Esposa mía, regresa a mí

5

Al otro día al atardecer, Charles decidió ir a la csa de Madeline a hablar con ella y decirle que se practicara el aborto, dejó su auto estacionado al frente y bajó, tocó la puerta, pero nade salió, Madeline estaba trabajando y Gina había salido al parque con su hijo. Una vecina se percató de que él estaba. —No hay nadie, llegan como en media hora. —Charles miró el reloj. —Está bien gracias, voy a esperar. Madeline aún tardaría más de media hora, entonces decidió ir a un café que estaba cerca de ese lugar, fue al auto y sacó la laptop para trabajar un rato y así aprovechar el tiempo. Madeline regresó a la casa después de un arduo día de trabajo como mesera; estaba cansada y las piernas le dolían. Se quedó en la sala esperando que Gina regresara y se sentó en el sofá, se quitó los zapatos de color negro que llevaba puestos y se miró los pies, los tenia hinchados del cansancio; habia trabajado sin parar todo el dia, pero ella ya estaba acostumbrada y no se quejaba, incluso meses atras trabajó de dia y de noche para pagar un tratamiento médico a su pequeño hermano que al igual que ella, tenía un defecto en el corazon; de dia trabajaba como mesera y de noche como bailarina en un club. Ella y su madre pasaron momentos difíciles debido a la enfermedad del pequeño Carl, sin embargo lograron salir adelante, aunque para reunir ese dinero ella tuvo que bailar en ese club nocturno, no era bailarina exótica, era un show teatral que ella y el grupo de baile presentaban al público, pero la familia de Charles, especialmente su madre, se hicieron cargo de difamarla, y Artur contribuyó en su imagen pareciera peor ante los ojos de Charles, pues se decía que ella además de bailar, era también trabajadora sexual. Fue a la habitación y se cambió de ropa, de pronto alguien llamó a la puerta, Madeline sintió preocupación, creyó que tal vez era Artur nuevamente, ella tenía miedo de que él continuara acechandola. Fue a la sala y se acercó a la puerta, sin abrir preguntó: —¿Quién? —Soy yo, Charles. Madeline algo sorprendida abrió la puerta, sintió algo de alivió porque no era Artur, aunque sabía que la visita de Charles tal vez no sería muy agradable. Él entró a la sala con una expresión seria en su rostro, Madeline cerró la puerta. —¿A qué has venido? —Me dijo Reymond que ayer fuiste a hablar con él en el bufete. —Si. —Charles se mordió el labio inferior y la miró de arriba abajo el sencillo conjunto de algodón que ella tenía puesto, para nada parecido a los atuendos que él mismo se encargó de hacerle usar cuando estaban juntos. —Ya veo que estás muy afanada por librarte de mí. —Tú también debes estar muy afanado, incluso más que yo. —Por supuesto que quiero, ¿Por qué rechazaste los beneficios que Reymond te propuso? ¿De verdad prefieres trabajar como mesera? ¿O vas a volver a bailar en ese club de mala muerte? —Si, prefiero trabajar de mesera. —No te creo, las mujeres como tú hacen lo que sea por obtener dinero, hasta traman cosas. —Tal vez, pero no me importa el tuyo, quizás si vuelva a trabajar en ese club. —Charles sintió rabia. —No creo que prefieras trabajar, lo que deseas es sacar una tajada más grande. —Madeline lo miró con recelo. —No me interesa tener nada tuyo, firmaré ese documento en cuanto Reydmond me lo entregue y todo quedará como si jamás nos hubiéramos conocido. —Eso es lo que más deseo, sin embargo, hay algo más de lo que debemos hablar, es con respecto a ese embarazo y lo que hay que hacer para que de verdad parezca que nada sucedió entre nosotros —Le miró el vientre—. Quiero que mañana mismo abortes a esa criatura. —¡¿Qué?! —No quiero tener ese hijo contigo. Madeline no podía creer que Charles estuviera diciendo esas cosas acerca de su hijo, de inmediato se le escaparon varias lágrimas y con la voz entrecortada le dijo: —¿Cómo puedes decir eso? —Le estaremos haciendo un favor a esa criatura, si ese niño nace sufrirá mucho siendo tu hijo, no eres la mejor madre que un Hamilton podría tener, pero aún estamos a tiempo de solucionarlo. Madeline sintió que su corazón quería desfallecer, tenía los ojos brillantes cubiertos de lágrimas. —¿Cómo puedes hablar así, con tanta frialdad después de tanto