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Somos estrellas, y como ellas, brillamos con nuestro máximo esplendor para un día apagarnos y que jamás quede eco de que un día iluminamos el cielo.
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NADIA
Inmediatamente le seguí hasta una habitación donde allí empezó a examinar a el paciente. Mientras tanto yo observaba y de vez en cuando obedecía las órdenes que el me daba para ayudarle. Mi día se basó en ir a cada habitación y hacer el mismo procedimiento que el anterior.
Dejé mis pensamientos a un lado en el momento que Mikial me nombró.
— Podrías ir a la habitación 211 y traerme más sueros. Esta en la segunda planta.
Eso no era una petición más bien sonaba a una orden.
— Sí , por supuesto. No tardaré.— y con una sonrisa falsa asentí.
Me fui de esa habitación, hacia mi destino correspondido. Mi primer día con él y era absolutamente un fastidio. Definitivamente no lo soportaba.
Caminaba por los pasillos de aquel enorme hospital, la gente me saludaba y algunas otras me miraban raro, era normal ver a una chica con cara de no saber dónde demonios estaban las cosas por ende me las tuve que apañar como pude.
Fui hacia el ascensor por no tener que bajar las escaleras pero al estar justo enfrente vi que había una nota que decía que estaba estropeado. Ya en el segundo piso me encaminé a la puerta 211 y al abrir pude observar que se encontraba oscuro, apenas entraba luz por la ventana de la habitación. Escuché un ruido. Me acerqué sigilosamente con las manos palpando cada cosa que se hallaba dentro de la habitación para buscar el interruptor de la luz .
—Ahhhh!!— grité en cuanto toque a una persona, sentí que mi corazón bombeaba más rápido de lo normal.
Me saqué mi móvil del bolsillo del pantalón e ilumine hacia aquel mismo lugar, retrocedí en el momento que veo a un chico tumbado con los ojos cerrados.
Dios mío!! Será un muerto?
Era muy guapo, no podía despegar mi vista de su rostro, se le veía profundamente dormido me incitaba a querer aproximarme más y coger una de sus manos y acariciarla. No me percaté de cuanto tiempo estuve allí observándolo pero sentía una corriente eléctrica cada vez que le agarraba su mano para acariciarla.
Alguien abrió la puerta sorprendiéndome.
—Que acaso te perdiste por el camino o qué. Te mandé a por un recado no a estar dando vueltas y entrando en las habitaciones de los pacientes.
Ogro. Un ogro odioso.
—¿Por qué le tenéis alejado del resto? Esta habitación está muy oscura apenas y cuando entré casi tropiezo.
—Esta en coma. Su familia dejo de venir hace muchos años, supongo que se rindieron. Creo que sí no me equivoco de paciente escuché a los doctores decir que lo máximo que le darían sería un año, si en un año sigue sin despertar definitivamente tomarían medidas y no de las que acaban en final feliz.
Se me encogió el corazón. No lo conocía y sentía a la vez que sí.
— Cuántos años lleva en coma?— quise interesarme un poco más sobre aquél chico que parecía ser de mí misma edad.
— Hace cinco años. Recuerdo el día que lo trajeron sus padres pagaron mucho dinero para que su hijo despertará. Llegó al hospital con heridas graves al parecer un accidente de moto que acabó terminando en coma.
Me giro para mirar a el chico del cual el nombre desconozco y siento una lágrima caer y resbalarse por mi mejilla.
— Será mejor que nos vayamos Nadia.
Asiento con la cabeza. Me acerco al chico y le susurró "Voy a cuidar de ti". Me alejo de la camilla y antes de cerrar la puerta escucho un pitido de una máquina. Mikial se da cuenta y corre hacia él. Revisa que todo este bien, me mira, le miro.
— ¿Qué le hiciste? Dió un movimiento y por eso la máquina sonó. — dijo asombrado.
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Os tengo que decir que también me podeis seguir en mi otra aplicación de lectura de WATTPAD .
albamolinaa10
Realmente me gustaría saber si seguir escribiendo o no. Siento que parece que nadie lea mis historias. Me gustaría que dierais un voto eso me daría un incentivo de seguir con esta historia y las demás.
Y sin más aquí os dejo un capítulo nuevo .
Nos vemos pronto.