B e t h
Jugué con el lazo rosa de la caja blanca que reposaba sobre la mesa que compartía con Watch. Él estaba sentado frente a mí en completo silencio, luego de haberle contado todo el drama que hubo con mi familia.
Había sido bastante difícil para todos y siendo sincera, lo único que lamentaba era haber involucrado a Paris en todo esto, cuando ella no había hecho otra cosa que ayudarme. Mi hermano, por otra parte, no me ha dirigido la palabra desde aquel día y no lo juzgaba, entendía su posición ante las mentiras y, por supuesto, el que le haya ocultado esto durante tanto tiempo para él significa una bofetada y peor aún, no me quería imaginar cómo se sintió al saber que su esposa estaba al tanto de todo.
Curiosamente, Watch lucía todo lo contrario a lo que imaginé; parecía avergonzado y distante. Me parecía raro, ya que gracias a su insistencia es que todo resultó de aquella forma.
—¿Qué piensas hacer ahora? —le pregunté.
—Dedicarme a Elían lo más que pueda y luego ver cómo trasladarme de nuevo a la ciudad.
Enmudecí al mismo tiempo que sentía un extraño nerviosismo por saber que estaría de vuelta a la ciudad. Una parte de mí tenía la esperanza de que Watch solo tendría visitas ocasionales y divagaba entre cuáles serían sus maneras para mantenerse en contacto con Elían, pero nunca pasó por mi mente el tenerle viviendo cerca de nosotros.
Solo esperaba tener la fortaleza y tolerancia para poder soportar las situaciones entre Elías y Watch.
—No parece gustarte mi idea.
Suspiré profundamente y detallé la expresión grave de su rostro, no queriendo darle importancia a sus decisiones, porque si él deseaba venir de nuevo a la ciudad, yo no era quién para llevarle la contraria.
Solo estaba ahogándome en un vaso de agua con algo que todavía no había ocurrido.
—Solo quiero que a partir de ahora las cosas empiecen a marchar con normalidad. No quiero más presiones de tu parte, te di lo que querías, ahora por favor seamos maduros y llevemos la fiesta en paz.
—Estoy de acuerdo contigo… —me consternó, cuando su mano tocó la mía sobre la mesa—. Gracias, Beth.
Quité mi mano rápidamente con nerviosismo, aclaré mi garganta y di un sorbo de mi café.
—No sé por qué agradeces.
—Por darme una oportunidad pese a todos los errores que he cometido.
—No es como si hubiera tenido otra opción.
Sonrió de lado.
—Tienes razón —admitió—, pero de igual forma te agradezco todo, incluso estar aquí.
Seguí bebiendo de mi café notando que mantenía sus ojos azules en mi caja.
—¿Alguien de cumpleaños?
—No, solo cinco años de matrimonio —dejé la taza sobre la mesa bajo su mirada sorprendida.
—¿En realidad están juntos?
—Lo estamos y soy feliz.
Sonreí de la manera más sincera, dejando claro que esa era la realidad y no había motivos para ocultarlo. A lo mejor no tenía lo que una chica de mi edad deseaba, pero yo era feliz con lo que tenía. Con mi bebé corriendo a mis brazos llenando mi cara de besos, próximamente a entrar a la universidad y con un hombre que me daba la paz y la valentía para seguir adelante. Podría ser poco, pero para mí significaba tanto que me sentía bendecida por todo el camino que recorrí para llegar a este punto. Cada tropiezo, lágrimas y heridas que ahora solo eran cicatrices, todo valió la pena.
—Tengo que irme, Watch —coloqué mi cartera sobre mi hombro y luego alcancé mi caja—. Nos vemos luego.
Él me detuvo antes de llegar a la puerta.
—Puedo llevarte. Claro, si quieres.
Decliné su oferta amablemente.
—Gracias, puedo tomar un taxi.
Afortunadamente, no insistió y fue un grato alivio porque a pesar de que le permití volver a nuestras vidas, no estaba lista para lidiar con su innecesario intento de ser mi amigo.
Durante el trayecto yendo al trabajo de Elías, decidí una vez más llamar a mi hermano, pero al igual que el resto de mis incesantes llamadas, él no respondió. No recordaba exactamente cuántos días habían pasado desde lo ocurrido y él aún seguía sin querer hablar conmigo, al igual que mis padres. Paris me reconfortaba diciendo que en realidad Neil se había mantenido distante de todos, que era su forma de drenar su molestia y que había que dejarlo tranquilo. Aun así, yo seguía intentando hablar con él.
Lo extrañaba.
Resignada a que Neil no contestaría mis llamadas, llamé a Elías al llegar a su trabajo. Fue bastante extraño no recibir respuesta, ya que él siempre respondía a mis llamadas al instante. Solo quería confirmar que no estuviera ocupado, puesto que todo había ocurrido así, entonces sería una sorpresa.
Muy pocas veces había ido a su lugar de trabajo, así que pensé que sería una buena manera de sorprenderlo.
Bajé del auto después de pagar y me aproximé a la entrada llevándome una gran sorpresa al ver todo tan cambiado. Elías me había dicho de lo bien que le estaba yendo al despacho de arquitectos, pero no me supuse tanto. Antes las paredes estaban descubiertas y ahora estaban llenas de imágenes de algunos proyectos, incluso en algunos podía observar a Elías junto a su tío.