que dijiste que ese niño sería tu alegría? —Charles con dureza en su rostro agregó: —Eso lo dije antes, cuando creía que eras buena. Y no hace falta que finjas que te duele ese bebé, está más que claro que solo deseas sacar provecho de ese embarazo, si quieres dinero te lo daré sin necesidad de que ese niño nazca. —¡No quiero tu dinero! —Siendo madre de un bebé Hamilton te daría muchos beneficios y lo sabes, por eso te embarazaste de mí tan rápido, las mujeres que hacen trabajos de prostitución saben cuidarse muy bien, si saliste emrbazada de mi es porque lo planeaste todo muy bien. Madeline no sabía qué palabras la herían más, ya estaba harta de sus humillaciones, todas las cosas que Charles decía se clavaban en su corazón como afilados cuchillos. —No voy a perder a mi bebé, si te avergüenzas de él no te preocupes, no tienes que darle tu apellido. —Ella intentaba contenerse, pero las lágrimas seguían escapando de sus ojos, entonces le dio la espalda. —No seas hipócrita, sé que me vas a exigir, no mientas, no soy tan imbécil como piensas, así que te exijo que te practiques ese maldito aborto mañana mismo. —Ella volteó y le dio una bofetada. —¡Si eres un imbécil! el más imbécil de todos los hombres que conozco, y no voy a abortar a mi hijo sólo para complacer a un patán que se cree la gran cosa por sus millones. —Charles la mató con la mirada y se tocó la mejilla. —¿Cómo te atreves a pegarme? —¡Lárgate de mi casa y jamás vuelvas! Charles la agarró agresivamente del brazo y la jaló, de forma intimidante le dijo: —¿De verdad crees que dejaré que te conviertas en la madre de mi hijo? Vas a abortarlo o te juro que te lo quitaré cuando nazca y no dejaré que tengas derechos sobre él; si piensas que sacarás provecho de ese niño estás muy equivocada. —La soltó bruscamente tirándola a un lado, Madeline sentía dolor e indignación, las palabras de Charles le causaron heridas en el alma, aún le parecía que estaba en una pesadilla, no podía creer que aquel hombre que había sido tan dulce, que la había conquistado con flores y con sonrisas, había resultado ser tan duro y despreciable. Hubo una pausa de varios segundos, solo se podía oír los sollozos de Madeline que intentaba no llorar, pero el llanto le salía de su alma. Ella se quedó parada junto al sofá, Charles caminó hacia la puerta para marcharse, cuando la abrió le dijo: —Mañana vendré a buscarte para llevarte a la clínica, después que hayas abortado te daré una buena suma de dinero. —Le dio la espalda para marcharse, de pronto Madeline le dijo: —¡No es tuyo! —Él volteó a mirar. —No sigas con esto. —¡No eres el padre! —Charles frunció el ceño y se acercó a ella. —¿Entonces quién diablos se supone que lo es? —No necesitas saberlo. —Si necesito saberlo, solo así podré creerte . —No te lo diré. —No te creo nada, solo intentas engañarme, mañana vendré a llevarte a la clínica. Charles salió de la casa, Madeline se tocó el vientre y lloró mientras dijo: —No tiene corazón. Recordó sus palabras: «¿Quién diablos se supone que es el padre?» —Tendré que decirle que es Artur, solo así me dejará en paz. Madeline tomó una desesperada decisión, no era seguro si iba a funcionar, pero las cosas ya estaban bastante difíciles de manejar, Madeline pensó que solo necesitaba tiempo para escapar, para ello debía causar que tanto Charles como Artur la dejaran tranquila. Corrió a la puerta y salió de la casa, se acercó al auto de Charles, él bajó el cristal. —¿Ahora qué quieres Madeline? —¡Te lo diré! ¡Te voy a decir quién es el verdadero padre de mi hijo! Te espero en la sala. Regresó adentro, allí tomó una bocanada de aire, sabía que lo que vendría sería una bomba para Charles, cuando supiera todo acerca de que ella y Artur habían sido novios hasta el día que ella apareció casada con Charles aún si conocerlo, porque fue Artur el que falsificó esos documentos, luego amenazó a Madeline para que se mantuviera callada. Charles regresó y se paró frente a ella mirándola con enojo. —Bien, dime quién es el padre, intenta convencerme de que no soy yo, ojalá y sea cierto, pero lo dudo. —Ella lo miró con tristeza en sus ojos. —¿Por qué te quedas callada? Dime quién es ese hombre, me muero por saberlo. —Es