E l í a s
Mi familia fue la razón por lo que todo esto empezó, era la manera de poder recuperar un pedazo de eso que tanto extrañaba, pero el tiempo empezó a pasar y hasta ahora no había encontrado la forma de poder llegar a ellos. Ya el embarazo de Beth estaba bastante avanzado, así que no podía simplemente esperar a que naciera el niño y soltarles la noticia.
El que no lucía muy feliz con mi decisión de ir a ver a mi padre era mi tío Elton, tampoco es como si esto fuera fácil para mí, así que manteniéndome firme en mi decisión dejé unos planos sobre su escritorio e ignoré su mala cara.
—Sabes que te apoyo en cualquier decisión que tomes.
—Lo sé, tío. Cálmate, no tienes de qué preocuparte.
Mi tío Elton era muy especial para mí, estuvo cuando más necesitaba a alguien, siempre estuvo ahí. Es como otro padre para mí. Así que sin importar cuánto quiera tranquilizarlo, él siempre iba a preocuparse por mí.
—¿Seguro? Tienes a una jovencita embarazada, te casaste con ella y ahora tienes planeado ir a contárselo a tu padre 6 meses después. Por supuesto, no tengo de qué preocuparme.
Lo miré divertido cuando tomó un largo trago de su taza de café, por su nivel de preocupación pensé que necesitaría algo más fuerte que solo un café.
—Deja la paranoia ―tomé asiento porque esta conversación sería larga—. Lo tengo todo controlado.
—Eso espero —Sus ojos, idénticos a los míos y a los de mi padre, me observaron fijamente—. Lo que más me duele es perder a un gran arquitecto.
Hice una mueca, no me gustaba el rumbo de sus palabras.
—No me perderás. Solo voy a hablar con mi padre, no es como si fuera a dejar el país o fuera a morir.
—Cuando mi hermano sepa que hiciste su más gran sueño realidad, que es volverlo abuelo, lo primero que hará es emplearte en su constructora.
—No te dejaré.
—¡Seamos realistas! Para un recién graduado como tú sería perfecto trabajar en una constructora tan reconocida como la de tu padre.
Entre mi tío y mi padre siempre ha existido una rivalidad debido a que ambos eran muy buenos arquitectos y también incluyendo que cuando eran jóvenes, mi tío estuvo algo interesado en mi madre; aquello era algo que todavía no lograba superar. Sin embargo, todo eso fue hace muchos años, pero los años no ayudaron a que ambos pudieran llevarse bien ni como colegas ni como hermanos.
—Lo rechazaría —Le aseguré—. Estoy bien trabajando en este estudio de arquitectos, además el dueño de este estudio también es el dueño del apartamento en el que vivo y no quiero quedarme en la calle.
—Sabes que no sería capaz de hacer algo así.
Sabía perfectamente que mi tío sería incapaz de eso, pero me encantaba joderle la vida.
—De verdad agradezco que te quedes porque no quería tener otra cosa por la cual preocuparme.
—¿De qué hablas?
—Eleonora.
Mierda, lo que faltaba.
Mi prima se ha encargado de hacer triste la vida de mi tío, no porque sea una mala hija, porque ella ama a sus padres, solo que es alguien que tiene un carácter bastante difícil. De joven siempre fue una rebelde sin causa, no quería estudiar y tampoco trabajar. Mis tíos estaban tan cansados de ella que al final la terminaron enviando a estudiar al extranjero, pero ella seguía firme en que no quería saber nada que tuviera que ver con el negocio familiar.
En pocas palabras, su meta en la vida era ser una mantenida por siempre.
—Y está bastante molesta contigo.
—¿Conmigo?
—Me ha dicho que no le respondes las llamadas ni los mensajes.
—Elizabeth y el embarazo me han mantenido bastante ocupado.
—Bueno… —Esa sonrisa incómoda de mi tío no me agradaba en lo absoluto—. Puede que sin querer le haya contado acerca de tu matrimonio.
—¡Mierda, ahora sí que Eleonora me matará!
Ella tenía un genio de los mil demonios y de seguro armaría un caos por no haberle contado acerca de Elizabeth.
—¿Cuándo llegará? ―Me apresuré a preguntar―. De verdad necesito saber cuándo llegará.
—Eleonora ya tiene 25 años y es como si estuviera tratando con una niña caprichosa de 10 años, así que no tengo idea de cuándo podría llegar esa demente.
Me burlé de la expresión de martirio de mi tío Elton y es que teniendo una hija como Nora, no era para menos esa reacción.
—Ahora y que abrirá un Night Club aquí, ¿Puedes creer eso? —No pude evitar sorprenderme—. Creo que me volveré loco.
—Tío, pero Nora no trabaja por lo que no debe tener ni un dólar, siempre ha sido un parásito, ¿De dónde sacó para tener un Night Club aquí en los Ángeles?
—¿Qué voy a saber yo? Esa jovencita no me cuenta nada, solo sabe darme dolores de cabeza.
Después de escuchar un poco más a mi tío Elton hablar del dolor de cabeza que le provoca mi prima decidí ir con mi padre.