— ¿Samantha? — la voz de Calvin del otro lado del teléfono hizo que temblara.
— Averigüe algo y necesitas saberlo. — respondió intentando ignorar la angustia que le había embargado el cuerpo. — Es sobre tu padre.
Sam le contó todo, la garganta le dolía de tanto hablar, Calvin, sólo había escuchado mientras ella monologaba, incluso hasta tenía miedo de que la conversación se hubiera cortado.
— ¿Estás ahí? — preguntó al terminar.
— Si. — dijo con un hilo de voz. Se lo imaginaba, sentado en un sofá, pero no a él sino al pequeño niño que había dormido al lado de su padre muerto. Tenía la necesidad de abrazarlo, de decirle que todo estaría bien. — Gracias. — lo escuchó decirle, ella lo sabía, al borde de las lágrimas. — Gracias por contarme, por a pesar de todo lo que te hice, contarme la verdad.
— Cal yo… — te amo, así quería seguir la frase, pero no podía, no iba a hacerlo. — todos ustedes merecen cerrar esto y no quería quedarme con lo que sé para mí sola. Al final Kevin Hart hizo algo bien, me impulsó a que hablara con mi tío.
— Déjalo contar lo que me dijiste a mi Samantha. — soltó de repente y la chica no entendió a qué se refería. — Si no lo haces tú, lo haré yo.
— ¡Espera! — gritó. — Todos sabrán que tu padre engañó a tu madre, que pidió dinero que era un ludópata. — estaba en shock no podía creer lo que le estaba pidiendo.
— Lo sé y créeme que no me hace nada de gracia pero… es lo que quería cuando empecé a hablar con Hart. La verdad. Y aunque me duela, si es esta… debe conocerse.
— ¿Qué hay del dinero? El que mi tío les da. — preguntó Sam nerviosa, no quería que la familia de Calvin tuviera algún problema.
— Estoy más que seguro que ni mi mamá, ni mis hermanos lo quieren. Estaríamos dispuestos a devolverlo o incluso a donarlo, no nos interesa.
— Es mucho dinero…
— No me devolverá a mi papá. Entendí por las malas que querer vengarme no iba a ayudarme en nada… pero que se sepa la verdad, le dará justicia. — Sam se mordió el labio.
— Habla con tu familia. Si mañana siguen pensando lo mismo… yo… hablaré con Hart y le daré toda la información para que saque esto en los medios. — comentó con convicción la chica. Escuchó como Calvin reía del otro lado del teléfono.
— A veces eres demasiado dominante. — murmuró.
— Amor. Llegaremos tarde. — la voz de Ian de cómo por la bocina del teléfono.
— ¿Tienes novio Samantha? — le preguntó Calvin y hasta pudo notar un poco de decepción en su tono.
— Si. — respondió en un murmullo. — Debo irme. Tengo un juicio al que presentarme. — en cuanto lo dijo cerró los ojos, insultándose a sí misma, había hablado de más.
— ¿Juicio? — preguntó Calvin sorprendido. — Samantha ¿Qué sucede?
— ¿No te has enterado? — dijo como si nada aunque su intención era hacer tiempo.
— Estoy en Francia. Aunque no lo creas… hay noticias que aquí no llegan. — la chica suspiró y le contó todo lo que estaba sucediendo. — Tranquila. Eres la única de tu familia que vale la pena. No tendrás problemas. — lo escuchó reír por lo bajo. — Me alegro que podamos hablar, a pesar de todo…
— Calvin no vuelvas a eso, por favor. — a Sam se le cortó la respiración por un momento.
— Está bien. Lo siento.
— Debo irme, en serio. Mañana te llamaré por lo de Hart.
***
— Harry Blake. Elizabeth Helen Arquett. Esta corte ha llegado a la conclusión de que se les quitarán sus activos en las empresas y fundaciones que presiden; las mismas serán supervisadas por el Estado a partir de ahora y por dos años; además se le otorgará un poder a los demás socios de las empresas. Ambos recibirán una condena de prisión de 8 años, que se inician en este momento. En cuanto a John Dean Blake Arquett, deberá cumplir una condena de 2 años. Samantha Helen Blake Arquett, es sobreseída, no hay pruebas que demuestren que haya participado en ninguno de los negocios en los que se involucró su familia.
Cuando Samantha salió del juicio sentía que su cuerpo completo era gelatina, por suerte, a su lado tenía a su amiga Jess y a Ian, el cual la abrazaba con firmeza, seguramente teniendo miedo de que ella se desvaneciera en ese momento.
— Te dije que todo saldría bien. — susurro en su oído el hombre.
— Quiero recuperar los laboratorios. — de repente estaba muy derecha y plantada. — August. Los quiero.
— No será fácil Sam. — le dijo con pesar su abogado.
— No me importa. Quiero los laboratorios Blake
***
Habían pasado exactamente tres días desde el veredicto y ya lo que había sucedido con la familia Blake no era noticia; no había nada que alegrará más a Sam que eso.
— Señorita Blake. Me alegra que me haya llamado. — dijo Kevin Hart, sentándose delante de ella, en el restaurante que habían pactado.
— Aquí tiene toda la información sobre los laboratorios, sobre mi padre y Pierre. También está el detalle del dinero que mi familia le ha dado a mi tío para mantenerlo en silencio y la cuenta a nombre de Charlize Rousseou, todo el dinero sigue allí y allí seguirá hasta que la justicia lo crea necesario. — Hart miraba la carpeta que Sam tenía en las manos como si fuera un tesoro. — Antes de darle esto debo pedirle que firme este documento. — le entregó el papel.
— ¿Qué se supone que es esto? — preguntó el hombre comenzando a leer.
— Un acuerdo de confidencialidad. Usted podrá publicar sólo lo que está en esta carpeta, no podrá dar nombres, mostrar imágenes o salirse de lo que dice aquí. — hacía un año y medio, aproximadamente, era imposible que Samantha se animara a hacer aquello, pero ahora, le resultaba hasta fácil; había adquirido una confianza en sí misma que le resultaba sumamente satisfactoria.