La Leyenda del Elemental

Parte de la ciudad

Masato tarda unos minutos en darse cuenta que Kuki Kara ha cambiado de apariencia en vez de pensar que es un amigo mío que hice en lo que él venía. Por razones lógicas tenemos que inventarle un nombre a Kuki Kara, sería raro que alguien se llamara “Hijo del viento”, eso no es raro porque los nombres en Japón tienen un significado y lo eligen basándose en lo que esperan del hijo, en mi caso mi nombre no tiene una definición y no se eligió con intención de adivinar mi vida, mis padres eligieron “Jayden” en relación al jade y les pareció bonito, rompí esa regla de estar predestinado por mi nombre. Por votación entre los tres, terminamos eligiendo Tokimura Takeru del sur de Shikoku que conoció a Masato y es bueno en defensa personal, no está para nada conectado a mí y está por las circunstancias. Salimos del parque conmigo detrás de ellos, quiero ocultarme lo más posible para no destacar, lo hago por ser Jayden y ser un nikkeijin, lo último que quiero es ser reconocido en Shibuya.

Las personas que me identifican se limitan a volcar todo su odio en mí o sonrojarse y saludar con timidez, si estuviera en occidente ya me habrían abrazado o dado una bofetada. Me doy cuenta por mí mismo que no estoy ni de un lado ni del otro en la balanza del amor del pueblo, siguen las opiniones divididas entre quienes opinan que soy un héroe destacando que soy muy guapo y quienes opinan que soy otro nikkeijin que quiere más amor en Japón y soy muy feo, soy como un Idol en Japón y lo bueno es que no saben de Lizzie, aquí la idolatría se toma muy enserio y ser soltero me ayudaría más de lo que creo. Algunos adolescentes en uniforme me saludan y lo que dicen lo entiendo perfectamente, estudie minuciosamente los modismos de Shibuya antes de venir, no quería causar malentendidos.

Todo es ser amado o evitado hasta que llega Katsumi y su banda.

— Miren quien tenemos aquí, al capitán América —como más lo temía, tiene material infinito para burlarse de mí, no creo poder librarme de él sin salir del país por su excelente habilidad para joder—. ¿Vienes a hacer propaganda o usar el país para vacacionar?

— No tengo tiempo para esta mierda, solo ignórenlo, su único propósito en la vida es joder a nikkeijins.

— Pero eres un héroe, debes recordárselo —Kuki Kara insiste en que los enfrente de una vez, eso es lo último que quiero hacer, no soy de los que buscan la confrontación a la primera—. Deben saber de ti.

— Debería, pero es inútil, no le entra nada a la cabeza y es muy terco para entender.

— Sigo aquí, idiota, te entiendo perfectamente.

— ¿No que el inglés no significaba nada para ti?

— ¿De qué hablas, Atsuta? Hablas nuestro idioma, el que debería ser tuyo —eso explica cómo era capaz de entender lo que decía Katsumi, y también explica cómo él entendió la mierda que dije sobre él… en su cara.

— ¿Por qué no me dijeron que ahora puedo hablar en japonés? —me obligo a decirlo en inglés a Masato y Kuki Kara—. Me acabo de meter en una maldita encrucijada.

— ¿También hablas español? —ahora también mezclo idiomas, lo que faltaba. 

— Dejen de responderse con más preguntas —Masato evita que alguien más haga una pregunta, solo para ser el siguiente en hacerlo—. ¿De dónde aprendiste español? Me cuesta pronunciarlo bien con todo esto.

— Fui a México, una larga historia para otros, muy corta para mí.

— Sigo aquí, luego discuten en el idioma que se les dé la gana.

— Sé que no nos llevamos bien, pero no es el momento adecuado para discutir, tengo muchos problemas para seguir con esta rivalidad.

— Es mi responsabilidad de ciudadano poner a los nikkeijin a raya, pero seguro ni llegaste a la universidad —me molestan pocas cosas, soy pacífico y odio las peleas, pero cuando intentan humillarme invalidando mis logros no puedo con eso.

— Programación.

— ¿Eh?

— Estudié Programación en la universidad de Racyn City después de la guerra en la que participé activamente, tuve que ver como miles de personas morían y salvé a muchas arriesgando mi vida porque no soy un egoísta sanguinario que solo sabe encontrar defectos. Con todo eso y más conseguí graduarme un año antes con honores, sin mencionar que tuve la calificación del examen de admisión más alta en toda la historia de Programación. ¿Esperabas más de mí o sigo siendo un fracasado para ti?

— Yo…—Katsumi se voltea para buscar apoyo entre su banda, pero nadie se atreve a contrariarme.

En lugar de seguir discutiendo se disculpan todos en fila india, exigiendo el perdón por humillarme sin saber de mis logros, en años pasados los humillaría y les regresaría lo que me hicieron, pero he aprendido demasiado por mi cuenta y viendo la vida de mis allegados. Los perdono sin más y los dejo ir.

— Ya vámonos a nuestro siguiente objetivo, eso de las disculpas públicas no es lo mío —en Japón pedir disculpas o jurar no es tan simple, tienes que decirlo en serio y demostrarlo con acciones, no solo con palabras.

— Podemos ir por unas papas fritas, ya sabes cruzar la calle a la perfección.

Mientras cruzamos las calles conmigo corriendo como si hiciera un maratón, pienso en todo lo que ha cambiado, demasiado para mi gusto. No me gusta cuando todo cambia a esa velocidad y sin oportunidad de pensar en lo que haré, no soy de esos que al instante saben qué hacer, finjo hacerlo para que nadie se detenga solo por mí cuando debe tener sus propios problemas. Kuki Kara casi se asfixia cuando come las frituras más enchilosas de la tienda y Masato prefiere solo comer una papa en vez de todo un puño, como nadie más quiere intentar otra vez, me termino comiendo el resto con poca dificultad, Axel ha influido en que Lizzie tenga proveedores de papas más picosas y que sean mis favoritas.



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En el texto hay: descubrimiento, dioses, héroe

Editado: 09.05.2024

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