E l í a s
¿Cómo podía ayudar a Elizabeth a enfrentar esto cuando ni siquiera yo podía controlar mis propios nervios?
Había llegado la hora.
Elían había conocido a Watch, Paris y Neil ya habían regresado de su luna de miel y Elizabeth ya se había graduado de la escuela; por lo tanto, ya no había más excusas para evitar que llegara este momento.
Mientras que Elían con seguridad se divertía junto a Dani y Cam en nuestro apartamento, Elizabeth y yo estábamos en su antigua casa frente a sus padres y su hermano mayor. Neil y Paris se veían tan felices que empecé a debatir si era el momento correcto para decir toda la verdad, ya que la poca valentía que me caracterizaba empezaba a desaparecer.
Los dedos de Elizabeth se aferraron a los míos con fuerza y sonreí para aligerar la presión, porque era ahora o nunca, ya no podíamos seguir postergando esto.
—No hay otra opción, ¿cierto? —preguntó Elizabeth—. Tengo miedo de la reacción de mis padres.
Abracé su cuerpo queriendo borrar todos sus miedos y preocupaciones, pero lastimosamente solo era capaz de estar a su lado.
—Estoy aquí —murmuré, cerca de su oído—. Todo estará bien.
Mi cuñado o ex cuñado, depende de su reacción después de escucharnos; nos miró desde su asiento en el sofá con Paris envuelta en un abrazo. El miedo que tenía Elizabeth por la reacción de sus padres era el mismo miedo que tenía yo, pero por la reacción de Neil. Por parte de Paris sabía lo sensible que era Neil ante las mentiras, así que no había muchas esperanzas de que su reacción fuera a ser buena.
No había ningún problema que fuera contra mí, mi miedo era por todo lo que le ocasionaría a Paris, ella lo amaba demasiado y sabía que esto sería difícil para ellos.
—¿Qué es lo que tan urgente tenían que decirnos?
Ellos permanecían sentados frente a mí, no sabía si era a causa de los nervios, pero sentía que estaba listo para ser juzgado en cuanto abriera la boca. Esta sensación era espantosa y ni siquiera podía imaginarme cómo se debía estar sintiendo mi pequeña Elizabeth en estos momentos.
Necesitaba ser su apoyo.
—Es algo bastante importante —aclaré mi voz, no era el momento para ser vacilante—. Y es también bastante difícil para nosotros el tener que decirles esto.
Mi suegro fue el primero en sobresaltarse.
—¿Ha pasado algo con mi nieto?
Elizabeth se apresuró a negar.
—Elían está bien, aunque es de él de quien tengo que hablarles, específicamente de su padre.
Cuando todos voltearon a verme sentí mi alma abandonar mi cuerpo. A excepción de Paris, todos me veían con gran curiosidad mezclada con preocupación, ya que a Elizabeth le habían ganado las lágrimas.
—Las cosas pueden parecer absurdas para ustedes —precipitada, trató de explicar—, pero en aquel momento me pareció una buena idea.
Ahora
Ahora
Es ahora…
—Yo no soy el verdadero padre de Elían.
Si alguien dejara caer una aguja, lo más probable es que se escucharía, porque después de decir en voz alta lo que por mucho tiempo hemos tenido miedo a decir, todo quedó en silencio absoluto.
Mi mejor amiga permanecía viendo hacia sus pies, mientras que Neil y su familia estaban tan pálidos que no sería exageración si dijera que podía ver a través de ellos.
Fue Neil quien soltó una risa incómoda.
—Disculpa, Elías. Creo que no escuché bien.
—Lo siento, Neil —logró decir Elizabeth.
—Lo sientes, ¿por qué?
—Por mentirte durante tanto tiempo.
Entonces fue cuando entendió que no había escuchado mal, al contrario, él me escuchó perfectamente y eso había provocado que quedara en total silencio mientras trataba de procesarlo.
Salí de mi ensoñación cuando el padre de Elizabeth me sostuvo de mi camisa, zarandeándome mientras que sus gritos prometían romper mis tímpanos.
—Si tú no eres el padre de Elían, ¡¿Entonces quién es?!
Miré a Elizabeth, este era su turno.
—El padre de mi hijo es Watch —Ella miró a su hermano sabiendo que él sería el más afectado—. Watch Sander.
Muchas veces me imaginé cómo sería este momento, pero la realidad es que este momento no se asemejaba en nada a lo que llegué a imaginar. No había gritos, solo se sentía en el ambiente el desconcierto y la confusión.
Elizabeth empezó a llorar agarrada de mi brazo, mientras que su padre me miraba como si de repente me hubiera salido otra cabeza y mi suegra, bueno, ella permanecía sumida en sus pensamientos sin pronunciar ninguna palabra.
Fue la que me imaginé pegando un grito al cielo; parecía más aterradora en este momento que cuando estaba haciendo un escándalo.
—¿Qué clase de broma es esta?
Neil se levantó de su asiento para acercarse y quedar a pocos pasos de nosotros, más que devastado parecía decepcionado y desorientado.