En Tus Brazos

CAPÍTULO 4

B e t h

 

 

—¿Estás segura de querer pasar este día con tus padres? No tiene gracia si vas porque te obligué.

Segura del todo, no estaba.

Ver a mis padres tras dos semanas sin verlos no sería tarea fácil. Era agotador tener que lidiar con su constante enojo hacia mi, porque si no iba a verlos se quejaban, pero si volvía a casa también se quejaban.

Compartir un espacio con ellos era una lucha constante, aun ninguno de los dos asimilaba mi embarazo y a medida que crecía mi vientre, las peleas eran más y más incesantes. Siempre terminaba agotada y deprimida, en mi estado era lo menos recomendable, por lo que un día decidí que lo mejor era no verlos por un tiempo.

Elías insistía en que necesitaba compartir algunos momentos con mi familia, aunque de lo que menos tenía ganas era de estar junto a ellos. La verdad, lo único que quería hacer esta Nochevieja, era estar acostada en el sofá junto a Elías viendo un maratón de Seinfeld.

Lo gracioso de esta situación era que Elías insistía en que fuera con mi familia, pero él tampoco lucía muy feliz de ir a compartir un momento con sus padres.

—Tú también deberías estar contento por ir con tu familia.

Su familia era un tema del que no habíamos tenido la oportunidad de hablar y del cual él tampoco es que tuviera muchas ganas, por lo que no había insistido. No obstante, me gustaría saber de su familia, así como él sabía de la mía.

Me había mantenido al margen porque algo me decía que su familia no estaba al tanto acerca de nuestra locura al casarnos.

Sin lugar a dudas él estaba sumamente nervioso por su visita a sus padres, pero aún así, no dejaba de insistir en que era lo mejor que podíamos hacer. La relación con nuestras familias era un desastre, pero al menos teníamos la posibilidad de arreglarlo y qué mejor manera que pasar una tortuosa noche con ellos.

A medida que pasaba la noche le fui dando la razón a Elías, en que pasar un rato en familia no era tan mala idea. Mis tíos y Roger hacían de mi noche bastante divertida, lástima que mamá hiciera las cosas tan difíciles de sobrellevar para mí. Neil por su lado, se mantenía junto a mí y de vez en cuando acariciaba mi vientre, aunque no podía disimular lo triste que estaba, aun así, él trata de sonreír lo más posible y de pasar un buen rato con todos nosotros.

Luego de una corta, pero definitiva conversación, me alegré cuando mi hermano tomó la decisión de ir a Paris. No pensé alegrarme tanto por eso, pero ellos sin duda se amaban y era mucho peor para ambos si se mantenían alejados.

—¿Cómo es posible que tu hermano se haya ido tras esa mujer después de todo lo que le hizo?

No creo que mi madre tuviera alguna idea de lo sucedido entre Paris y Neil. Ella simplemente supuso que Paris le había sido infiel a Niel, porque era lo más fácil de pensar y porque en el fondo, aunque mi hermano saliera lastimado, es lo que ella más deseaba.

En fin, seguí comiendo de mi sabrosa torta e ignoré los reclamos y quejas de mi madre.

—¡Jamás la aceptaré como novia de Neil! —Estaba tan exaltada y disgustada, que me preocupaba que en cualquier momento sufriera un infarto —. ¡Eres mi hija! Deberías apoyarme en que esa mujer salga completamente de la vida de tu hermano.

Limpié la esquina de mi boca antes de hablar.

—Pensé que había dejado de ser tu hija en el momento en que salí embarazada.

Hice a un lado mi deliciosa torta, mi antojo desapareció.

—¿Quieres pelear? ¿De verdad? —Mamá seguía parloteando detrás de mí mientras iba a la cocina a por un poco de agua—. ¡Te estoy hablando, Beth!

—¡Quiero beber agua, maldita sea! —Dejé caer las palmas de mis manos con fuerza sobre la encimera de la cocina—. Fuiste tú la que empezó, mamá.

—Pero tu hermano se fue tras esa mujer…

—Se fue tras ella porque le ama, ¿Por qué es difícil aceptar la felicidad de tu hijo?

Sabía del odio de mamá por Paris en el momento en que ella la vio, pero no sabía hasta qué punto podía llegar todo aquello, incluso hasta parecer una desquiciada.

—¡No lo aceptaré! —Volvió a repetir —. Al igual que no aceptaré que hayas dejado que ese hombre te arruinará la vida.

Sin duda ella se había encargado de arruinar mi noche y de confirmarme que tuve que haberme quedado en el apartamento de Elías viendo un maratón de Seinfeld.

Todo el problema con mi desquiciada madre se lo hice saber a Elías por medio de un mensaje

Su respuesta fue bastante rápida.

—¿Quieres que vaya por ti?

—No quiero arruinar tu momento familiar.

—Mi reunión familiar también fue una mierda.

—Lo siento.

—Yo no, así que ya pasó por ti.

Ignoré nuevamente las quejas de mi madre y salí de la cocina para esperar a Elías frente a la casa, pero en el miniBar encontré a papá sacando un par de copas.

—Te escuché discutir con tu madre.



#1375 en Novela romántica
#502 en Chick lit

En el texto hay: romance, amor, embarazo

Editado: 11.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.