E l í a s
El estrés me estaba matando.
No solo por el hecho de que Beth me abandonó tal cual como se abandona a un juguete viejo, a esto había que agregarle un montón de cosas más, las cuales empezaban con problemas familiares y terminan con más problemas familiares.
Nunca imaginé lo chismosa que podían llegar a ser nuestras familias, hasta el punto de recibir amenazas de muerte por parte de la familia de Elizabeth si no llegaba a decirles acerca del motivo de nuestro distanciamiento, o mejor dicho, del distanciamiento de Elizabeth.
Si llegara a decirles lo que ocurrió, quizás llegarían a la misma conclusión que Elizabeth, que estaba bastante jodido de la cabeza.
Mentalmente no estaba preparado para iniciar una relación y debido a esto terminé haciéndole daño a las personas más importantes para mí. Y eso no era únicamente a causa de mis innumerables problemas familiares, que por cierto estaban bastante lejos de estar resueltos. Ni tampoco por Zury, que estaba a punto de enloquecerme, mi problema era yo mismo creyendo no ser suficiente para hacer feliz a alguien.
Paso con mis padres, mi hermano, con Zury, Santiago e incluso Samantha.
Ninguna de mis relaciones funcionó, ya fuera con hombre o con una mujer, así que ya ni valía la pena echarle la culpa a Zury de mis inseguridades en el amor.
Lastimé a Elizabeth y todos los días me maldecía por haberlo hecho y aunque me disculpara mil veces, sabía que no podría reparar lo que hice o al menos, tratar de recuperar lo que teníamos antes de dejar llevar las cosas tan lejos.
Muy aparte de todos mis problemas con el amor y los sentimientos, estaba la sarta de mentiras que no dejaban aceptar con facilidad lo que sentía por ella.
¿Cómo podría decirle viéndole a los ojos que la quiero cuando tenía tantas cosas ocultas?
Harto de tanto pensar en mi patética situación, lancé mi lápiz con fuerza lejos de mí y así renunciando a querer terminar aquel plano.
Simplemente, no podía actuar como si nada pasara, como si todo estuviera bien y seguir mi vida con regularidad; además, la patética cara de Roger no me ayudaba en nada.
—Te ves estresado, amigo —me dijo Roger, luciendo muy cómodo mientras estaba sentado en mi sofá y con un gran café entre sus manos—. Parece que no logras concentrarte.
Suspiré profundamente y me levanté de mi silla para ir a la cocina a buscar otra cerveza, creí que algo de alcohol me vendría mejor que saturarme de trabajo. Una vez que estuve de regreso me senté al lado de Roger y este continuó bebiendo café como si de una malteada se tratara.
Arrugué mi cara con desagrado, era un jodido adicto al café y por eso no era sorpresa para nadie la gran energía que siempre tenía para molestarnos a todos.
La cafeína lo enloquecería.
Sin embargo, hoy era un día bastante singular, ya que él no lucía tan alegre como usualmente era. El motivo de su claro desánimo era obviamente Danielle Kellman.
—Ni siquiera sé por qué mi situación te parece divertida, si estás peor que yo.
—Tú, con divorciarte de mi prima, tienes como resolver tu situación.
Casi escupí la poca cerveza que tenía dentro de mi boca cuando escuché la palabra divorcio. Era sorprendente el pánico que le tenía a divorciarme de ella, ese mismo terror me llevaba todos los días a pensar seriamente en lo que sentía por ella. No quería perderla.
—Tú también tienes una solución. Termina cualquier cosa que tengas con Dani.
Su mirada fija en su café no me dio buena espina, pero ya luego de haber procesado algo en su mente, se dejó caer en el cómodo respaldo del sofá.
—Ni siquiera tenemos algo —dio un trago de su café—. Además, si con terminar fuera suficiente, no estaría aquí con ganas de que me vuelvan cenizas y me lancen por un sumidero.
Estuve tentado de querer decir la frase que la mayoría de las personas odiaban.
Te lo dije.
¡Y era cierto!
Le dije miles de veces que cualquier cosa que intentara para acercarse amorosamente a su mejor amiga terminaría en un fracaso y con más razón, cuando esa mejor amiga tenía un novio del cual estaba bastante enamorada. Pero, había que admitir que Roger era bastante valiente porque se sobrepuso a eso y siguió aferrado a la idea de poder tener algo con ella.
Ese niño parecía tener más claros sus objetivos que yo mismo.
—¿Has pensado en responder a sus llamadas y escuchar lo que tenga que decirte? Tienes que superar a su ex o nunca podrás empezar una relación en serio con ella.
Admiraba a Roger por ser persistente en lo que quiere y algo que siempre ha deseado, ha sido Dani. Luego de enterarse de que ella y su novio habían terminado, su mayor propósito era llegar hasta el corazón de Dani, pero no era fácil entrar en el corazón de alguien cuando ya estaba ocupado con alguien más.
—¿Cómo voy a lograr superarlo si ni siquiera ella ha podido hacerlo? —pensó en darle otro sorbo a su café, pero este ya se había terminado—. Ella no logra olvidarlo y yo aún no logro deshacerme de mis sentimientos por ella.