Masato me acompaña con su dragón Herrero a Racyn City, Zyo se ha quedado en Japón a buscar al nuevo elemental de aire. Después de terminar mi estadía en forma oficial en Japón, que se extendió a tres meses en lo que reparaban los aeropuertos, decidí que era tiempo de volver a Racyn City y conectar con mi pasado. Hablar con ellos por videollamada no es lo mismo, quiero saber qué ha pasado en el tiempo que no estuve y qué creen que pasó.
Desperté en el refugio tras la despedida de Kuki Kara y todos solo recordaban que era héroe de guerra y sin decir a mis espaldas que era un dios, fue al separarme de todos que mi traje de dios regreso y pude ver el Palacio en el aire, en los momentos que tenía a solas me regresaba con ayuda de Viajero al palacio renovado y con mis cosas guardadas cuidadosamente. En vez de tener la estatua de mí en la batalla de la montaña, la estatua me ilustra con el arco y flecha y con el traje de dios, en teoría es mi hogar permanente.
Ambos nos bajamos en el desfiladero y Viajero y Herrero se van devuelta esperando nuestra señal. Los trajes de dioses no desaparecen hasta que estemos a la vista de un humano o nosotros lo queramos, al ser deidades solo podemos usar estos trajes o suaves kimonos que fuera de Japón o Corea no encajan bien. Al acercarnos a la valla que separa el bosque del parque ahora en una nueva época de gloria nuestros trajes desaparecen y me dejan en mi pantalón de mezclilla y una chamarra verde, saludo a algunos fanáticos y dejo que me tomen fotos, cosa que no me afecta al no reflejarse nada de mi divinidad en cámara. Masato no es ignorado, pero a él no le interesa ser el centro de atención.
Cuando llegamos a la cafetería de Lizzie me detengo, pensando en miles de ideas. Es tarde, así que solo están ella y mis amigos; este momento será privado.
— ¿Quieres entrar conmigo?
— Es tu momento, no el mío, pero avísame cuando lo afectuoso haya pasado.
— Órdenes son órdenes.
La campana que instalé suena a la perfección y todos voltean a verme como si fuera un fantasma o una celebridad, alegrándose al instante y con Lizzie corriendo para abrazarme.
— ¡También los extrañé a ustedes! —Lizzie me da un tierno beso y se lo devuelvo por más tiempo.
— ¿Y cómo llegaste tan rápido? Los vuelos en Japón son escasos —me pregunta Axel cuidando que Hannah no le vuelva a robar un pastelito.
— Tengo mis trucos, ser un nikkeijin tiene sus ventajas —oculto toda una gran historia usando mi carta de nikkeijin a mi favor. Solo para ver si mi petición fue cumplida, señalo a las hortensias que devolví a la vida—. ¿Ya volvieron a la normalidad? Me habías dicho que estaban marchitas.
— Logré encontrar un remedio para que tuviera color, tardé días en hacerlo.
— Bueno, creo que ya encontré qué hacer con mi vida. Inició mal, me peleé con el Tío Shingo y ahora todos en Japón saben que formo parte del equipo; pero ya arreglé todo, es increíble cómo podríamos evitar tantas cosas así si habláramos con más seguridad… o lo hiciéramos.
— ¿Y qué pasó después del terremoto? —John bebe de su malteada fijando la vista en mí.
— Fui voluntario de inmediato, hice todo lo que tenía a mi disposición para ayudar. Pero supongo que las noticias cubrieron todo, lo importante es que ya estoy aquí —Masato entra harto de que no lo haya presentado y me obliga a hacerlo—. Oh, les presento a un gran amigo que hice en Japón, me salvó en un robo, Masato Usami.
— Oyasumi —él saluda en japonés, para luego hablar en inglés—. Jayden me habló mucho de ustedes, sobre lo geniales que son.
— ¿No eran tres? —Axel siempre logra sorprender a todos, Masato y yo nos miramos pensando que sabe algo o al menos tiene recuerdos difusos—. Olvídenlo, creo que lo soñé.
— Tal vez era Sena, es muy curiosa, interrumpió la llamada del Hanami.
— ¿Sí sabías que Flinn fue encontrado en el mar? Descubrimos que está hospitalizado —dice Teresa evitando entrar en detalles para que Axel se incomode, él sigue sin superarlo del todo.
— Me pregunto qué habrá hecho, me enteré cuando iba de camino —tapo todo lo que pasó en Yamatai, pero veo que la petición no surtió efecto en Flinn .
— Dicen que está delirando, jura que eres un dios y que Yamatai existe; tal vez termine en un asilo mental —me resume Robert acariciando el cabello de CJ.
— Y lo tiene bien merecido —Axel no tarda en responder.
— ¡Axel! —Hannah lo regaña al verlo alegrándose de alguien que no está tan loco como lo dicen los demás.
— Perdón, es una pena que termine así.
— Mejor.
— Jayden, ¿me podrías llevar al hotel? Necesito revisar si mis pinturas llegaron a salvo —Masato me mira sabiendo que debe decirme algo privado.
— Podemos llevarte, Lizzie no tarda en cerrar —Hannah saca las llaves de su deportivo rojo.
— Descuiden, lo llevo yo, igual me quedaré aquí con él para ver sus obras de arte, su departamento es un mural impresionante.
Nos despedimos de ellos y Masato arroja la bomba:
— Zyo lo ha hecho, encontró al elemental de aire.
Editado: 09.05.2024