Artur… Artur Hamilton es el padre del hijo que estoy esperando. —Charles pensó que Madeline le estaba tomando el pelo y se rió amargamente. —¿Qué clase de payasada es esta? —No es una payasada, Artur era mi verdadero prometido hasta que aparecí casada contigo. —Charles frunció los labios. —¡Eres aún más mentirosa de lo que pensaba! —¡Es la verdad, Artur es el padre de ese hijo que estoy esperando! —No te creo. —Tengo pruebas de que lo es. —¿Si? Pues me encantaría verlas. —Voy a traértelas. Madeline fue a su habitación mientras que Charles se quedó en la sala lleno de enojo, se metió los dedos de la mano derecha entre el cabello. —No sé ni qué hago aquí, es una mentirosa, ahora pretende ponerme en contra de Artur. ¿Qué pruebas pretende enseñarme? Madeline llegó a la habitación y dijo: "Esto no va a ser favorable para mí, debo huir cuanto antes, no puedo quedarme para que Charles o Artur hagan conmigo lo que les dé la gana, debo proteger a mi bebé." Buscó en el guardarropa un sobre, el cual contenía las fotos originales de donde aparecían ella y Artur, eran fotos muy íntimas de los dos. Era muy extrema la decisión que había tomado de entregarselas a Charles, pero confiaba que con ello lograría alejarlo, así no volvería a acercarse a ella. Respiró hondo, tomó el sobre y salió a la sala, sus ojos y los de Charles se quedaron viendo y fijamente por un par de segundos, él miró el sobre que ella sostenía con ambas manos. —Bien, ¿Qué esperas para entregarme las pruebas que dices que tienes? Madeline se pasó un trago de saliva, no podía imaginar las consecuencias que desataría cuando Charles viera esas fotos, aunque por otra parte le alivia pensar que él sabría la verdad, al menos en parte, porque lo de la farsa del matrimonio debía explicarlo Artur si eso se llegaba a descubrir, mientras tanto ella pretendía desaparecer para siempre. Estiró la mano con el sobre, Charles lo agarró, —¿Qué es esto? —Las pruebas de que Artur es el padre de mi hijo. —Chales había durado de sus palabras, pero ahora Madeline parecía muy firme y convencida de lo que estaba diciendo, él sintió un escalofrío y se dijo por dentro: "¿Será cierto lo que dice? No podría soportarlo" Con algo de miedo a que eso pudiera ser verdad, sacó las fotos que estaban dentro del sobre, eran varias, él solo había visto tres de las que Artur dejó en la mansión, pero Madeline puso en sus manos como quince fotos distintas, chales reconoció de inmediato que eran de las mismas, la única diferencia era que en estas se veía el rostro del hombre que estaba con ella, mientras que en las otras lo habían borrado adrede, le habían mentido cuando dijeron que ese hombre era su primo Dimitri, pero en realidad se trataba de Artur. Él comenzó a mirarlas todas, una tras otra, la consternación de su rostro se hizo evidente. Con cada una de estas comenzó a comprender que Madeline no estaba mintiendo, su respiración se aceleró y su rostro comenzó a sudar. —¡¿Qué es esto?! —Madeline sintió mucha tristeza, a la vez rabia y dolor. —¿Ves la fecha que fueron tomadas? —¡Si! —Dijo arrastrando su voz! —Artur y yo fuimos novios y estuvimos comprometidos hasta que aparecí casada contigo, por eso siempre quise anular ese matrimonio, ¡Artur era mi prometido! —Charles estaba en negación. —¡Pero Artur no me dijo nada! —Esas fotos son la prueba de que no miento, Artur es el padre del hijo que estoy esperando, tú no tienes ningún derecho de exigirme que lo aborte. Quise ahorrarte el mal rato, pero no me diste alternativa —Madeline se acercó a la puerta y la abrió—. Ahora que lo sabes todo, lárgate de mi casa y déjame en paz. Charles se quedó callado y tragó saliva, aún no había asimilado lo de las fotos, las devolvió al sobre y se dirigió a la salida, se llevó el sobre, necesitaba tener esas fotos consigo y salió de la casa, Madeline cerró la puerta y recostó su espalda sobre esta, suspiró con preocupación, ya Charles sabía parte del pasado amoroso que ella tuvo con su primo, ahora faltaba la reacción de ese hombre cuando Charles le dijera que ya sabía la verdad; Madeline no podía evitar sentir miedo de lo que Arturo pudiera hacer. "Debo desaparecer. "




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.