E l í a s
Este último mes fue sin duda un completo asco y el culpable era nada más y nada menos que Watch maldito Sander.
Nunca imaginé que iba a tener las pelotas para pararse frente a Beth, pero personas como él no aparecían solo porque sí, así que su presencia no significaba nada bueno. Y es que el diablo debía de odiarnos bastante, porque el que Watch haya aparecido solo podía ser obra del mismísimo diablo.
Sin querer seguir gastando mi tiempo en la existencia de Watch, guardé algunos planos que me tocarían terminar en casa, revisé la hora y agarré algunas cosas más para salir de la oficina. Lo mejor de todo fue que no había rastro de algún pasante, pues esos perezosos eran los primeros en irse.
Mientras conducía a casa no pude evitar sonreír entre tantas cosas pésimas que nos habían pasado, porque no importaba lo que ocurriera, me conformaba con llegar a casa y conseguir el rico aroma de la comida de Elizabeth y tropezar con algunos juguetes de Elían.
Eso ha sido lo que me ha mantenido cuerdo dentro de tantos problemas y de los muchos que se aproximarían, porque a pesar de que Watch no hubiera vuelto a aparecer después del cumpleaños de Elían, eso no significaba que nos hubiéramos librado de él.
Al llegar al edificio prácticamente corrí en dirección a la puerta de mi apartamento y con la mejor sonrisa abrí la puerta, esperando encontrarme con el par de personas que estaban haciendo mi vida más fácil, pero lo que me encontré estaba lejos de hacerme la vida más fácil y feliz. Todo lo contrario.
—¿Ustedes qué hacen aquí?
Yo solo quería llegar, relajarme, comer algo rico, reírme de cualquier cosa que dijera mi hijo y luego irme a dormir abrazado a Elizabeth, pero esos planes fueron arruinados por Paris y Dani.
Dejé mis cosas sobre la mesa y fui a sentarme en el sofá, justo frente a las chicas.
El que Dani estuviera allí no me sorprendía, pues no ha dejado de estar detrás de mí tal cual como un cachorro hambriento y todo para lograr convencerme de decirle dónde demonios estaba Roger. Lo que en su cabeza no entraba es que, era imposible decirle, ya que no tenía la remota idea de donde podría estar ese mocoso.
En cuanto a Paris, sí que era una sorpresa tenerla allí, porque ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que la vi, pero no podía reprocharle nada. Ella ha estado bastante entretenida con los planes de la boda, así que me parecía normal el que ella no tuviera mente y tiempo para nada más que para su matrimonio y Neil.
—¡Eres un mentiroso de mierda, Elías!
Arrugué mi cara con suma confusión por el arrebato furioso de la pequeña ogra, hermana de mi mejor amiga.
Elizabeth venía saliendo de la cocina con dos vasos en sus manos, le supliqué con la mirada para que pudiera explicarme algo que me ayudara a entender a ese par de locas.
Ella suspiró y entregó un vaso a cada loca Kellman.
—Roger ha regresado —me dijo Elizabeth a modo de explicación, una vez que se sentó a mi lado—. Y digamos que el encuentro entre ellos no fue el mejor.
—¡¿Qué demonios tenías en la cabeza para poner a trabajar a mi hermana en el mismo sitio que ese taiwanés asqueroso?!
Parpadeé asombrado mientras trataba de procesar las miles de palabras que decías por minuto.
—Ni siquiera sabía que Roger había regresado —me defendí, estaba bastante preocupado de que mi mejor amiga fuera sobre mi yugular en cualquier momento—. ¡Por dios, ni siquiera sabía que había vuelto a trabajar con Nora!
Dani pasaba tanto tiempo acosándome que pensé que al conseguirle un trabajo sería suficiente para librarme de ella, pero como siempre mis ideas eran un fiasco y yo al final termine en una situación peor.
Entre todo el alboroto escuchamos unas pisadas y no podría ser de otra personita más que de Elían, quien permanecía absorto en su mundo mientras corría hacia nosotros con varios juguetes entre sus pequeños brazos.
—¡Hola papá! —se lanzó hacia mí, pero su abrazo fue fugaz y volteo en dirección a mi mejor amiga—. ¡Estos son mis juguetes nuevos, tía Paris!
Entre toda la incomodidad, Paris logró sonreír y ser agradable con Elían, era tierno su intento, pero se notaba su mal genio a kilómetros. No era un secreto para nadie que Roger no era la persona favorita de Paris y ahora, después de todo lo que ha pasado entre Roger y Dani, supuse que lo odiaría el doble.
Todos volvimos al tema de Roger y Dani cuando Elían corrió de nuevo a su habitación, de seguro a traer otro de sus juguetes.
—Nos encontramos anoche —empezó a explicar Dani—. Él fue a pasar un rato con sus amigos, pero Nora lo convenció para trabajar.
Como siempre, si mi prima estaba involucrada, eran problemas de seguro.
—Lo juro, no lo sabía —no pude resistirme y terminé abrazando a Dani, era débil cuando se trataba de una mujer triste—, ni siquiera sabía que ese mocoso estaba en la ciudad, de ser así te habría avisado.
—Él me trató tan mal… —susurró.
—¡¿Has escuchado eso?! —se quejó Paris—. Ese horrendo vietnamita se atrevió a tratar mal a mi hermana.