Inquebrantable

3. ¡Sal de ahí!

-Por tu culpa vamos a llegar tarde - llevaba resondrándome desde que me despertó cuarenta minutos después de la hora acordada - ¿Cómo te pudiste quedar dormida? -

-Céntrate en conducir que en cualquier momento nos vas a matar - Killian frenó en seco cuando el semáforo se puso en luz roja - No sé cómo obtuviste tu licencia de conducir - me miró con recelo y yo lo fulminé con la mirada.

En parte tenía razón, me había quedado dormida en el suelo luego de que casi me diera un infarto , pero él también había cometido el error de no despertarme a tiempo. Cuando abrió la puerta de golpe me sobresalté y arrugué la frente.

-¿Sabes qué hora es? ¡Y aún no te has cambiado! - su voz me hizo eco en la cabeza y vi con cansancio el reloj. 7:40pm. Abrí los ojos de golpe y no me importó lo que comenzó a decir, agarré una toalla y me metí al baño, abrí la ducha, prendí la terma y me bañé en el menor tiempo posible (13 minutos). Salí como un rayo, saqué un polo corto y pegado color negro de mangas largas, un jean a la cintura suelto y mis zapatillas blancas. Me pasé el peine por el cabello aún mojado, me eché un poco de sombra y me hice un delineado pequeño y casual, me eché mi brillo labial, perfume, aretes, anillos y mi cadenita de la suerte. Jalé mi teléfono, audífonos y chicle, me eché un poco de perfume y salí disparada. Killian ya tenía el auto encendido y aparcado justo afuera de la casa, tomé las llaves de la casa y salí, cerré con candado la puerta principal y corrí al auto.

El frenazo de Killian me sacó del recuerdo de hace unos minutos - Llegamos - a pesar que las lunas del auto estaban cerradas escuchábamos el zumbido de la música dentro de la casa, tomé una bocanada de aire y salí del auto, cerré la puerta y caminé junto a mi hermano hasta la puerta de la casa de Maryori, cuando entramos no pude evitar hacer una mueca de asco al sentir alcohol en el aire - Busca a Maverick, yo estaré con mis amigos - iba a protestar diciendo que no me separaría de él pero cuando me di vuelta Killian ya había desaparecido entre la multitud. Lo maldije en mi mente y comencé a moverme entre la gente encontrando rostros conocidos hasta llegar al otro extremo de la sala, me senté en una de las butacas de la barra y moví mis pies en el aire ya que no alcanzaban el suelo, pensé en sacar mis audífonos y escuchar mi propia música pero el sonido de toda la casa era más fuerte. Un vaso fue puesto en la barra justo a mi lado y elevé la mirada - ¿Cuba libre? - Maverick estaba con una sonrisa en el rostro.

-¿Cómo sabías que vine? - le pregunté casi en un grito por la música. Él dio la vuelta a la barra y se paró justo en frente de mí aún manteniendo su sonrisa en el rostro - Vi a tu hermano - me respondió también alzando la voz, luego señaló el vaso - Tiene poco alcohol - negué con la cabeza ante su propuesta - Hoy manejo de regreso - sus cejas se alzaron en un gesto de sorpresa.

-¿Tú papá te dejó manejar su auto? - jaló el vaso que me había dado y yo negué con la cabeza.

-Hoy mamá se quedó en turno noche y papá regresará tarde del trabajo - 

-No conocía a esa Kyria - se llevó el vaso a los labios y le dio un trago largo - Todo fue idea de Killian - aclaré viendo como se relamía los labios y se me subía el calor a las mejillas, asintió y volvió a mirar el vaso - ¿Estás segura que no quieres un poco? Ya sabes... para ¿relajarte? - se encogió los hombros con una sonrisa tímida - Aunque tampoco quiero obligarte a nada - agitó las manos delante de mí. Solté una pequeña risa ante su acción y agarré el vaso de plástico, lo miré unos segundos y le di un sorbo, sintiendo el líquido arder por mi garganta. Nunca me gustó el alcohol, lo tomé una que otras veces, pero nunca lo pasaba, por eso hasta ahora, con diecisiete casi dieciocho años no me he emborrachado -¿Y? ¿Qué tal? -

-Sigue siendo fuerte para mí - no pude evitar sacudir la cabeza al sentir el sabor amargo en mis papilas gustativas.

