La Nota

Óscar era un hombre tranquilo. Ad portas de cumplir 32 años se encontraba desempleado y su rutina diaria consistía básicamente en recorrer la ciudad en busca de alguna oferta, ya fuese en publicidad que era lo suyo o cualquier otra cosa, en su situación llevaba ya casi un mes y le urgía encontrar algún trabajo, sus ahorros se agotaban.

Ese día miércoles tenía una entrevista de en una agencia de renombre y si bien las posibilidades de quedar seleccionado eran bajas por el alto número de aspirantes, no perdía la esperanza. Parecía que iba a ser un día aburrido como tantos otros, presentarse a una entrevista, entregar algunos curriculum, revisar avisos, hacer algunas llamadas, nada nuevo. Pero mientras sumido en los noticieros matutinos roía una tostada, algo llamó su atención; sobre la mesa de centro una nota escrita aparentemente con labial rojo, reposaba junto a un encendedor del mismo color.

"Pasaje Las Acacias #32 te espero al mediodía cuando la dicha sea eterna"

Era un mensaje cuando menos extraño, pensó que quizá era algo entre Víctor, su compañero de departamento y Gala, su novia. Pero no tenía sentido, ninguno de los dos fumaba como para haber olvidado el encendedor y además Gala y sus tendencias oscuras jamás se permitiría usar un labial que no fuese negro. Le fue inevitable imaginarse que Víctor andaba en malos pasos con alguna otra mujer, pero alejó rápidamente esas divagaciones, eran ya las once y debía salir a toda prisa al centro de la ciudad.

Hizo parar el primer taxi que vio y se instaló en el asiento trasero a repasar su presentación para la entrevista, en la radio el locutor saludaba cordialmente a quienes celebraban su onomástico ese 7 de marzo; Sta. Perpetua y Sta. Felicidad.

"Quién podría llevar tales nombres" pensó, pero entonces algo hizo click en su mente "…cuando la dicha sea eterna…perpetua felicidad"

—¿Dónde va? — Preguntó gentil el taxista y las dudas sembradas por la curiosidad generaron el dilema en la mente de Óscar.