo miró como si fuera capaz de asesinarlo en ese mismo momento. — deja de meterte en mi vida. No vuelvas a venir hasta aquí para dictar lo que debo o no hacer. No quiero verte aquí a menos que yo lo diga. Vete.
Le cerró la puerta en la cara y al hacerlo soltó todo el aire que estaba conteniendo. Una punzada de pánico la atravesó; John no dejaría las cosas así, lo conocía, iría a hablar con su madre, con su padre, con el rector, con quien debiera hacerlo, para arruinarla… a ella y a él. Su hermano tenía poder dentro de la universidad, con sólo decir su nombre algunos profesores temblaban...
— No te hacía tan... dominante Samantha. — le dijo Calvin con un tono pícaro. Ella se giró y lo miró de la misma forma que lo había hecho con su hermano.
— No te defendí porque me importe que te dijera vago, lo hice porque estoy harta de John y de que se meta en donde no debe hacerlo. Siempre es el perfecto, el que hace todo bien… estoy harta de vivir a su sombra.
— No tienes que hacerlo. — le respondió el chico, con un tono sumamente suave, que hizo que a Sam le temblaran las rodillas.
La chica se tapó el rostro con las manos y soltó un pequeño gritó de frustración.
— ¿Quién demonios fui en mi vida pasada para merecer a John como hermano?
— Todos tenemos familiares de los cuales nos avergonzamos, no eres la única. — ella bajó las manos y lo miró, tenía ese aire despreocupado, como si nada hubiera sucedido. — ¿Cuál es el problema que tienes ahora con las fórmulas? — preguntó cortando completamente el momento que se había generado entre ambos.
La chica se acercó a su escritorio y le hizo una seña para que se sentara a su lado, luego, le señaló en lo que estaba teniendo problemas.