En el abismo

23. GPS

Ya habían pasado tres días y las cosas iban increíble, los días eran hermosos, todas las noches hacían fogatas en la playa, veían una película luego... Sam se sentía en el cielo, jamás en su vida se había divertido tanto. 

Esa tarde, Lucian y Sophie habían salido a caminar, Calvin y Jake estaban haciendo las compras, Tim reparaba en el garage, uno de los autos que había comenzado a hacer un ruido extraño; Sam leía en la playa y Jess... había desaparecido. 

Al notarlo la chica cerró su libro y fue a la casa, caminó hacia la habitación de su amiga y la encontró allí, mirando por la ventana... que daba al garaje.

— Jess. ¿Qué haces? — preguntó la chica en un susurro.

— Espió al rockstar que también sabe de mecánica. — Sam rió por lo bajo. Su amiga se giró, estaba mordiendo su labio inferior, algo en su mirada había cambiado, ella lo reconocía. 

— Jess... ¿Tim y tú...

La chica se tapó la cara con las manos y soltó un gritó agudo, luego saltó sobre la cama.

— Fue... — suspiró y sonrió. — WoW.

— No quiero detalles, gracias. — respondió Sam un poco asqueada, pero al parecer su amiga no la escuchaba.

— No puedo decir que fue la mejor noche de mi vida, estaba demasiado nerviosa, no quería que nadie escuchará, pero... si que se le acercó bastante.

— De acuerdo no quiero....

— Ni siquiera se me ocurrió fingir algo…

— Jess… — la interrumpió Sam mirándola mal.

— Me gusta mucho. No quiero arruinar esto. Sabes que tengo un imán para eso. — Jess bajo la mirada un poco angustiada. — Es decir, siempre termino eligiendo al peor y Tim... no lo parece.  

Sam asintió y tomó las manos de su amiga.

— Todo saldrá bien.

— Es que... Blake, fue cariñoso, caballero, ni siquiera se sintió como si fuera una primera vez. ¿Entiendes? Fue como si, no lo sé, nos conociéramos, pero no demasiado... — la chica sonrió de costado de forma pícara. — fue divertido también descubrir....

— Jessica. — gritó Sam y su amiga soltó una carcajada. — Yo no te conté nada sobre Cal y…

— Deberías… — ambas rieron a carcajadas. 

— ¡Llegamos! — se escuchó la voz de Calvin que provenía desde la sala. Sam instintivamente se levantó y corrió hasta la cocina, pero él no estaba.

— Sonó su teléfono y se a la habitación. — comentó de mal humor Jake. — Me dejó solo con todo esto. — bufó mientras se seguía quejando en voz baja.

Sam caminó lentamente, Calvin estaba hablando por celular, parecía enojado, nervioso, caminaba hacia todos lados, hablando y gesticulando.

— No. Te dije que no. — le estaba gritando a alguien del otro lado del celular. — Ya te dije que se terminó. No quiero participar. — alguien le hablaba, le estaban respondiendo. — No voy a seguir con esto ¿Entiendes? No te voy a dejar hacer lo que quieres. — se quedó paralizado un momento. — ¡Imbécil! — gritó y cortó el teléfono. Al girar se encontró con Sam, la cual se sobresaltó. 

— ¿Todo bien? — preguntó la chica un poco asustada.

— Si. — dijo bajando la mirada. 

— ¿Qué sucede? — se quiso acercar pero él se alejó, parecía que ahora todo su enojo se dirigía a ella. 

— ¿Me estabas escuchando? ¿Espiando? — la miró tan mal que la chica retrocedió.

— No. Sólo me preocupe. ¿Qué pasa?

Calvin se acercó a ella y la abrazó, Sam tardó un segundo en reaccionar y también lo abrazó. Sam se sentía extraña, Calvin la abrazaba como si temiera que ella pudiera desaparecer en cualquier momento.

— Te amo Samantha.

La chica se separó preocupada.

— Dime qué te sucede Calvin. Estas actuando extraño. — no sabía lo que tenía en su mente pero de seguro no era bueno. — ¿Con quién hablabas? 

— No es nada, sólo es un problema con un tipo, que era mi alumno, me quiere hacer vender unas respuestas. — bufó y la abrazo. — Te amo. Sólo necesito que lo tengas en mente. ¿De acuerdo?

La chica sonrió de costado.

— Lo sé. Y yo también te amo tonto.

En ese momento la tomó de la cintura y lanzó directamente a la cama, la chica rebotó en el colchón soltando una carcajada, él, mientras tanto, se acomodó entre sus piernas. Calvin bajo su mano apretando las caderas de Sam con demasiada fuerza, por su parte, ella elevó un poco la pierna para poder envolver el cuerpo del chico con la misma y se acomodó para quedar aún más apoyada contra el colchón. 

En ese momento, comenzó a sonar un celular.

— Es mi padre. — dijo la chica separándose e intentando alcanzarlo.

— Ignoralo. — le respondió el joven dejando pequeños besos en su cuello.

— No puedo él nunca me llama, tal vez sucedió algo.

Calvin en un movimiento rápido la inmovilizó, sosteniendo los brazos de la chica con sus manos.

— Ignoralo Samantha.

— ¡Sam! — escucharon un gritó proveniente de la parte frontal de la casa. Era Jess.

Ambos se acercaron a donde estaba y la chica se encontró con Steven, su chófer, en la puerta. 

— ¿Q... qué haces aquí? — preguntó la chica sorprendida.

— Su padre me envió a buscarla Señorita Blake. Necesita que usted esté en su casa para la tarde.

— ¿Cómo sabía que estaba aquí? — Sam tomó instintivamente la mano de Calvin.

Steven bajó la mirada avergonzado.

— Tiene un GPS en su celular señorita Blake. — la chica miró incrédula hacia todos lados. Todos sus amigos estaban mirándola, se sentía humillada, por completo.

— No puedo creerlo. — su nivel de indignación era tremendo. Jamás en su vida había estado tan enojada.

— Señorita Blake si usted no viene conmigo, vendrá su hermano a buscarla o su madre. — Sam tragó saliva, asustada. Si esto era humillante no se quería imaginar lo que sería si su madre aparecía.

— Iré. — resolvió sin pensar. — Jess. ¿Puedes guardar y llevarte mis cosas? No creo poder volver aquí. — la chica asintió y sonrió amargamente. — Lo siento. — dijo avergonzada, mirando a todos.

— Voy contigo. — Calvin aún no soltaba su mano. — Tal vez necesites apoyo. 




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