Capítulo 28: La nota

Connor

—¿Cómo estás Connor? Te veo últimamente un poco decaído—dijo Hugo sentado en la silla de mi habitación.

—Estoy bien—dije cabizbajo leyendo un libro.

—¿Y el equipo? ¿Por qué faltas a los entrenamientos?

—Simplemente no tengo tiempo—añadí.

—¿Vas a venir a la fiesta de la cabaña el martes?

—¿Una fiesta en la cabaña? No lo sé, necesito pensarlo, últimamente no tengo ganas de fiesta.

—Connor estás muy raro, ¿seguro que estás bien?

Yo cerré el libro y me quedé mirando la ventana, realmente no estaba bien pero no quería admitírselo a Hugo.

—Está bien iré—dije para que dejase de preguntarme.

—Necesito saber qué le pasa a mi mejor amigo. ¿Qué te ha pasado en los nudillos?

—No es nada...—suspiré y me tumbé bocarriba en la cama mirando hacia el techo—Una mala racha, como siempre.

—¿Por Olivia?

Olivia...

—No lo sé, es algo complicado, nunca lo entenderías.

1 hora antes...

Fui al gimnasio de la ciudad para boxear, necesitaba descargar toda mi ira. No llevaba guantes y simplemente empecé a golpear el saco hasta que mis nudillos quedaron adoloridos, estaban completamente heridos.

En vez del saco imaginaba a mi padre delante de mí mientras cerraba mis ojos y lo golpeaba.

Le odiaba.

Olivia

Hablé con todos los del lugar, di las gracias por todo lo que estaban haciendo por mí y necesitaba salir a despejarme un rato a fuera, tomar un poco de aire fresco y alejarme de la multitud de las personas porque tanto tiempo comenzaba a agobiarme, así que me salí a la parte de afuera, al bosque concretamente.

Crucé mis brazos por debajo de mi pecho y comencé a andar por el bosque yo sola mientras miraba hacia abajo intentando no tropezar con ninguna rama porque yo suelo ser muy torpe.

Estaba sola, completamente sola, había andado un poco por el bosque que ya apenas escuchaba la música de la cabaña, esa era una sensación que me encantaba, el aire fresco llegó hasta mí e hizo que se me erizara la piel.

En aquel momento ante la soledad y el silencio pude escuchar el crujido de una rama detrás de mí, yo tenía mis ojos cerrados apuntando hacia el cielo mientras estaba sentada en la hierba y cuando me giré le vi.

—Hola.

—Hola—contesté.

—Felicidades Olivia—se atrevió a decir.

—Gracias—le sonreí.

—¿Qué tal te van las cosas? —preguntó mientras se acercaba a mí y yo me tensaba a su vez.

Yo encogí los hombros—Todo lo bien que pueden ir supongo.

—Me alegro—sonrió mientras se sentaba a mi lado—Y.… ¿ese chico con el que hablabas? —preguntó.

—Nick, un actor—respondí borde—Me voy a ir a Los Ángeles Connor.

—¿Por cuánto tiempo?

—Solo iba a ser por una semana, pero... puede que sea mucho más tiempo—agaché la cabeza—un año—dije.

Su mirada deambuló hasta sus manos posicionadas en sus rodillas, me di cuenta que tenía los nudillos morados y tenía heridas, pero no le di importancia porque no parecían nada graves.

Suspiró—Necesito hablar contigo Olivia.

Yo me quedé impresionada al ver que quería hablar conmigo, mis ojos estaban puestos en él y en ese momento supe que no lo había superado, o al menos no del todo, pensaba que lo había hecho, pero al tenerlo a mi lado hizo que mis sentimientos salieran de nuevo.

Algo muy al fondo de mí aún tiene la esperanza de que todo vuelva a ser como antes.

—Te dije que no quería que me hablases, ¿no te quedó claro la última vez?

—Lo sé pequeña, pero...

—¿Pequeña? ¿Te atreves a decirme pequeña después de todo? Estás muy equivocado conmigo Connor.

Se quedó callado, no supo qué responder ante eso.

—Ya veo que el silencio y lo de no responderme sigues sin cambiarlo—solté.

—Así es imposible que te pueda explicar algo que seguramente necesites saber—intentó levantarse.

—Connor—le paré—Quédate—lo miré—Quiero saber qué quieres contarme, lo siento a veces soy demasiado impulsiva—me disculpé.

—Sigues siendo la de siempre—sonrió.

—Bueno, al menos intento eso—le miré y sentí un cosquilleo, pero me era imposible no sentirlo teniéndolo tan cerca después de tanto tiempo—¿Sabes? Mi mundo se hizo añicos, lo destrozaste, aunque no fuese queriendo, pero lo hiciste, te fuiste.

—Olivia—me miró mientras se sentaba a mi lado—Lo siento, lo siento mucho...no sabes lo arrepentido que estoy por todo, no quería hacerte daño, nunca quise, sé que pude hacer las cosas de otro modo, pero sigue siendo un tema delicado, Olivia yo todavía...—Becca interrumpió.

—Olivia, debes venir.

Yo lo miré—Lo siento Connor, tendrás que contármelo en otro momento—me disculpé y me levanté.

Andé por el bosque con Becca, si hubiese estado allí un segundo más me hubiese derrumbado, todavía había dolor en mí, pero no solo eso, me di cuenta que todavía tenía sentimientos hacia él.

—¿Qué hacías con Connor? —preguntó.

—Me estaba felicitando—sonreí—¿Qué ocurre? ¿Por qué me has llamado?

—Debes ver esto.

Llegamos a la cabaña y estaban Hugo, Adrien y Trent disfrazados de romanos mientras cantaban y bailaban canciones, definitivamente ellos eran el alma de la fiesta.

Hugo me invitó a bailar con ellos y yo acepté, mientras bailaba al ritmo de la música pude ver a Connor entrar por la puerta, mi mirada quedó puesta en él por un instante y esto hizo que sin quererlo una sonrisa se formase en mí, él me vio y me sonrió de seguida.

Yo seguía bailando, me lo estaba pasando muy bien y vi desde la distancia como agarraba el móvil y discutía con alguien, rápidamente y muy enfadado se fue de la fiesta, pero dejó una nota, yo nada más irse me acerqué hasta lo que dejó y comencé a leerlo.

Pequeña...sé que ya no quieres que te llame así pero quiero decirte que hice lo que hice por una razón, quería que volases alto, tan alto como un pájaro puede hacerlo, tienes el coraje suficiente y las alas necesarias para hacerlo, yo simplemente soy una huracanada de viento que te impide hacerlo, por eso lo hice, solo quiero que seas feliz y espero que lo hagas, no te dejes llevar, piensa en ti, todo lo que hice fue por una razón y hazme caso que ha sido la decisión más dura que he tomado en toda mi vida, créeme que me dolía el alma verte así, así de rota y todo por mi culpa, pero si no lo hacía me sentía un egoísta por no dejarte volar como deberías.