Todo ha vuelto a su extraña rutina. Me levanto temprano para ir a trabajar, Serenity ya ha preparado el desayuno mientras que la bebé aún duerme.
Ya no es incómodo vivir con ellas como lo era al principio. Creo que estaba demasiado acostumbrado a mi soledad. No es que pase todo el tiempo con ellas, pero las cosas ahora son muy diferentes.
Me voy al trabajo, con los papeles en mi maletín. Ahora que conozco la raíz del problema tengo que presentarla a los demás inversionistas y colegas.
Mientras voy conduciendo, sigo sin procesar bien todo esto. Serenity, ella siendo tan buena en su trabajo jamás tuvo oportunidad de ejercerlo; algo parecido pasa con Antonio quien ni siquiera pudo terminar su carrera, aunque tiene vocación.
No debería preocuparme por algo así, no son mis problemas.
Antonio me recibe con su Tablet en mano para indicarme la hora de llegada del equipo técnico que se supone buscaría la raíz del supuesto problema.
— Ya sé cuál es la raíz del problema; Ahora tenemos que buscar soluciones factibles.
— ¿¡Usted encontró solo encontró la solución!? — pregunto sorprendido.
— No, de hecho, lo hizo Serenity. Resulta que ella es una especie de genio antifraudes.
— ¿Serenity su esposa?
— ¿De qué otra Serenity podría estar hablando?
— Perdón, señor.
— No entiendo del todo lo que pasó. En un momento le deje los papeles y en el otro ya estaba diciéndome que no podía hacer más mientras que me muestra esto y me dice que se debe a que alguien está haciendo un fraude.
— Bueno, si de verdad ella logró esto en una noche, no cabe duda de que sabe usar sus conocimientos.
— He estado pensando en dejarla a cargo de la investigación y manejo de este asunto.
— ¿Eso no creará el efecto contrario a lo que usted desea señor? Usted me dijo que no quería que ella se apegara a usted.
—No del todo, ella trabajaría desde la casa, no quiero que esté metida en la empresa, la niña está muy pequeña. Y no soy muy amigo de la idea de dejarla todo el tiempo a cargo de una niñera.
— Entonces, ¿ella sería como una especie de consultora o algo así?
— Supongo.
Luego me fui a la reunión, todos se sorprendieron, alegraron o al menos sintieron algo por el avance, aunque desde luego. No revele mi fuente, pero deje en claro que la misma persona que había realizado el descubrimiento era quien se encargaría del resto.
Algunos quisieron saber la identidad de quien hizo esto, solo para que analizará el estado actual de sus empresas.
Finalmente me marché a casa. Algunas veces cuando iba llegando a casa podía ver a Serenity en la terraza, creo que ella cree que no sé qué la ha estado limpiando. Pero de todos modos su piel la delata, ella está más bronceada.
Aunque Serenity es algo pequeña podría decirse que su presencia es muy notoria, escucha casi todo tipo de música.
— Ya llegué — le digo al verla, ella tiene a Audrey en brazos y la pequeña se echa a donde mi para que yo la cargue
— Tenemos que hablar — le digo.
— ¿Sucede algo?
— Nada malo, solo quiero saber si puedes ayudarme con la investigación del fraude.
— Claro, no le veo problema.
— Bien; en ese caso tú serás la encargada de todo, ¿cuánto quisieras que te pague?
— No tienes que pagarme nad...
— ¡Mira niña, no seas estúpida!, ¿tienes idea de lo que me estás diciendo? ¿acaso parezco un explotador o abusador? ¡si haces algún trabajo para mí, por mínimo que sea, mereces que te pague! — le digo algo enojado (sinceramente no sé qué le pasa a esta mujer).
— Pero, es que...
— "Es que" nada — la interrumpí nuevamente.
— George, ¿no puedes verlo?, Yo soy quien te tiene que pagar de un modo u otro a ti. Incluso vivo en tu casa, sin mencionar que incluso pagaste todos los gastos de hospitalización y el funeral de mami; es momento de que yo haga algo por ti.
— ¡Serenity, te he dicho que no me debes nada. ¡Si vuelves a mencionarlo te juro... que... no sé ni que rayos decirte!
Siempre que hablamos de dinero terminamos discutiendo. Es increíble, Serenity debe ser la única persona en el planeta (si existe vida en otros planetas, ni en ellos, existe alguien como Serenity) que se niega a recibir dinero.
Audrey llorando es quien logra calmar la discusión; me toca a mí atenderla, así que dejo esa "conversación" y me encargo de la bebé.
— Mañana, comenzaremos a trabajar; no me importa lo que pienses, te pagaré, porque es lo correcto. Te daré la paga que me pediría un experto.
Ella se quedó callada, pero es evidente que está enojada.