La Leyenda del Elemental

Vacío

Jamás pensé que mudarme al palacio sería mejor de lo que esperaba, es raro pensar que una edificación que data de miles de años tenga buena conexión a internet y tenga una cocina en mi torre. Mi cocina acaba de aparecer esta mañana en una de las habitaciones vacías, tiene un aspecto brutalista similar al edificio de carreras tecnológicas, como dicen ahí, es reconfortante ver que al menos hay un poco de mí en vez de sentir que vivo en la casa de alguien más. Parte del paquete incluye tener toda la comida necesaria y las frutas y verduras tengo que ir a recogerlas de uno de los jardines, para hacer que crezcan nuevamente en segundos. No he querido abrir el mensaje que me envió Sena, tengo miedo de lo que pueda decir, al terminar de hacer los panqueques decido que es mejor esperarme unas cuantas horas y hacerle creer que estoy en el avión. Al terminar me doy cuenta que no puedo comer solo sin que me invada una profunda tristeza y llamo a Kuki Kara para que me acompañe, Masto está ocupado en su trabajo. Yo sigo en mi pijama blanco sin haberme peinado, Kuki Kara ya tiene otro kimono más azulado y con el cabello suelto y húmedo. Hace aparecer su té y su cuenco de arroz con guarnición de huevo, es tan diferente que tardo en encontrar un tema de conversación que nos interese a ambos, no creo que sepa quién fue Gema George, líder del grunge actual, o esté al tanto del J-pop y animes (no soy un fan como tal de todo el anime, pero hay un anime increíble del que soy todo un seguidor).

— Estaba pensando en que me llevaras a explorar al imperio japonés, debo conocer el pueblo que me vio nacer y tú eres el único que le gusta viajar por el mundo.

— Apenas he viajado a cuatro países y Japón es uno de estos.

— Pero son ¿Cuántos, 30?

— 196 sin contar los que no son reconocidos.

— Me he quedado muy atrás.

Menciona lo atrasado que se ha quedado a tiempo para ver como Robert me llama, le pregunto a Kuki Kara si puedo enseñar el palacio y no solo accede a hacerlo, quiere saludar a mis amigos.

— Jayden, solo quería llamarte para saber cómo te sientes por ya sabes qué, si necesitas ayuda podemos conseguirte un psicólogo que atienda a tus horas, Lizzie dice que allá no son buenos con la salud mental.

— Ha sido el día más complicado de mi vida, dejé la casa Atsuta.

— ¡¿Hiciste qué?!

— Estoy bien, lo juro, estoy viviendo en el palacio y es muy acogedor, tiene internet gratis y una buena cocina que recuerda a la universidad, mi torre se amolda a los lugares que he visitado. Y no estoy solo, el elemental de aire me acompaña, te presento a Kuki Kara —él hace una reverencia y Robert se emociona.

— Hola, soy Robert Monroe, amigo de Jayden… también tengo poderes de fuego, como Masato —pienso que está solo, pero alguien lo acompaña—. Axel, debes de ver esto, Jayden vive en un palacio.

Axel aparece con su cabello desordenado y con ojeras cada vez menos pronunciadas, no se sorprende al ver Kuki Kara que para los demás podría parecer diferente.

— Jayden, hola, avanzas muy rápido y… me lleva, no sé japonés.

— Es un dios, habla en cualquier idioma —le menciona Robert

— Me pueden llamar Kuki Kara, o Hayate, el antecesor de Jayden me llamaba así.

— Es un honor conocerlo, soy Axel Montgomery o Alejandro Montemayor en México, soy amigo de Jayden.

— Al contrario, es un honor conocerlos a ustedes y estar al día, han pasado algunos siglos desde la última vez que di un paseo.

— Puedes visitarnos en Racyn City cuando no estén en peligro de guerra, o a Ciudad Purificadora, podrían conocer a Lady Sunset, es parecida a ti, aunque es una contingente y no una diosa.

— Lo pondré en mi lista de destinos.

— Es una buena idea, el continente donde vivimos ellos y yo ha cambiado mucho, una guerra causó todo un desastre en América y fue iniciar desde 0.

— Jayden, ¿podríamos hablar en privado? —Axel quiere hablar conmigo y si algo ha demostrado es que en estas situaciones ya necesito ayuda.

— Claro, no sé si...

— Los dejaré solos unos minutos, tengo que regar mis plantas, es lo tuyo poder hacerlas crecer — Kuki Kara desaparece dejando su cuenco de arroz y Robert sale de su propia habitación.

— Creo que ya sabes de qué se trata, ¿Qué tan mal estuvo con tu familia?

— Le grité a Tío Shingo, le revelé a todo Japón mi identidad de la peor forma posible, siendo reconocido por turistas en una reunión familiar y deteniendo una pelea entre Masato y Kuki Kara. ¡Fui tan tonto!

— No eres un tonto, simplemente pasó y la cosa está en cómo controlarlo, pero tú no tienes la culpa.

— Esto va más allá de mi identidad, ¡Deshonré a mi familia! No sé si pueda ver a mis abuelos a la cara otra vez por haberlos implicado en todo esto de la guerra y seguramente no podrán ni salir a la calle sin que se burlen de ellos por ser mi familia, tú lo hubieras hecho mejor que yo, tienes un talento natural para estas cosas.

— Jayden, sé que estás pasando por una situación difícil, pero eres mucho más de lo que crees, no eres menos que yo y no podría haberlo hecho mejor de lo que puedes hacerlo tú, siempre estás a la altura y si no fuera por ti no habríamos podido hacer lo que hicimos, no dejes que te conviertas en tu propio enemigo.



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En el texto hay: descubrimiento, dioses, héroe

Editado: 09.05.2024

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