Felizmente Casados [01]

Capítulo -04

Azul

Transcurrieron dos horas de plática por la carretera, para cuándo llegaron y subieron al hermoso yate ya eran las diez de la noche. Estaban en una hermosa playa muy conocida en Italia, la cual era hermosa. Azul solo la había visitado una sola vez, pero nunca había venido a una fiesta en yate en esa playa. Así que le había gustado la invitación.

Magnús conocía a mucha gente en el sitio, desde que llegó comenzó a presentarle a Azul a varios de sus conocidos, por supuesto como amigos. El lugar era elegantísimo y la música movida y agradable ambientaba el lugar. En la parte de la cubierta estaba llena de personas, los cuales bebían y disfrutaban del agradable paseo. Era una fiesta privada, así que únicamente los más allegados a los dueños eran los invitados.

En las orillas había sofás cómodos y en medio una piscina grande tipo jacuzzi y una barra de alcohol en dónde estaba el barman sirviendo las bebidas y el exquisito servicio de catering quien ofrecía la rica comida.

Magnús y ella tomaron asiento sobre uno de los sofás del sitio. Se podía ver a la perfección el mar oscuro y la hermosa luna brillando sobre el agua. La verdad, una magnífica vista de admirar.

—¿Quieres algo para beber? —le preguntó Magnús mirándola.

—Una soda estaría bien —refirió Azul.

Magnús asintió y haciendo un ademán en dirección a uno de los camareros de la fiesta, le indicó que se acercara.

—Buenas noches, señores —saludó el hombre, el cual se acercó.

—Buenas noches —lo saludó Magnús con amabilidad—. Por favor una soda para la señorita. Quiero una botella de Champagne y la mejor comida que tengas.

—Sí, señor —asintió el camarero y después se giró para retirarse.

Esta vez ambos volvieron a mirarse y Magnús no tardó en hablar.

—Tengo la noche entera para escucharte hablar sobre ti, Azul Casanova —refirió Magnús mirándola fijamente y con mucha atención.

Azul se acomodó sobre el cómodo asiento, manteniendo sus ojos sobre Magnús.

—Bueno, qué puedo decirte… Magnús —Azul le sonrió—. Soy una mujer llena de sorpresas. De esas que te dejarían con la boca abierta.

—Entonces me vas a asesinar, mujer —refirió Magnús—. De por sí me tienes con la boca abierta, que será cuando realmente vea lo que contienes.

Para Azul fue imposible no estallar en una carcajada suave.

—Solo puedo decir que estoy abierta a conocer a cualquier persona —comenzó a decir Azul—. Y que no muchos me soportan. Pero aquí, en dónde me ves; soy una mujer que sabe lo que quiere y siempre obtiene lo que desea. Solo puedo decir eso, ya lo demás depende de si tú mereces conocerme.

Magnús, quien se encontraba vertiendo champán en la copa, elevó la mirada y observó a Azul.

—Entonces qué bueno que llegué yo —Magnús le entregó la copa a Azul.

Azul volvió a reír.

—Tan sincero para hablar… —comentó Azul mirando a Magnús y agarrando la copa.

Magnús sin dejar de mirarla, tomó un trago de su copa y luego habló.

—¿Te incomoda?

—Me gusta —refirió ella con una sonrisa coqueta y después llevó la copa a sus labios para beber un trago.

—Entonces lo estoy haciendo bien —espetó él.

Azul sólo sonrió.

—¿Y tienes muchos bienes aquí en Milán? Ya que me dices que en realidad vives en Liverpool Inglaterra.

—Sí. Míos y también de mi padre. Aunque el Casino es mío, es uno de mis nuevos proyectos —informó Magnús.

—Excelente —comentó Azul—. Me gustaría felicitarte. La verdad no soy de ir a esos lugares, aun así sé sobre sus juegos, pero déjame decirte que tu Casino es uno de los mejores que he visitado. Aunque solo estuve un rato, ya que el dueño me secuestró —argumentó con diversión en su voz y una diminuta sonrisa.

—Gracias, y también por dejarte secuestrar —refirió con una sonrisa y prosiguió—. La verdad es el segundo de la misma cadena. Tengo cinco distribuidos en diferentes partes de Italia.

Azul asintió lentamente.

—Vaya… Eso está bien.

—Me gusta invertir —informó Magnús—. Y siempre estoy haciéndolo.

—Eso está muy bien. Es una de las mejores estrategias que hay en el mercado de los negocios —refirió Azul—. Mientras más activos, mucho mejor.

—Tú sí que entiendes de esto —comentó—. Una mujer con mente de empresaria…—refirió algo pensativo—, algo muy difícil de encontrar.

—Te lo dije —refirió Azul, la cual esta vez agarró una fresa que iba bañada de chocolate, después miró a Magnús con una sonrisita picara—, estoy llena de sorpresas —respondió Azul mirándolo y después llevó hasta su boca y mordió con suavidad la fresa que sostenía entre sus manos.

Magnús torció sus labios con una media sonrisa. Pero solo tomó de su copa sin quitarle la mirada de encima.

—Pero dime ¿Por qué no estás con alguien? Por tu apariencia y manera de tratar puedo notar que podrías tener a quien quieras.

Magnús miró en dirección al mar algo pensativo.

—Bueno, no soy un santo. Tengo muchas mujeres a mi alrededor. Pero, ¿recuerdas lo que te dije? No salgo con cualquier mujer —informa y hace una pausa—. Es lo que puedo decir…. No me gusta ser el tipo de hombre que anda con diferentes mujeres a la vez. Soy muy reservado por esa parte.

Azul asintió una sola vez y observándolo.

—Eso está bien, Magnús. —refirió—. Me parece bien esa manera de pensar de un hombre como tú —Azul sonrió—. Y sobre lo de ser un santo, tienes razón. Ningún hombre lo es.

Magnús curvó sus labios y la miró.

—Antes que me compares con los demás, “hombres” como lo hacen las demás mujeres. Quiero aclarar algo —refiere—. No soy una buena paloma y no ando haciendo promesas —hace una pausa—. Así que escucha esto.

Azul se acomodó sobre su asiento y no apartó su vista de él.

—Soy todo oídos, Magnús —espetó y tomó un largo trago de su copa para después dejarla sobre la mesa donde se encontraba la comida.

—Cuando una mujer me interesa, no me quedo de brazos cruzados. Lo que siempre hago es buscar la manera de conocerla. Creo que eso es muy importante —comunica—. Pero cuando tengo una relación valoro esa situación. Y no soy el tipo de hombres que va a ser desleal. Porque si quiero estar contigo es únicamente contigo. De lo contrario, no me hubiese molestado en intentar conocerte —traga con suavidad—. Soy un hombre que sabe lo que quiere y cuando lo tiene, lo valora. Cuando me centro en una mujer solo estaré disponible para ella, no para otras. Y mientras esté conmigo la trataré mejor a una reina. Siempre y cuando ella también sea solo para mí. Eso hace un hombre de verdad y con valores, Azul Casanova.




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