La ultima vez que lloré.

Capítulo XIII: Resentimientos

Cuando Claire vio a George se quedó mirándolo fijamente. 

— Mira lo que viene ahí — me dijo como si no hubiese escuchado nada de lo que dije — me gustaría algo así; Ni una mojigata como tu puede negar que ese hombre se ve como quiere daría lo que fuera por un hombre así. 

Aproveche que ella lo miraba como una tonta y le musite "aún no" confiando en que George leería mis labios, y lo hizo, él se puso hablar por teléfono con alguien y siguió caminando como si no tuviera nada que ver. 

— Déjalo y concéntrate por una vez en tu vida en algo importante — le dije — Claire dejaste a tu bebé abandonada y huiste a Dios sabe dónde y ahora vuelves como si no ha pasado nada. 

Estaba tan enojada de no pude evitar insultar a Claire, sinceramente no podía evitar sentirme frustrada por todo esto. Ella solo se mantenía cabizbaja y no decía una sola palabra. 

— No pensaste más que en ti misma — le dije — es más dudo que hayas pensado en lo absoluto; si no hubiese sido por George esa niña y yo estaríamos muy, muy mal. 

— ¿George? ¿es tu esposo? 

— Sí... la persona por la cual no vivo en un refugio o con mi tía Angélica. 

George volvió otra vez. Sabía que yo estaba muy afectada. 

— Niña, ya estate tranquila — me dijo con su fría sobriedad de siempre — te va a dar un ataque. 

Claire simplemente se quedó mirando a George como una imbécil. 

— Serenity — dijo George — el abogado está esperando en casa.   

—¿Él es tu esposo? — dijo Claire con cierta incredulidad señalando a George. 

 — Sí, Claire, él es George; y George ella es Claire — dije presentándolos. 

No puedo evitar estos sentimientos tan amargos que van ebullendo dentro de mí, como la leche cuando la dejan mucho tiempo en el fuego y termina por derramarse. Y yo no quería que Claire fuera a la casa de George, no quería qué viera a Audrey, pero eso es algo que no se puede evitar. 

George se nos adelanta y yo me quedo rezagada junto con Claire, ella mira las casas circundantes y habla sobre como serian sus habitantes. 

— ¿La casa de ustedes está muy lejos? — me pregunta — no soy como tú, no me gusta caminar tanto. 

— Descuida — fue lo único qué le dije.  

Una vez llegamos frente a la propiedad de George ella se queda asombrada (de hecho, creo que es muy posible que la casa de George sea la más grande del lugar). 

— Apuesto qué la preocupación más grande quienes viven ahí, es no perder la cuenta de sus millones o no partirse una uña. Seguro que... 

— ¿Claire, puedes dejar ese juego absurdo de una vez por todas? 

Me detuve frente al portón un instante y como por instinto Claire se quedó junto a mí. Vuelven las dudas y la rabia y un extraño dolor a fastidiarme la conciencia, me siento terrible porque no quiero siquiera que ella conozca el lugar en donde vivo, a la vez sé que somos en parte familia y no puedo negar el hecho de que ella es la mad... la mujer que dio a luz a Audrey. 

A lo lejos George nos está esperando, mirando su reloj y levantando la mirada hacia nosotras. 

Claire vio que George nos esperaba poco más del sendero, mira a la casa y luego a mí. 

— ¿Aquí es donde vives? 

— Sí — le digo y mi corazón da un vuelco enorme, George vuelve a mirarme y yo vuelvo a caminar. 

— ¿Como le hiciste para conseguirte a un hombre así? 

— Fácil — le dije — no le abrí las piernas al primer imbécil que se atravesó. 

— Estas más filosa que de costumbre. 

— ¿Tú crees? — le dije de manera sarcástica. 

Cuando entramos en la casa Elaine nos recibe con demasiada cordialidad llamándome incluso "Señora Harrison" en vez de simplemente "Serenity". 

— Tienes sirvientes y todo... que envidia — comento. 

Solo la miré y no le dije nada, no sé cómo puedo contener las ganas de golpearla. 

El abogado nos esperaba en el salón principal, y Claire no dejaba de mirar a su alrededor posiblemente haciéndose todo tipo de ideas equivocadas. 

— Claire — le dijo George — usted debe estar consciente de que Serenity y yo somos los padres legales de Audrey y no tenemos el más mínimo interés en que eso cambie. 

Claire parece haberse asombrado por la frialdad con la que George hablo. 

— Entiendo eso señor — le dijo. 

— Bien — le dijo George — en ese caso tenemos al abogado para que se encargue de la parte legal, si usted quiere tener contacto con Audrey, no podemos evitarlo, a menos que usted nos de algún motivo para considerarlo.  

— Solo quiero verla — dijo Claire — no se preocupe por eso. 

Claire solo me miro y cualquiera no conociendo a George se hubiese asombrado por lo directo de sus palabras y su extraña frialdad. George solo la miro de una manera algo autoritaria.  

— Entiendo — dijo ella.  

Después de una breve explicación del abogado y tras que él le mostrara a Claire todos los certificados que teníamos de Audrey (incluido un acta de abandono, que demostraba que sus derechos como la madre habían cesado). Ella firmo los documentos que le indicaron, pero el abogado dijo que tendría que volver en un día o dos para terminar debidamente con el proceso.  

El abogado tomo sus cosas y se retiró, George se fue y yo volví a quedarme a solas con Claire. 

— Tu esposo esta bueno; pero da miedo. 

No le respondí a eso. 

— ¿Entonces esta es tu casa? — me dijo mirando a su alrededor. 

— No, no es mi casa. 

— Tu esposo parece el dueño — dijo con tono algo crítico. 

— Él es el dueño. 

 —Entonces la casa también es tuya; ...  No parece el tipo de hombre para ti. 

— Prefiero a las personas como él, que a muchas otras que te muestran una sonrisa y te traicionan. 

— Bueno, eso no importa. 

Audrey se despertó y empezó a llamarnos la busque y Claire solo la miro, cuando intento cargarla, la niña no quiso (a ella no le gustan los extraños, pero cuando Claire habla Audrey la miro fijamente, después de un rato se dejó cargar, Audrey no podía levantar la cabeza cuando la dejo conmigo y ahora puede casi correr.   




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