B e t h
Era increíble como pasó el tiempo tan rápido, porque estaba fresco en mi memoria el día en que tuve a Elían por primera vez en mis brazos y ahora él corría tan rápido que a veces no me daba oportunidad para alcanzarlo.
Su energía parecía inagotable, mientras que la mía se acababa en el momento en que lo veía correr como un caballo desbocado.
—¡Elían, sin correr! —logré alcanzarlo y sostenerlo de su brazo, pero no sé de dónde sacó tanta fuerza para empezar a forcejear conmigo.
—¡Déjame, mamá! —miró en dirección al jardín de mis padres y al ver a Cam, jaló de su brazo con más fuerza—. ¡Cam! ¡Cam!
Por los alaridos de este niño cualquiera pensaría que lo torturaba o algo parecido.
—¿Has escuchado algo de lo que te ha dicho tu madre?
Esa pregunta fue suficiente para que Elían tomará un largo respiro y así, poder tranquilizarse.
Aunque Elías era una de las personas que más lo consentía, también era quien le ponía más carácter y me alegraba que fuera de esa forma, porque Elían estaba en una en etapa muy revoltosa.
Elías se inclinó quedando a la altura de Elían, buscando la forma de convencerlo de ya no hacer más travesuras que buscarán matarme de la desesperación, y el pequeño hombrecito juró comportarse, pero en el segundo en que deje libre su brazo, salió como un perro sin collar.
Lo observé correr hacia el jardín en dirección a Cam, pero Elías no me permitió seguir viéndolos cuando se colocó frente a mí.
—Te angustias porque solo estás pendiente de lo que hace.
—¿Debería hacer otra cosa? Es mi hijo, por supuesto que debo de estar pendiente.
Ni siquiera debería de aclararlo, cuando era más que obvio.
—Tienes que relajarte porque si no pasaras todo el cumpleaños de nuestro hijo de muy mal humor.
Su descaro logró poner mi estado de humor aún peor, porque me aconsejaba relajarme, pero el que más que nadie aumentaba mi estrés con su insistencia en querer saber en qué momento llegaría Joshua y las chicas.
Perdí la cuenta de cuantos berrinches hizo durante este tiempo, pero no desistí en invitar a Joshua. Ya era hora que aceptara que Joshua era parte de mi vida y de mis amigos, solo porque a él no le agradaba, no debía de dejar de hablarle. Una vez alguien me dominó como quiso y no volveré a permitir que algo como eso volviera a suceder.
Estuve por hacerle saber lo que realmente me tenía estresada, hasta que lanzó una mirada irritada en dirección a París y mi hermano, quienes se encontraban muy felices hablando acerca de los preparativos para la boda.
—¡¿Pueden dejar de hablar de su boda?! Es el cumpleaños de mi hijo, debería ser Elían el centro de atención.
Me pareció bastante exagerada la reacción para alguien que hace momentos me había aconsejado estar relajada, pero al menos me alegraba verlo ir a molestar a alguien más.
Era involuntario el comportarme como la típica abuela, así que sin poder evitarlo, corté un pedazo del pastel y lo lleve al jardín para entregárselo a Dani. Estaba sola y sentada en el jardín, observando a los niños correr con Nelly tras ellos.
Su tristeza era bastante notable, aunque no solo ella era la afectada por la partida de mi primo. Me hacía mucha falta y ni hablar de Neil, que lo trataba como si fuera su hijo hasta el punto de estar pendiente hasta de su comida.
—Vamos, come un poco de pastel —la invité a que comiera un poco—. Está delicioso.
—¿De verdad no sabes a dónde fue? —Me preguntó a cambio.
Preferí quedarme en silencio para evitar decirle dónde estaba Roger, pero él me advirtió un par de veces que no le dijera nada, pues necesitaba alguna distancia de Dani.
Ella empujó la cuchara repetidas veces en el pastel sin intenciones de comerlo y si quisiera ella podría verme con ojitos de cachorro por unos segundos y yo no tendría otra opción que decirle, pero agradezco que no insista tanto, porque debe de saber que Roger prácticamente me rogó que no le dijera nada sobre él.
Dani era super linda y agradable, pero al final de todo, Roger era mi primo y era doloroso verlo sufrir por un amor que no era correspondido, aunque aquello no fuera culpa de Dani.
Mejor que nadie entendía a Roger a la perfección y al estar saturado de tantos sentimientos, necesitas alejarte para pensar con claridad y simplemente, no podía negarle eso a mi primo.
Lo que se necesita es un tiempo para nosotros mismos y darnos cuenta de lo grave que es la situación y de lo que debemos hacer para salvar lo poco que queda de nuestro corazón roto.
—¡Aquí estás! —Elías se acercaba, lo miré con resignación, ya que mi plan de escape no había funcionado—. ¿Dónde está tu amiguito? Supongo que al final decidiste no invitarlo.
—Estás bastante equivocado —su sonrisa se borró de inmediato—. Joshua llegará en cualquier momento, no te preocupes.
—Te he dicho miles de veces que no digas su nombre delante de mí —Dani hizo una pregunta acerca de Roger, pero ambos la ignoramos y seguimos en nuestra conversación—. Por su bien espero que no aparezca por aquí.