-Ya te acostumbrarás - la sonrisa no desapareció en ningún momento, pero esta vez fue acompañada por un guiño coqueto que me sacó de mis casillas. 

Los parlantes comenzaron a reproducir "Lovumba" y el corazón se me aceleró cuando Maverick me tomó de la muñeca y me jaló hacia donde estaban bailando todos. Comencé a sudar frío, nunca me había sentido así, y peor con él.

Malditas hormonas.

Tomó mis manos y entrelazó sus dedos con los míos comenzando a guiar mis movimientos de un lado a otro, moviendo sus hombros y a la vez los míos, sacando ligeras risas nerviosas. Coreaba la canción a todo pulmón mientras que yo me concentraba por no hacer el ridículo frente a él, poco a poco sentí que se iba acercando más y más, añadiendo el calor insoportable en mis mejillas. Para cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, él había colocado sus manos en mis caderas moviéndolas ligeramente, y yo inconscientemente puse mis manos en sus esculpidos hombros, sus ojos destellaban de emoción y yo no paraba de verlos; y él lo notó. Su mirada conectó con la mía mientras que no dejaba de cantar la canción, meneó su cabeza mientras se iba acercando más y más. Solo somos tú y yo... Todo indicaba que me estaba cantando la canción, pero no me atrevía a decir nada. pidiendo más y más calor..., solo sonreía con cierto nerviosismo - Sabes, tu sonrisa me transmite buenas vibras - habló en mi oído y su aliento me hizo temblar ligeramente - ¿Estás ebrio? - no giré la cabeza para evitar más contacto visual. Él negó con la cabeza y levantó una de mis manos para darme una vuelta, pero cómo soy estúpida, a medio camino me tropecé con mis propios pies y choqué con alguien que tenía su bebida en la mano - ¡Lo siento! - grité - Fíjate por dónde vas - la voz masculina me retumbó en la cabeza.

-No te atrevas a volver a levantarle la voz - Maverick sonó molesto -Ven, tenemos que secarte - sentí su mano en mi cintura. El contacto piel con piel me estremeció y solté un ligero jadeo. Avancé a paso rápido para evitar que su mano me siguiera tocando - El baño está en el segundo piso - me guió hasta allí y me metí cerrando la puerta con seguro. La música todavía se escuchaba fuerte, pero por lo menos estaba en un lugar SOLA. Vi mi polo en el espejo, se veía húmedo, pero era negro, así que lo disimulaba bastante bien, lo que me preocupaba era el pantalón, tenía gotones de color negro y presentí que así nomás no se limpiarían tan rápido. Busqué en los cajones toallas húmedas pero nunca las encontré así que tuve que mojar papel higiénico, lo pasé repetidas veces por las manchas pero no servía, finalmente me di por vencida y me eché agua a la cara para refrescarme un poco, saqué el seguro y abrí la puerta, Mav me esperaba apoyado en la pared con otro vaso de plástico en su mano, tenía la mandíbula apretada y al parecer no se percató que ya había salido del baño. Me acerqué a paso lento y levantó la mirada de golpe, cuando nuestros ojos se volvieron a encontrar, volvió a sonreír mientras me acercaba otro vaso - Vamos a seguir la fiesta - me hizo un ademán con la cabeza y sujeté el vaso con algo de miedo - Es otro Cuba Libre, no te preocupes - asentí y esta vez di un trago más largo casi acabándome todo, otra vez sentí esa sensación amarga en mi garganta pero pude soportarla - Si me pasa algo tú eres el culpable - bromeé devolviéndole el vaso - Aún no quiero bajar, hay... demasiada gente - 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.