La Bóveda Celeste Está Sonrojada

6. Silencio del Nuevo Universo

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Han pasado ya varias semanas desde que por fin compartimos palabras, pero no entiendo esta extraña sensación de que hacen que sean rebobinadas constantemente, este deseo de hablarle, pero este miedo tan intenso al rechazo me consume, vamos Altair tu puedes, hazlo te lo ruego, hazlo por lo que más quieras, si no rompes este círculo de ansiedad, este pacto con los nervios consumirá tu vida, vamos no es que te guste todavía ¿verdad? No es que en estos nueve años ese sentimiento esté aún en ti, no puedo aceptar que esta casi década fue una de melancolía y distracciones de una bestia que vive en mi corazón, que esperaba el momento indicado para salir, este orgullo de cartón del cual presumía solo de un fondo falso a una alma débil, el ego de ese niño inseguro capaz de declararme.¡ Claro que no ! No son un tipo nada emocional, por favor no.

     - Ya basta pensarlo tan solo me dañará la cabeza - decía yo mientras estaba sentado en mi escritorio  enfrente de mis apuntes.

              Este sol de la tarde que emana un fuerte calor como desierto era  apaciguado por mi cerveza fría como el norte, la cual bebía de golpe como intentando pasar nuevos pensamientos en mi cuerpo, pero lo único además de el sabor del licor es el sabor metálico que deja en mi garganta producto de moderme los labios muy fuerte debido a mi manía, esto confirmaría que por lo menos en mi subconsciente, seguía estando ella habitando mis más profundas fantasías infantiles de un mundo ideal.

               Pensamientos de caos era lo que me demostraba que mi dolor era más profundo que un hoyo, un hoyo donde el muerto era ese pasado y el ataúd  mi cara, sería que el fantasma del pasado se hacía presente por falta de su funeral, ¿y acaso ese día fue la clave para desatar todo este daño? Un sonido de mi celular me interrumpe con una velocidad de rayo, me limpia el rostro y contesto.

        - Hola habla con Altair - Mencione nervioso para que mi voz algo quebrada no me delatara.

     - Hi Mr. Altair, will we start organizing tomorrow for the event? //Hola señor Altair, ¿mañana empezaremos a organizarnos para el evento ?//

        - Si, si Rey me encargo, hablamos después.- Colgué el teléfono lo más rápido que mi resistencia pudo- 

              Logré hablar con Rey en estos tiempos, resulta que es un estudiante extranjero que está aprendiendo nuestro idioma, hace progresos bastante rápido pero le dije que no se sobreesforzara conmigo, logro entender su idioma natal, el  un maestro con las matemáticas, en el tiempo que llevábamos hablando me ha parecido un superdotado.

 

            Mientras mis ideas fluyen, decidí que quizás mi manía de ser kinestesico sirva de algo, logré vestirme con ropa deportiva como una sudadera y shorts cortos y me encaminé rápido a sali de mi casa, tomé mi celular y mis audífonos, coloqué mi reproductor en mi música favorita para estudiar la instrumental, sus sonidos relajantes al compás de mis pasos apresurados por la cera hacían que todo mi cuerpo se relajara por regla de tres , música buena, cuerpo relajado y una buena vista como era la ciudad viendo como la gente pasaba sus días mundanos tranquilos, mi corazón se apaciguaba.

          Eso es, me juré a mi mismo no ser vencido por nadie, ni por mi pasado ni por nada, debo luchar, quiero ser científico, luchar por lo que siempre quise, mi cuerpo y corazón deben estar sincronizados si es que quiero de verdad ser feliz, si la única forma que me queda es hablar con Luna para confirmar mis sentimientos todo estará bien, por suerte mis calificaciones son las más altas de mi curso por lo cual quiero decir que mi mente está concentrada en su verdadero objetivo.

                 Ya estando en ese parque viendo como la naturaleza me acobijaba, logré estar en paz absoluta, como en un modo zen, la melodía se hacía más intensa, mis sonrisas se hacían más desbordantes ya no me importaba todo lo malo que podía existir ahí fuera, logré recuperar mi seguridad, ahora era momento de usar esa arma para fabricar un verdadero plan punto por punto sin fallos.

                    Corrí como si no hubiera un mañana, mi sudor era una demostración de que aún estaba vivo y podía luchar, claro así como decía el señor del bar: " Saber que aún puedes cambiar algo con esfuerzo es un placer, es la demostración de estar vivo y estar vivo es el mejor regalo que hay, porque solo estando vivo y compartiendo esa vida con otros eres feliz ".




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