En Tus Brazos

CAPÍTULO 13

B e t h

 

 

—¿Has dormido bien? Tus ojeras son horribles.

Cailyn, la más cercana de mis nuevas compañeras de clase, me miró con bastante curiosidad desde su asiento a mi lado. Lo más seguro es que tuviera razón en decir que debía de lucir demacrada, pero mi rutina este último mes no había sido fácil y a eso había que agregarle que después de estudiar me quedaba como idiota viendo a Elías dormir.

—Estudié hasta tarde —mentí con naturalidad—. Algo que tú también deberías hacer.

—¿Solo estudiar? —preguntó, su codo llegó a la mesa y su mentón se apoyó en su mano, ahora mirándome con más curiosidad que antes—. Pensé más bien que estarías pensando en algún chico.

Su sonrisa se agrandó cuando no me escuchó negarlo, es que no valía la pena hacerlo, esta niña era más intuitiva de lo que pensaba.

—Algo así —acepté resignada—. Aunque es bastante complicado.

La emoción que reflejó me hizo arrepentirme, percibí que algo loco debía de estar pasando por su cabeza. Era una chica superlinda y ha sido bastante amable, pero a veces tenía cada ocurrencia que me dejaba sin palabras.

—¡Josh se pondrá tan feliz!

—¿Josh?

—¿Acaso no es el chico en el que piensas?

Pegué mi frente en la mesa, sintiéndome bastante frustrada.

Joshua era un chico que, de repente y sin ninguna explicación, supuestamente estaba interesado en mí. No quería ser grosera, pero él y Cailyn estaban siendo una molestia y más Cailyn, que no paraba de ser un cupido entre él y yo.

—No le des importancia, ¿De acuerdo? Además, él es así. Primero fui yo, luego otra de un curso diferente, alguna chica de esta clase y, por último, Abby.

Esta última era una amiga cercana a Cailyn y que de alguna forma tenía una extraña relación con Joshua, así que no sería sorpresa si ella no soportara verme. Además, sus miradas mortales en mi dirección me lo confirmaba.

—Ya se la pasara la obsesión que tiene contigo —siguió hablando Cailyn, como si aquello me dejará más tranquila—. Y ya luego se irá con otra, quizás con Abby otra vez, ya que todavía no han tenido sexo.

¿Qué clase de consuelo era ese?

¿Y por qué hablaba del sexo tan a la ligera como si no significara nada?

De verdad necesitaba que el día en la escuela acabara lo más pronto posible.

—De alguna forma pareces intranquila —nos quedamos viendo unos segundos y luego hizo un ademán con la mano restándole importancia a mis problemas—. Como sea, Joshy es…

¡¿Y cómo no iba a estar intranquila si esos tres locos tenían que ir a mi casa este fin de semana?!

En esta situación lo que menos me interesaba saber era algo referente a Joshua, ya que él era uno de mis más molestos problemas en la escuela.

Por otra parte, tenía un gran problema con los profesores y esa costumbre de querer que los alumnos se reúnan fuera de la escuela.

¡Lo odiaba!

Mientras pasaban los días hice uso de la positividad y me repetía una y otra vez que nada pasaría, pues todo estaba bajo control. Lo tenía todo perfectamente planeado. Elías el sábado estaría trabajando hasta tarde, por otra parte, sin tener más opciones, dejaría a Elían con Dani y Roger, mientras que yo en pocas horas terminaría mi trabajo con los chicos.

Todo sería rápido y ellos se irían sin saber que estaba casada y con un hijo.

Así que cuando llegó el sábado terminé de limpiar todo sin dejar ningún juguete ni alguna cosa personal de Elías a la vista. Hacer eso último me dio un poco de vergüenza, ya que estábamos en su apartamento, pero él no se enteraría.

Saqué mi celular para aprovechar y enviar un mensaje a Cailyn haciéndole saber que ya estaba esperándolos, pero mi sangre se volvió hielo cuando escuché un manojo de llaves, seguido de la puerta abriéndose.

¡¿Qué demonios?!

Me levanté del sofá como si este me quemara el trasero y salí corriendo encontrándome con Elías en la entrada principal luciendo muy feliz y con varias bolsas de compras en sus manos.

—¿Qué haces aquí? —Mi pregunta apenas fue un susurro.

—Bueno, hasta ayer esta era mi casa.

—Sí, sí, lo sé—repetí nerviosa, reformulé mi pregunta—. ¿Qué haces aquí un sábado en pleno medio día?

Se suponía que los sábados llegaba después de las 5 de la tarde, ¿Por qué de todos los días tuvo que elegir precisamente hoy para llegar temprano?

Mientras que yo estaba a punto de colapsar en llanto, él se mostraba muy divertido mientras pasaba por mi lado para llevar las bolsas a la cocina.

¡Si esto se trataba de una pesadilla necesitaba despertar de inmediato!

—Estás tan pálida… —me dijo—. ¿Estás bien?

Dejé de pellizcar mi brazo, porque no había nada que hacer, esto no se trataba de una pesadilla. Era la cruel realidad.

La situación se volvió aún peor cuando mi celular sonó, al revisarlo era un mensaje de Cailyn diciendo que ya estaban todos aquí.



#1203 en Novela romántica
#446 en Chick lit

En el texto hay: romance, amor, embarazo

Editado: 11.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.