Fruto del destino

Capítulo 15: Inesperado

Olivia

Sentía como mi vida había dado un cambio. Ya no era la Olivia que se encerraba en su cuarto mientras lloraba y se dedicaba a leer libros y dejaba pasar las horas sin más. Esta ciudad me ha enseñado a ser fuerte y a luchar por lo que quiero, y que no es fácil expresar tus sentimientos pero que con la persona indicada todo fluye. Connor me había enseñado el significado de la palabra amor. No era un amor cualquiera, lo que nosotros teníamos no era nada fácil de entender, ni siquiera nosotros mismos sabíamos lo que sentíamos, pero teníamos una cosa clara, que el amor hacia el otro era real.

Hemos pasado mucho por estar en donde estamos y no quiere decir que sea lo último, la vida está llena de baches que hay que superar de la mejor manera posible. La vida es como un camino constante llenos de baches por superar.

Yo seguía sin saber lo que le había ocurrido a Connor, pero aun así sabía que era algo difícil y que le costaría contar. Así que presionarle no era la manera indicada.

Porque los dos nos conocimos en nuestro peor momento para construir desde cero nuestro corazón roto. Un corazón completamente destruido.

Y si me paro a pensar, no somos tan diferentes de lo que yo creía, porque hemos construido nuestro propio mundo en el que vivimos felices a nuestra manera. Realmente los dos tenemos un corazón oscuro que al contacto con el otro se llena de luz. Éramos como el ying y el yang.

La misma luz que reflejaba en su cara en la mañana al despertar, esa luz que me gustaba tanto de la forma en la que me miraba. Porque simplemente éramos él y yo contra la vida y los obstáculos.

Mis ojos se abrieron en un instante y estaba en esos brazos que me cuidaron de tanto de una manera tan especial...Mi mirada se fue directa hasta su rostro y noté como seguía dormido plácidamente, su rostro angelical se adornó de luz con un reflejo que entró por la ventana. Mi cabeza descendió de nuevo hasta su pecho para disfrutar más de él, de su calor, de la tranquilidad que me transmitía. Mi mano se posó en su torso para hacer leves caricias sobre él, me encantaba poder sentir mi mano recorriendo su cuerpo.

—Buenos días pequeña— murmuró mientras me acariciaba el pelo.

Al escucharlo levanté mi cabeza hasta él—Buenos días ojos verdes.

Él se acercó hasta mí y me dio un beso cálido en la frente dejando una sonrisa en mi rostro casi inexplicable.

Él hacía que mis despertares fuesen mágicos y únicos. La palabra cariño nos definía.

Esbocé una sonrisa de nuevo y no quería levantarme de la cama en ese momento, pero debía hacerlo, teníamos que ir al instituto y si no nos dábamos prisa llegaríamos tarde.

—Debemos levantarnos ya. Llegaremos tarde—dije con tristeza de no querer separarme de sus brazos.

—Cinco minutos más…—pidió mientras me abrazaba aún más fuerte para no soltarme.

—Connor—le llamé—Debemos levantarnos.

Él asintió con disgusto y nos levantamos.

Yo escogí mi atuendo. Connor no traía nada así que debía ir con la misma ropa, rápidamente fui al baño a por la colonia y el desodorante de mi padre para dárselo. Me encantaba el olor de esa colonia, Connor la agarró y se echó por todo el cuello y descendió suave y lentamente un poco por su torso. Se veía tan bien... que me quedé embobada mientras le observaba.

—Ten— dijo Connor dándome la colonia y haciendo que volviera en mí.

Agarré todo lo necesario para ir a clases y antes de salir caí.

¿Cómo saldría de ahí Connor para que mi madre no lo notase?

Salí de la habitación para escuchar por las escaleras y averiguar en dónde estaba, escuché ruidos en la cocina y volví de nuevo a mi cuarto, era imposible salir de ahí sin que lo pillaran. Para salir por la puerta había que atravesar la cocina.

—Tenemos un problema— dije.

—¿Qué ocurre?

—No hemos pensado la manera para que salgas de aquí sin que te vean.

Hubo un silencio en el que me limité a pensar, mi vista viajó hasta el rayo de luz que había en mi cama y mis ojos observaron la ventana, ¿sería buena idea?

—Se que me matarás...

—¿Qué has pensado? Me da miedo, después de lo del armario ...— dijo Connor interrumpiéndome. Mi vista volvió a viajar hasta la ventana haciendo que Connor se girara hacia ella—No...de ninguna manera yo...

—¿Se te ocurre otra cosa? — dije interrumpiéndole.

Él negó con la cabeza y posó sus dedos en la frente–Lo haré, pero con una condición.

—¿Cuál? — pregunté.

—Que saltes tú conmigo.

—¡¿Qué?! Yo sí puedo salir por la puerta sin que mi madre nos mate.

—Entonces deberé saludar a tu madre y decirle lo bien que hemos dormido juntos...

<<Joder, chantaje emocional>>

Connor avanzó hasta la puerta y cuando puso la mano en el pomo yo le paré—Está bien...pero, ¿quieres que me maté al saltar?

—Tranquila, estando conmigo eso no pasará. Yo te agarraré antes de que consigas tocar el suelo. Y yo sí que cumplo mis promesas.

Yo dudé. No tenía por qué hacerlo, podría salir perfectamente por la puerta, pero prefería matarme de una caída que a que mi madre me matase por meter a alguien en mi cuarto sin que ella lo sepa.

Así que sin pensarlo más asentí.

¿Y si me moría? No estaba preparada para morir, ni siquiera había viajado al caribe... Definitivamente era una persona un poco dramática, pero, ¿qué sería la vida sin un poco de drama?

Connor se atrevió a abrir la ventana y yo me posicioné detrás suya. Él saltó al pequeño tejado que conectaba con la ventana y se apoyó en un árbol que había en la izquierda para descender y no caer con todo el impacto, de la manera en la que había ejecutado todos los movimientos hizo parecer que era muy fácil.

Yo salté al tejado hasta llegar al borde de él, Connor estaba en el suelo y le tiré las mochilas. Me quedé unos segundos mirando hacia el suelo. Definitivamente tenía miedo a las alturas y no me había dado cuenta. De repente comencé a sentirme mal, noté un pinchazo en mi corazón y comencé a ver el suelo nublado.




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