En Tus Brazos

EXTRA 4: EN TU VIDA

 

 

Era el último día en la ciudad de Chicago y luego de aquella noche, hace dos días, no había tenido la oportunidad de volver a verla. Quizás la suerte o la casualidad habían llegado a su fin, pero aun así no perdí la oportunidad y preguntaba por ella, pero Ximena y Miguel simplemente prefirieron quedarse en silencio.

Estaba guardando mi ropa en la maleta, cuando de pronto mi celular sonó, pensé que sería Elían una vez más, pero era mi padre.

—Me alegra muchísimo que hayas aceptado la entrevista —me dijo, después de darme un corto saludo—. El gobernador de Chicago dice tener muchos planes que necesitan de nuestra ayuda, así que por favor, sigue trabajando tan duro como lo has estado haciendo.

—No sé de qué hablas.

—No te hagas el humilde conmigo. Luego de leer el artículo en el periódico me he sentido muy orgulloso de ti por tu dedicación. Ya hablaremos cuando estés aquí. Por cierto, tu madre prepara la cena, así que no faltes.

Tan pronto mi padre cortó la llamada, llamé a mi secretaria.

—Tiene una copia del periódico en su escritorio y como debe de estar ocupado, le envié el artículo publicado en la web del periódico, así podrá echarle un vistazo.

Busqué con rapidez el enlace que me envió mi secretaria y lo leí de inmediato.

Ean Blatz, destacado ingeniero del país, visita nuestra ciudad.

Ese era el título del artículo.

Blatz ha ocupado diferentes puestos de responsabilidad en los que ha demostrado su gran capacidad técnica y directiva, liderando equipos en diversos ámbitos como el de la ingeniería civil…

En aquel extenso texto seguía destacando muchos de mis trabajos y mi trayectoria profesional, incluso algunos de los que ni siquiera recordaba, pero parecía ser que aquel periodista se había encargado de buscar con detalle.

Entre sus colegas y compañeros de trabajo destacaron su aporte al proyecto de transporte y recogida sostenible de aguas pluviales, a pesar de que nunca había liderado un trabajo de este tipo. Aseguraron que pasó horas examinando los estudios, mapas y proyectos anteriores. Estudio a fondo las especificaciones de diseño, los protocolos de seguridad y los requisitos. Ya que, según sus palabras textuales, no solo era importante la obra, sino también los que trabajaban en ella.

Durante la visita a la ciudad no paró de trabajar, se reunía con el equipo sobre el terreno para solicitar su colaboración y consejos a la hora de planificar el proyecto, y se mantuvo en constante contacto con la comunidad local. Visitó las obras durante la construcción para supervisar su progreso y hablaba con los contratistas a diario.

Me alegró que hubiera destacado el trabajo en equipo y no solo mi trabajo. De igual forma, no había nada que alabar de aquello, cuando simplemente era mi deber como ingeniero encargado. 

Estaba por salir del artículo cuando me percate que aún faltaba un último párrafo.

Fue un total placer haber compartido horas con alguien tan destacado y apasionado por su trabajo, y sobre todo, demostrando su sencillez, profesionalismo y preocupación por los que estaban a su cargo. Esperamos tenerlo de vuelta en nuestra ciudad para que pueda seguir supervisando y llevando proyectos al éxito como lo ha sido este.

Busqué el nombre del periodista debajo del artículo y leí el nombre con una sonrisa en mis labios.

Zury Sowyer.

Indiscutiblemente, tenía que volver a verla.

Con la mayor rapidez posible guardé mi ropa en la maleta, importando poco que no estuviera bien doblada. Salí a toda prisa de la habitación, encontrando a mi secretaria en el vestíbulo del hotel.

Saludé dándole los buenos días y corrí de inmediato al taxi que nos esperaba para llevarnos al aeropuerto; ella entró con rapidez y se sentó a mi lado.

—Por favor, llévame al restaurante mexicano que está a dos cuadras del parque más cercano.

—¡¿Qué?! Señor, estamos justo de hora para llegar al aeropuerto.

—Te aseguro que ese avión no es el único que está de servicio en el aeropuerto.

—Pero…

—Necesito ir a un lugar antes, es de suma importancia.

Para mi suerte el tráfico fluyó con rapidez y en minutos estaba frente al restaurante.

—Espérame aquí, no me tomará mucho tiempo.

Le dije a mi secretaria antes de salir del taxi y prácticamente correr hacia el restaurante. 

Ni hablar de la cara de sorpresa de Ximena al verme, pero no tuve mucho tiempo para detallarla cuando busqué por todo el restaurante a la única mujer que tenía ganas de ver.

—Ella no está aquí —Miguel me miró con cierta lástima—. Tiene días sin venir.

—¿Puedo dejarle una razón contigo? —Lo vi dudar, pero al final asintió—. Que... espero volver a verla.

—¿Eso es todo?

—Sí, eso es todo —sonríe hacia Miguel y Ximena—. Fue un placer conocerlos y por favor, ya no le den tanta cerveza. Terminará siendo una alcohólica.



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En el texto hay: romance, amor, embarazo

Editado: 11.04.2024

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