Puede que sea ridículo que después de tanto tiempo este enamorado de una mujer que en comparación conmigo es una niña, incluso es menor de lo que era Hanna cuando falleció.
Intento mantener la distancia, pero a Serenity no le gusta estar sola, eso es tremendo dilema, debido a eso he optado por pasar más tiempo en el trabajo. Aunque tampoco soporto mucho este lugar.
Estoy atorado, me paso todo el día queriendo llegar a casa para ver a Serenity. Pero, al mismo tiempo quiero alejarme de ella; es como un imán que no puede evitar ser atraído al metal.
A medida que el verano se establece el calor aumenta, de hecho, una ola de calor empieza a hacerse notar, a Serenity la pone de mal humor el calor (he descubierto eso).
Me voy al trabajo y la dejó con la bebé. Antonio me recibe como siempre y paso un tortuoso día en la oficina; Vuelvo a mi casa Serenity está tirada en el sofá con el radio a todo volumen. Audrey estaba arriba, profundamente dormida.
— George, quiero hablar contigo — me dijo algo tímida.
— ¿Te pasa algo niña?
— No me pasa nada, solo quiero pedirte algo
— ¿Qué quieres?, no te andes con rodeos — le digo en tono serio
— Crees que sea posible... que llenes la piscina.
— ¿Eso es lo que te tiene así? — le reproche — acaso no sabes que te pertenece; solo tenías que hablar con Elaine o con el jefe de limpieza y mantenimiento.
— No podía hacerlo sin decirte — dijo mientras me esquivaba la mirada.
Puse mi mano en su mentón y suavemente la hice mirarme a la cara.
— Llamaré a un psicólogo para que te haga entender que tienes el derecho y poder de hacer lo que quieras, sin consultarme — Intente no evidenciarlo, pero quería besarla en ese momento — haré que llenen la piscina para mañana.
— Gracias.
Al día siguiente mientras llenaban la piscina, Serenity me pidió que la llevara a la tienda para comprar un traje de baño, dejamos a Audrey con una niñera y nos fuimos.
— ¿Cómo es que no tenías un traje de baño?
— Bueno, cuando me mude aquí lo último que tenía en mente era "piscina".
Yo solo le asentí y luego volvimos a casa. Nunca pensé que iría de compras con una mujer y volvería en menos de una hora. Ella se compró un traje de baño sencillo de una pieza.
Me encerré en la oficina mientras que Serenity nadaba, luego de un rato fui al patio a verla, y a diferencia de los días anteriores era evidente que estaba realmente feliz, quiero pensar que se parece en algo a una niña, pero, sé que es una adulta muy bien formada.
— George — dice al verme, nada hacia mí y sale del agua — ¿tienes tu celular contigo?
— No, lo dejé cargando en la oficina — le respondí.
— Ah, entonces, ... perdón
— ¿Perdón ... — cuando me di cuenta de que ella me había empujado yo ya estaba en medio de la piscina y ella estaba riéndose de mí y luego como para que no pudiera vengarme salto a mi lado.
— Necesitas refrescarte un poco — me dijo sin dejar de reír.
— ¿Acaso soy tu juguete?
— Algo así, tienes que relajarte un poco, no me gusta verte estresado.
— ¿Por eso me empujaste?
— Sí, ¿estás enojado conmigo?
— ¿Parezco enojado?
— Nunca pareces nada — me dijo — tienes cara de estatua.
— No estoy enojado — le dije — ¿pero si te diste cuenta que lo que tengo puesto no es un traje de baño?
— No me importa — me dijo con una sonrisa malvada.
Aun estando los dos en la piscina podíamos escuchar el llanto de Audrey y saber que la niñera no había logrado calmarla.
— Voy por ella, quédate ahí — me dijo — ¡no te atrevas a salir del agua!
Busco a la bebé y se paró en la orilla.
— ¿George, uno puede meter a un bebé en la piscina?
— Sí, puedes meterla, pero no demasiado rato.
Entonces Serenity se sentó en uno de los escalones y yo me puse a su lado incluso Audrey parecía disfrutar el rato en la piscina, estuvimos mucho rato metidos en el agua; Audrey incluso se durmió y tuve que mandar a sacar el corral para ponerla a dormir en él. Serenity y yo nos quedamos más tiempo en la piscina y Elaine nos llevó unos aperitivos
— George, Serenity, con que aquí estaban — dijo John que acababa de llegar con Sarah y sus hijos — ¿por qué estas con tanta ropa? — me pregunto al ver que estaba totalmente vestido.
— Ella me empujo — le dije señalando a Serenity que no pudo evitar reírse.
— Sí, pero no te obligue a quedarte — me dijo.
Yo la mire de reojo y admitió que prácticamente si lo había hecho.
— La verdad es que sí lo hice quedarse, si lo dejaba salirse del agua no volvía a entrar ni muerto.
Los dos hijos mayores de John insistieron para que los dejaran entrar en la piscina.
— Bien — les dijo Sarah — pero, no se alejen de su tía Serenity.
— ¿Saben nadar? — le pregunto Serenity.
— Sí, pero hay que tenerlos bajo supervisión.
John se sentó en la orilla de la piscina a mi lado solo sumergiendo los pies. Sarah puso a su hijo más pequeño a dormir en el corral junto a Audrey y de pronto, aprovechando que su blusa era larga se sacó el pantalón y se lanzó de clavado a la piscina.
— No sabes cuánto me alegra haber encontrado esta escena cuando llegue — me dijo John — es bueno ver que has cambiado aunque sea un poquito gracias a ella.
No le respondí y nos centramos en mirar a Sarah y Serenity que hablaban entre ellas y jugaban con los niños.
— Vine a ver como estabas, quería venir el día de tu aniversario con Hanna, pero no pude.
— Eso no tiene importancia lo sabes.
En eso lentamente Sarah se acercó a John por detrás y lo empujo al agua justo como lo hizo Serenity conmigo, de hecho, me atrevería a decir que fue idea de ella, pues ha chocado palmas con Sarah como gesto de complicidad.
— ¿Sera buena idea que esas dos pasen mucho tiempo juntas? — le dije a John