La ultima vez que lloré.

Capítulo VIII: lluvia de verano

Ella me miro algo impresionada; Supongo que es porque fui muy directo. 

— Tengo muchos defectos, estoy consciente de ello — le digo — pero no tengo mala memoria; recuerdo que cuando Grace falleció me dijiste que no lo llamara. 

— Él es mi padre — me dijo — él quiere hablar conmigo. Pero, yo no quiero hablar con él. 

— Entiendo. 

— Creo que se enteró de lo de mami, seguro que va a reñirme (como si tuviera derecho). 

— Entonces ¿estas resentida con él? 

— Supongo. Matt, abandono a mi madre, sabiendo que estaba embarazada, le sugirió abortar, y cuando se fue le dejó un sobre con dinero; y luego me ve ya grande, con catorce, y de pronto quiere acercarse a mí y ser un padre. 

— Tal vez quiere redimirse por el daño. 

— Sé que no debería sentirme así con respecto a él, me ha pedido perdón muchas veces; Sé que es estúpido. Pero, el día en que lo conocí (me emocioné un poco, tenía dos hermanos pequeños); pero, vi el semblante de mami cambiar en su totalidad, cuando llegamos a la casa se encerró en su habitación y lloro, jamás había visto llorar a mami como lo hizo ese día. Comprendí cuánto la había herido, y eso es lo que no logro perdonarle. 

— Lo comprendo. 

Sus ojos se aguaron un poco pero no lloro, tiene sus razones (válidas hasta cierto punto) para no querer contestarle a su padre. Pero aun así es su familia. 

Audrey comienza a balbucear como intentando hablar, juraría que no soporta no ser el centro de atención, camina agarrada de los muebles de la sala. Verla me hace pensar en cómo pasa el tiempo, cuando la vi por primera vez era muy pequeña aun, ni siquiera podría levantar la cabeza. Ahora la veo intentando caminar, intentando hablar o incluso queriendo cantar. 

— Hoy vendrán a arreglar los patios; sigues sin querer que les hagan algo en específico. 

— Bueno, para ser sincera me gusta un poco el encanto de casa abandonada. Por eso solo quiero que corten el césped y limpien un poco; no quiero un cambio extraordinario. Pero la decisión es tuya.  

— Ósea, ¿solo quieres que limpien? 

— Exacto. Pero, no es necesario que lo hagan, parece que costara una fortuna. 

— Eres rara. 

— Tal vez — me dice con una boba sonrisa. 

Cuando los de jardinería llegaron, Serenity los atendió, hablo con ellos sobre lo que quería. Se sorprendieron de que solo solicitara una limpieza y que no pidiera un paisajista. 

— ¿Señora segura que es lo que quiere?; tenemos un catálogo con muchos paisajes bellos que podemos crear para usted, reparar la fuente o lo que desee. 

—Solo quiero lo que pedí — les dijo. 

El equipo tuvo que conformarse solo con limpiar todo el lugar, aunque para ser sincero, no es trabajo de un día, el patio (o los patios dependiendo de cómo lo veas) es demasiado grande y tenía años en los que no se les daba ningún mantenimiento, todo se había llenado de enredaderas. Los árboles habían crecido sin parar y yo ni siquiera recuerdo bien si había o no un par de glorietas; de la parte de atrás no diré mucho, solo que creo que podrían filmar una película de terror allí. 

Al verlo, creo que los equipos de jardineros se alegraron de que solo se haya pedido una limpieza. Se pasaron el día trabajando a fuera y apilando bolsas y bolsas de basura. Serenity observaba cómo trabajaban de vez en cuando desde la ventana. 

— Creo que deberíamos brindarles unos refrescos — me dijo — ¿qué crees? 

— Si quieres, puedes hacerlo. 

— ¿Dónde pusiste el té helado? 

— En el segundo piso del gabinete que está cerca del refrigerador. 

Me divertí viéndola intentando alcanzar el té, al final tuvo que saltar y ponerse de rodillas sobre la meseta (y todo por no pedirme ayuda). Para que tengan una idea de la diferencia de tamaño entre nosotros, Serenity mide 1, 61 (5,3) y yo mido 1,90 (6,2). 

Preparo aproximadamente cuatro o cinco litros para los quince empleados, ellos lo agradecieron mucho. 

— Por momentos, parecería que duraran eternamente en el patio — me dijo a media tarde 

— No te preocupes por ello. Es solo que hacía años que nadie limpiaba ese lugar. 

— Espero que no encuentren los cadáveres que guardaste. 

— Descuida. Los escondí muy bien — dije siguiendo su broma (he tenido que aprender a seguirle los juegos) 

Ella simplemente sonrió. 

Volví a mi oficina a trabajar. Pero, ya no podía concentrarme, salí, Serenity le estaba dando una papilla a la bebé, yo solo observé todo, Serenity está hablándole a Audrey, le dice todo tipos de cosas. 

— Si sigues así. Ella va a terminar tan loca como tú. 

— ¿Eso sería malo? 

— No del todo — dije — me imagino que puede tener sus cosas buenas. 

Me puse a jugar con ellas (últimamente parezco el juguete de Audrey). Pero, me detengo al escucharla pronunciar dos pequeñas sílabas "papá". Tanto Serenity como yo nos quedamos asombrados. 

— Pequeña traidora, era a mí a quien tienes que llamarme a mi primero — le dijo Serenity. 

— Audrey, dilo de nuevo — le suplique a la bebé, pero ella respondió con balbuceos. 

Ahora Serenity y yo estamos compitiendo por ser a quien nombre. 

— Ina — dijo — ina 

Por deducción supimos que estaba intentando decir "niña". Serenity me peleo por ello. 

— ¡Es tu culpa!, siempre me dices "niña". 

— ¿Y tú me dices "Papá"? 

Ella se rio, como quien está atrapada. 

— Cuando hablo con ella lo hago. 

— ¡Eso si es interesante!; no me digas que tendré que decirte "mami", solo para que ella aprenda. 

— No, eso sería muy raro 

Audrey volvió a decir papá. 

— Bien, Audrey, di mamá, mamá 

El punto es que solo decía papá. Pero a pesar de todos ambos estábamos felices. 

Los jardineros se fueron en cuanto empezó a anochecer. Aun les falta la mitad del patio (no me acordaba que tan grande era). Y Serenity está algo sorprendida por el resultado que estaban obteniendo hasta ahora. 




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