La Bóveda Celeste Está Sonrojada

12. Amor en el nuevo universo

    Al ingresar a la casa de la madre de Luna y verla a ella me evocó muchas sensaciones, de verdad pensaba que el tiempo ponía todo en su lugar, me sentaba en la mesa de la cocina que ella me ofrecía y me disponía a quitarme los guantes que tenía puestos, la casa de dentro era bastante acogedora, no estaba para nada descuidada, no era comparada a la casa veraniega pero uno no se podía quejar, en unos cuantos minutos vería como la señora servía una taza de café en frente de mi.

    -  Oh Dios mío, Altair bendito los ojos que te miran, como has crecido - Dice la señora alegremente.

    - Ejercicios de estiramiento, me ayudaron a crecer.- Dije yo riendo mientras tomaba la taza de café, soplé un poco el vapor y luego bebí un sorbo.

       - El actualmente estudia Psicología en la universidad - dijo Luna mientras se sentaba y cruzaba sus piernas. 

      - Vaya vaya y como le va al señorito - dice la señora para luego sentarse con nosotros. 

    - Bien soy uno de los edecanes - Dije con orgullo.

      -  Desde siempre ha sido un genio en potencia - dijo Luna mientras bebía su café.

    - Díganme con completa seguridad, porque han decidido venir además que por nostalgia - dijo la señora mientras mordía unas galletas de jenjibre.

    - Vine por mi telescopio para hacer astronomía casera - Dijo Luna    para después terminar su café.

    - Se podría decir que si un poco fuera del ámbito académico nos relajara un poco - dije yo para luego levantarme de la mesa ya finalizado la merienda y me propuse a llevarlo al lavabo.

    Me pongo a lavar los trastes    con alegría, no podía creer en cierta forma que mi autoestima ahora se había elevado y mi confianza es tan densa como una montaña, mi felicidad se escapaba de mi cuerpo como era natural, después de conversar de cosas triviales, me fui al baño a tomar una ducha mientras que Luna desempacaba.

      El agua, un nuevo reflejo que vestía mi piel, me hace recordar al primer día de clase que tuve, ya que  justamente fue como una ducha filosófica donde nuevos vientos hacían girar el molino de mi vida, como dijo Mark twein" La historia no se repite pero a veces rima" asi que no esperaba una copia de mi pasado impresa en mi futuro si no mas bien una linda poesía que versos de amor que a pesar que no me dejaran saber mi futuro me permitirán influir en el.

        Después de ese renacimiento casi metafísico y estando en una concentración solo igual por un buda escucho como la puerta de el baño se abría el susto me hizo tomar la toalla pero no me había fijado, no la había traído, al salir de la reguedera aunque solo mi cabeza mi a Luna pálida mirando por el cristal, a pesar de que estaba borroso eso no descarta el hecho de que efectivamente estaba desnudo asi que esta como si se tratara de una guerra de trincheras me lanza la toalla en la cara como granada y sale corriendo de la habitación como yendo a su refugio, se escuchaba como un cuarto se cerraba con fuerza y una voz de la madre preguntando si es que Luna estaba bien.

 

  Llegando a la habitación tapado por la toalla ( la habitación de invitados) puede ahí empezar a vestirme de la forma que quería unas ropas cómodas para poder   estar tranquilo, mientras de mi gran mochila de acampar saco cosas que logré sacar de ese álbum donde se encontraba mis recuerdos más preciados, desde mi niñez hasta mi encuentro con Rodolfo, de la graduación hasta el día que vine para acá, este es mi pasado y mi vida un gran motivo para seguir adelante, he madurado o eso quiero creer, quiero pensar que ahora en adelante todo será perfecto, que es muy bien, que es una idealización y veré lágrimas   junto con tristeza, aunque soy joven me falta mucho para aprender  ¿cierto papá? ¿Amigos?.

  - Si que he crecido ¿no?- Dije yo en voz alta mientras sonreía.

- Si que lo has hecho Altair - Dice Luna posada en la puerta viéndome.

 -  Parece que pensé en voz alta- Dije mientras mentía el álbum en mi mochila.

 - Ven te quiero mostrar algo - dice ella para luego salir de la habitación.

- ¿Adónde? - Digo yo mientras empiezo mi marcha para seguirla.

- Solo sígueme y punto - Dice Luna como eco en el pasillo.

 

  Sin más reproche le obedecí y seguía sus pasos y voz. Al girar al pasillo derecho lograba ver  unas escaleras que se deslizaban del techo, estaban algo antiguas y desgastadas, pero me detuve un momento a mirar, era sin duda una azotea, pues caminando hacia ellas y subiendo se escuchaba el crujir de la madera tanto que hasta pensé que rompería un pezado de este por mi fortuna no, ya subiendo del todo y ver el oscuro lugar en que me ubicaba empecé a estornudar y tocer por el polvo, al agitar mi mano para mirar al frente del todo, la única fuente de luz, una ventana que bañaba en sus rayos el cabello y la piel de la mujer más hermosa: Luna que sostenía su antiguo telescopio con una mirada compasiva, como si el tacto fuera interruptor de su memoria era simplemente sorprendente verla sonreír.




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