La cenicienta de Queens

Capítulo 5: Señorita anónima

«Puedo hacerlo; sé que es un mal…  bueno pésimo, está bien… Es un desastroso momento en mi vida ahora, pero qué tan difícil puede ser escribir un artículo sobre expectativas en el amor. Vamos Lu, solo debes buscar inspiración. Ve a tu lugar feliz».

Lucy se encontraba en la editorial sentada en su escritorio y pérdida en sus pensamientos, tratando con desespero de encender aquella chispa que se había extinguido. Cerró los ojos en busca de inspiración y se transportó a su aclamado lugar feliz; ese raro y adorable lugar en la imaginación y sueños de Lucy donde un zorro y un conejo son amigos, los pajaritos azules pueden entonar una canción y varios ratones te pueden confeccionar un hermoso vestido. 

—¡Lo tengo! 

exclamó en voz baja para sí misma y de inmediato comenzó a redactar un artículo en el computador. 

___________________________________________________
 

PEQUEÑOS, PERO PRÁCTICOS CONSEJOS PARA SABER SI EL CHICO CON QUIEN SALES ES MATERIAL DE BODAS. 

A medida que vamos creciendo, nos hemos detenido alguna vez para replantear nuestra relación amorosa. Aunque sabemos que lo mejor siempre será ser espontáneo, dejarse llevar por la corriente, disfrutar del viaje tanto como dure y esperar ver que nos ofrece el futuro. Pero seamos sinceras, quién no querría saber si aquella relación a la que has dedicado años, esfuerzo y amor, se encamina a algún lado. 

A veces, simplemente a veces, es mejor quitar la bandita de golpe. 

.

Escrito por: Lucy Andrews. | 

___________________________________________________
 

«¿Es posible no estar feliz todo el tiempo? Sarah siempre suele decir que yo veo el mundo con un tono de color diferente al resto, por no decir infantil. Ella dice que no es normal tanto positivismo, incluso cuestionó que haya crecido en las calles de Nueva York. Haciendo referencia de aquella vez cuando alegue que no todos los tipos que estén en una minivan negra y se acerquen a ti a los diez años cuando vas caminando por la calle sin supervisión de un adulto, y te pregunten con voz ronca "niña quieres dulces" ese simple hecho no denomina que ese sujeto sea malo, es solo que tiene bastantes dulces. Mi tía Anne decía, "no importa que tan insignificante sientas que es tu trabajo, si sientes pasión por lo que haces." Aunque, Sarah, alega que estoy haciendo muy mal uso de esas palabras. La cosa es que es imposible haber perdido mi felicidad, no puedo simplemente haber perdido lo que me hace ser yo... Y qué pasa con esta realidad tan insípida de tonalidad gris. ¿Así ven el mundo las demás personas todo el tiempo?». 

A Lucy la invadía la duda y con esta muchas preguntas. Y si su peculiar forma de ser no es la correcta o era acaso qué había una forma correcta de ser. Se cuestionaba delante del computador cómo seguir predicando lo que probablemente estaba empezando a dejar de sentir. Ella seguía inmersa en su pensamiento cuando fue interrumpida con algo de brusquedad. 

—Lu, Lucy. ¿Cómo has estado? —preguntó con algarabía una figura femenina mientras se acercaba al escritorio. 

—Para ser sincera yo... 

La interrumpió de imprevisto sin detenerse a escuchar una sola palabra. 

—Lo sé querida luces fabulosa. ¿Acaso perdiste peso? 

—Me gustaría creer en tus palabras, pero en realidad estoy teniendo una crisis... ¿Espera, acaso necesitaba perder peso?

Volvió a interrumpir de golpe riendo algo escandaloso. 

—¡Lucy basta! —soltó cesando la insoportable risa—. Siempre tan dramática no todo gira a tu alrededor hay más personas al lado tuyo sabias, con problemas reales —decía entre dientes mientras fingía una sonrisa simpática—. Con respecto a eso, podrías ayudarme con algo —levantó una caja de cartón que sostenía hacia la altura de su pecho con la sonrisa aún más amplia. 

Y si sus problemas no eran reales porque sentía que estaba perdiendo algo, se sentía vacía, furiosa y con un montón de dudas. 

—No lo sé... yo, ya tengo mucho trabajo Yuan. 

Por primera vez en bastante tiempo Lucy no quería ayudar. Tal vez cualquier otro día sería un genuino placer formar una sonrisa en la cara de Yuan, pero hoy no era uno de esos días. Desde hace varias semanas no eran días buenos. 

—Claro fui una idiota al pedirte ayuda, tú estás tan ocupada —expuso Yuan en un tono de voz apagado—. Descuida yo lo haré, aunque últimamente no tengo cabeza para estas cosas, estoy saliendo de un divorcio y si perdiera éste trabajo yo...  —argumentó sollozando mientras llevaba su mano derecha a la boca con dramatismo—, yo... no sé qué haría 
—hizo énfasis en sus palabras dándole la espalda a Lucy. 

—Pero tu divorcio fue hace un año, y…  

—Está siendo un año difícil —volvió a argumentar con un llanto fingido. 

—Pero hace unos meses hiciste una fiesta de celebración por tu divorcio. 

—Pero disfrutaste de la fiesta, ¿no? 

—De hecho, ni siquiera me invitaste.  

—Ya sabes como es el correo hoy en día no se puede confiar en ello. En fin la vida es muy corta para albergar resentimientos, ¿no? —añadió volteando en dirección a Lucy con varias carcajadas. 

—Espera Yuan, si me salto la hora del almuerzo creo que tal vez puedo ayudarte —contestó esbozando una sonrisa ladeada con desánimo. 

—¡Oh querida eres un amor! Y créeme no necesitas almorzar, tómalo como un consejo de una amiga —exclamó con hipocresía dejando caer la caja llena de sobres en el escritorio de Lucy—. Solo debes de contestar algunas al azar, seis u ocho cartas para ser precisa. ¡Eres un encanto! Pero no te tardes mucho si. Recuerda que hoy sale el nuevo número. 

Lucy suspiró con desdén, ya iba por el cuarto sobre, lo abrió sin mucho ánimo y nuevamente comenzó a leer: 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.