La Cenicienta de Queens

Capítulo 27: Respuesta

—Antes de empezar, debemos agradecer a Alberth y a Lucy por la primicia. Parece ser que acaban de lograr conservar sus empleos una semana más —arrojó Danna en un tono condescendiente y burlón—. Así que mañana esa información estará en la primera página de la revista, pero aún necesitamos más. Necesitamos desenterrar algo que ningún otro medio haya sacado a la luz. Debemos estar dos pasos por delante de la competencia —enunció con la mirada perdida y un tanto ambiciosa—. Para mañana, todos estarán hablando de estas fotografías y de nuestra revista, por supuesto.

Hace unas horas, Alberth, había capturado al príncipe Edwards en una galería de Manhattan, coqueteando descaradamente con otra mujer mientras su acompañante de los últimos dos días se encontraba en el baño.

—Pero no pararemos aquí. Llámenlo intuición o como les dé la gana, estoy casi segura de que el príncipe está aquí por algo mucho más grande y nosotros lo vamos a descubrir. Bien sabemos que al niño mimado le encanta romper las reglas —alegó con certeza—. Alberth, Lucy, necesito que sigan trabajando en ello, conviértanse en su sombra si es posible, hagan lo necesario pero consigan otra primicia más grande que está —demandó en un tono rígido clavando una mirada imponente en ellos por unos segundos y luego volviendo a observar a todos los demás en la sala de juntas con el mismo gesto—. Ahora necesito ideas para el siguiente número, ya.

—Y si... —formuló despacio un chico levantando la mano con timidez.

—No, no hagas eso cariño, no estás en el jardín de niños. ¿Tienes algo para mí?

—Podríamos hacer un segmento sobre empoderamiento femenino —decía mientras Danna lo observaba en silencio empequeñeciendo los ojos y arrugando la nariz con desconcierto.

—¿Cómo te llamas? —preguntó en calma mientras el chico tragaba saliva.

Con Danna, al mando era como caminar en arenas movedizas, mientras más intentabas salir a la superficie resultaba que más te sumergías.

—P- Patrick, señor digo señora —contestó con torpeza.

—Pa Pa Patrick —pronunció su nombre con burla—. Déjame preguntarte algo —expresó caminando hacia donde estaba sentado— ¿Acaso es el día internacional de la mujer?

—N-No —respondió igual negando con la cabeza. Se sentía intimidado.

—Patrick, escucha con sumo cuidado lo que te voy a decir —especificó inclinando el cuerpo un poco hacia él y haciendo que volteara la silla mientras observaba sus penetrantes ojos—. Esta revista es como la ropa de temporada de diseñador. Si bien es cierto que somos conocidos por ser pioneros en la industria del entretenimiento, no nos damos el lujo de estar desactualizados, porque eso nos llevaría a hacer la ropa obsoleta de la colección anterior y nadie quiere la ropa obsoleta del año pasado —afirmó, parándose erguida y caminando hacia donde estaba hace segundos—. Ahora, sé un buen chico y tráeme un café —añadió, observando cómo se ponía de pie perplejo sin decir nada y abría la puerta—. Marck, si tú, el que está parado en la puerta —él volteó sin entender qué pasaba—, trae café para todos y no vayas a la cafetería de enfrente, es un asco —indicó Danna con una sonrisa mientras él asentía—. ¿Alguien más tiene algo para mí, o acompañará a Stefan a buscar el café? ¡Hello, necesito ideas ahora, gente!

Lucy, parecía ser la única en la sala que estaba consternada ante el comportamiento de Danna con aquel chico.

—¿Qué tal si hacemos un especial? —propuso Román—. Sobre las familias reales en general. Desde top diez, bodas reales más incógnitas o los amores fugaces de la realeza y chismes que podríamos disfrazar como datos curiosos.

—¡Me gusta!

—El príncipe Edwards también tiene un hermano adolescente. Podríamos intentar escribir una pequeña columna sobre él, donde destacamos lo hermoso de sus genes. Presentándolo al mundo sobre que próximamente se convertirá en un rompe corazones igual que su hermano —añadió Felicity, con una sonrisita picarona.

—¡Oye! Es solo un niño —exclamó Román en broma alzando una ceja.

—Bien, haremos un especial sobre la realeza, así el artículo en el que la chica despistada está trabajando y el cual espero ver en esta semana sobre mi escritorio —le dedicó una breve mirada a Lucy con aquellas palabras—. Encajaría perfecto con el siguiente número. Hasta el momento ninguno de nuestros competidores lo ha hecho, pero supongo que es solo cuestión de tiempo para que piensen en algo similar. Nuestro número debe salir primero y lo dividiremos en dos especiales. Llevaré la propuesta Alexandra. Pueden volver a trabajar.

Danna salió de la sala con la postura derecha y con esa sensación que la caracteriza de sentirse mejor que el resto.

—Alguien más considera que fue inadecuada la forma en la que Danna trato a Patrick —apuntó Lucy saliendo de la sala.

—Lo sé, ella es inigualable —comentó Felicity con un tono benevolente—. Cuando sea grande quiero ser como ella.

—¡Más perra de lo qué ya eres! —exclamó su amigo en un tono burlesco.

—Si, las mujeres fuertes mandan.

Lucy, entrecerró los ojos y negó despacio para sí misma con decepción. Es que no podía creer que alguien la considerara, aparte de Felicity, como un modelo a seguir.

—¿Lu, podríamos hablar por allá? A solas por favor —preguntó Alberth interrumpiendo la conversación. Su rostro reflejaba seriedad.

Ella afirmó con la cabeza y siguió a Alberth hacia un rincón mientras Felicity, observaba de vez en cuando con disimuló. Aunque ahora eran amigas, aún no confiaba en ella.

—Alberth, ya me disculpé y te dije que no fue mi intención ponerlo sobre avisó.

—Lucy, vi como lo mirabas, cómo si te resultará conocido, lo que es una locura ya que él es un príncipe. ¿Al menos que sepas algo que yo no?

—¡Ja! —dejó salir una carcajada fingida ante su acusación—. Yo ser conocida del príncipe Edwards, enserio te sientes bien hoy, porque creo que estás delirando —alegó alzándose un poco para llevar la mano hacía la frente de esté.




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