Fruto del destino

Extra II: capítulo 17 (+18)

Connor

Su piel se erizaba al contacto de mi mano rozando su cuerpo suave y lentamente, quería sentirla por completo. Llevaba esperando este momento demasiado tiempo...

Ella posó sus piernas a los lados de mi cadera poniendo todo su peso, estaba encima de mí mientras no podía parar de besar sus labios que son tan carnosos y suaves que son inevitablemente adictivos.

Notaba como jadeaba casi en silencio en un tono muy bajo, casi imperceptible. Escuchaba su respiración entrecortada entre beso y beso. Esto hacía que mis ganas aumentasen más con cada respiración, con cada latido que escuchaba.

Mi mano se posó en su trasero para agarrarla mejor, inevitablemente y sin pensarlo su espalda chocó contra la pared de mi habitación sonando levemente un golpe al contacto con su cuerpo en la pared blanca de mi habitación.

Olivia agarró mi rostro permitiéndome mirar sus ojos, pero esta vez estaban llenos de lujuria.

Intenté recuperar el aliento porque ella había acaparado todo mi oxígeno.

—Maldita sea el día en el que me fijé en ti, eres una puta droga—susurré entre dientes y respiré hondo mientras miraba directamente hacia sus labios y ella acariciaba mi mandíbula casi tocando el lateral de mi cuello.

Volví a besar sus labios pero esta vez profundizando en ellos, sintiendo cada roce y cada sensación multiplicada por cien.

Esta chica me volvía completamente loco.

Agarró mi pelo apretando un poco y yo me di la vuelta hasta llevarla directamente a la cama.

La tumbé sobre ella bruscamente y me posicioné justo encima.

<<Se veía tan inocente...aunque sabía que ese cuerpo tan diminuto escondía al mismísimo diablo>>

Bajé lentamente hasta su rostro para comenzar besando su boca mientras mi mano estaba apoyada en su nuca y descendía poco a poco hasta llegar a su pecho. La levanté levemente y busqué el filo verde del vestido que traía puesto para poder arrancárselo de un simple movimiento. Estaba un poco mojado y al ser ceñido permitía ver por las transparencias absolutamente todo, cada rincón de su cuerpo, dejar a la vista todo por completo, por que dios... era una jodida maravilla. Estaba bendecido en aquel momento con solo tenerla justo debajo de mí.

Me quedé observándola, me había quedado boquiabierto porque estaba literalmente hecha para mí. Como si cada centímetro estuviese esperando a ser rozado por mis dedos, a ser lamido por mi boca mientras su piel se ponía de gallina y todos sus músculos se tensaban al unísono de nuestra piel con piel.

Su cuerpo aún seguía húmedo, el vestido había dejado su piel levemente mojada, haciendo que mi boca quedase sin habla, ver cada gota caer de su pelo recorriendo su piel, descendiendo por ella, por cada rincón por el que mis dedos deseaban pasar...

Ella se abalanzó hacia mí robándome un beso mientras su mano se pasaba por mi torso que se encontraba totalmente desnudo.

Profundicé en cada beso como si fuese el último beso que daría en toda mi vida.

Olivia bajó su mano suavemente desde mi torso hasta encontrarse con mis pantalones.

Antes de darle aquel privilegio mi boca descendió suavemente desde su cuello hasta su ombligo, pasando por su escote y haciendo un camino enloquecedor en el que notaba como agarraba mi cabeza para que no parase, para que no me detuviese en ningún momento.

Levanté mi mirada para poder ver su cara llena de deseo, sin dejar de lamer despacio cada centímetro, sin dejar absolutamente ningún espacio sin rozar. Me paré en su torso y comencé a subir de nuevo, pero esta vez de manera brusca buscando la humedad de sus labios.

Agarré fuertemente su nuca atrayéndola hacia mí. Haciendo que un leve suspiro saliese de su boca que me encendía aún más.

Los besos cada vez eran más intensos y más profundos, acerqué mi cuerpo aún más contra el suyo, para ponerme justo arriba y seguir besándola sintiendo el roce de mi cuerpo con el suyo.

Notaba su desesperación de deseo y lujuria, besé su mejilla, tratando de disuadir mi contención porque esta chica iba a acabar conmigo por completo.

Ya lo había hecho por que mi mecha estaba apunto de explotar y que todo en mí se desatase.

Entonces agarré sus brazos por encima de su cabeza para tenerla completamente inmóvil bajo mi cuerpo, quería que deseara este momento, que su desesperación llegase a un límite en el que explotase, que lo deseara y que me lo pidiese a suplicas.

Ella respondió con una sonrisa traviesa y me dirigí de nuevo hasta su cuello, mis labios poco a poco se movían en dirección hasta su oreja, la besé, la lamí y la mordí de manera suave y muy lentamente. Quería provocar una reacción en ella.

Noté como sus piernas se tensaban al roce y quité una de mis manos del agarre para pasarla por su mejilla, esto hizo que cerrase sus ojos y soltase una bocanada de aire.

—Connor...—gimió mi nombre. Joder, esto era como escuchar a los mismísimos ángeles, aunque yo la estaba llevando directamente al infierno.

—¿Quieres que siga?—me quedé a escasos centímetros de su boca.

Ella asintió—¿Me deseas?—soltó mientras suspiraba y mantenía sus ojos cerrados. Yo hacía leves caricias por su abdomen que bajaban poco a poco.

—Nunca he deseado tanto este momento—murmuré—me vuelves completamente loco.

Entonces me levanté para verla por completo, estaba desnuda ante mis ojos y la tensión que había en el ambiente ya no podía aguantarse mucho más tiempo.

Comencé bajando mis pantalones y volví a posicionarme justo encima.

Antes de que todo ocurriese agarré su mandíbula ejerciendo un poco de presión para que me mirase.

—Ahora lamentarás el haber estado poniéndome celoso con Hugo—susurré entre dientes—te lo haré tan fuerte que se te quitarán las ganas de volverlo a hacer—acaricié su rostro mientras le murmuraba cerca de sus labios, dejando un leve espacio en el que deseara que por fin se encontrasen de nuevo.




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