E l í a s
El ver a Watch sonriendo junto a mi hijo fue peor que un cólico biliar a media noche, tanto así que, si hubiese podido, me hubiera encantado arrancar mis ojos y lanzarlos lo más lejos posible para dejar de verlos. A pesar de eso, no quería perderlos de vista porque por mucho que ese tipo aseguró que vino con buenas intenciones, no conseguía confiar en él.
Sus constantes llamadas eran fastidiosas, y ni hablar de la insistencia en que ya le contaran a Elían quién era su verdadero padre.
Bastantes años estuvo ausente y ahora pretendía ser exigente, pero tal pensamiento lo mantuve para mí, porque sabía que solo iba a ocasionar problemas y es lo que desde un principio Elizabeth ha querido evitar.
Deseché a Sander de mis pensamientos para concentrarme y terminar mi ejercicio y beber un poco de agua. La poca concentración duró muy poco, ya que los chicos a mi alrededor empezaron a murmurar entre ellos al ver pasar a Paris.
Era común verla en su ajustada y sexy ropa deportiva y pese a eso, había idiotas que no lograban sacar la vista de ella como si fuera la primera vez que la vieran pasearse por aquí. Estando acostumbrada a esas miradas, siguió actuando de forma natural como siempre lo hacía.
—¿Cómo está la señora Crossley?
—Igual que siempre, solo que ahora es legal.
Le abracé ligeramente bajo la atenta mirada de los chicos que nos rodeaban.
—Me dirás lo importante que tienes que decirme, ¿cierto? Siento que la curiosidad no me dejará disfrutar de mi vida matrimonial.
Mi mejor amiga tenía aproximadamente 5 días de haber regresado de su luna de miel y lo primero que quise hacer fue mencionarle que Watch se encontraba en la ciudad, pero no fui lo suficiente valiente para arruinar su post luna de miel.
La agarré de su mano y la alejé un poco de todo.
—Me estás asustando, ¿pasó algo malo?
—Se podría decir que sí —enarcó su ceja—. Bueno, sí es malo.
—Ya basta, Elías. Dime de una vez por todas qué mierda está pasando porque…
Como tanto quería saber la interrumpí—: Watch está en la ciudad.
El color desapareció de su rostro mientras permanecía viéndome a los ojos, al parecer quería encontrar algún rastro de mentira en lo que le había dicho.
—Si solo quieres arruinar mi momento, deberías de estar feliz porque lo has logrado.
—No es una broma, Paris.
Tenía miedo de que en cualquier momento su cabeza explotara por la fuerza con que apretaba su mandíbula.
—¿Qué demonios está haciendo aquí?
—¿Tú qué crees?
El entendimiento por fin la golpeó y captó que él no estaba solo por cuestiones de negocios o paseo, solo vino por Elían y para hacernos la vida miserable, aunque parecía que ese era su propósito desde su nacimiento.
—¡¿Qué vamos a hacer?! —Era entendible que estuviera a punto de colapsar—. Neil… Dios mío, Neil va a matarme.
En estos momentos el sentirme culpable no soluciona nada, pero era inevitable cuando la veía caminar desesperada por toda la sala de espera del gimnasio. Llevaba pocos días de casada y ya iba a tener su primera pelea con Neil y todo a causa de mis estúpidas ideas.
—Lo siento. Sé que todo esto te traerá problemas.
—Ya que, lo máximo que puede pasar es que sea la mujer a la que más rápido le hayan pedido el divorcio.
—No seas dramática, Neil no va a dejarte porque está loco por ti.
Sonrió con arrogancia.
—Lo sé, pero eso no quita que estará molesto conmigo por varios días, semanas e inclusos meses.
Lamentaba tener que darle malas noticias cuando solo tenía pocos días de haber llegado a la ciudad.
—Te extrañé mucho —asintió, murmurando que también me había extrañado—. Tengo muchas cosas que contarte.
—¿Cosas buenas o más acerca de Watch?
—Un poco de ambas, ¿tienes libre esta tarde?
—Papá me dio otra semana sin trabajo para disfrutar unos días más con Neil, pero tengo un esposo al que le encanta tener su culo en el hospital.
—Entonces eso quiere decir que estás más que libre para estar con tu mejor amigo.
—Demasiado tiempo para alguien que está recién casada.
Durante el poco tiempo que me quedé en el gimnasio, ella no paró de hablar de lo genial que fue su luna de miel y mientras la escuchaba, sentí cierta envidia que jamás imaginé que sentiría, porque me imaginé la luna de miel que jamás pude tener. Quizás ahora que existe algo entre nosotros podría suceder, no me molestaría.
Aun con la idea de tener una luna de miel me marché lo bastante rápido para llegar a tiempo al trabajo porque, aunque mi jefe fuera mi tío, él no dudaría en reprenderme frente a todos por llegar tarde.
—Llegué —grité después de abrir la puerta de mi apartamento—. ¿Dónde están?
Luego de cerrar la puerta, llevé mi mano al pecho debido a la sorpresa de ver a Dani de pie en mi sala y comiendo una manzana.