La ultima vez que lloré.

Capítulo XXIII: Casualidad

— Amor — me dice de pronto Serenity cuando estábamos viendo una película. — tengo algo tuyo. 

— ¿Qué es?, dámelo — le digo, conociéndola es posible que me haya preparado una tortilla de manzana o algo por el estilo. 

— No puedo dártelo ahora — me dice. 

— ¿Está en el horno? 

— Puede ser una forma de verlo; ... te lo daré en unos meses. 

Mi corazón casi estalla y yo simplemente me paré de golpe, aunque ya sabía lo que me estaba tratando de decir mi cerebro no parecía querer procesarlo. No sabía que hacer así que la abracé con cuidado. 

— ¿Estás embarazada? — le pregunté como un idiota pues eso lo que ella me está diciendo. 

— Sí — me respondió — sé que queríamos esperar más tiempo antes de tener más hijos, pero creo que alguien se adelantó. 

La mantenía abrazada y juro que no la quería soltar. 

— Amor — me dice — ¿estás feliz? 

— Sí, claro que lo estoy, estoy muy feliz — le dije — ¿y tú lo estás?. 

— Sí, aunque si te digo la verdad estoy un poco asustada, esto por lo menos para mí es nuevo y las náuseas son incómodas. 

— ¿Hace cuánto te sentías así? 

— Empecé a sentirme rara hace unos días, pero los síntomas han ido empeorando... 

— La cena — le interrumpí acordándome de que se había quejado del olor y el sabor de la cena la última vez que fuimos a un restaurante y luego creyó que le había caído mal — si me habías dicho. 

— Si, cada día presento otro síntoma y decidí hacerme la prueba y el resultado te lo estoy contando. 

— ¿Sabes qué tiempo tienes? 

— Aun no, pero asumiendo que en realidad solo sé que tengo unos días de retraso como de diez días o algo así. 

— Ven — le dije. 

La senté junto a mí en el sofá. 

— Acuéstate — le dije. 

Y ella obedeció, yo puse la mano sobre su vientre que aún es muy plano, pero nosotros sabemos que alberga la vida de nuestro hijo, que lentamente comienza a formarse allí y yo que apenas sé que existe ya lo amo. 

Serenity y yo continuamos viendo la película y yo realmente no hago más que acariciar el futuro, hace un tiempo atrás no quería ni hacerme ilusiones con ella ahora configuró toda una vida. Es cierto que queríamos esperar más tiempo antes de tener hijos, que Audrey está muy pequeña y que prácticamente ella y yo estamos recién casados, pero yo estoy realmente feliz por esto, y al mismo tiempo siento el vacío de nuevo, es inevitable no puedo evitar acordarme de mis hijos. 

Los recuerdo siempre y ahora que se está formando despacio y oculto en el vientre de Serenity otro de mis hijos, tengo algo de miedo, ahora debo proteger a mis hijos, Audrey y él. 

— Porque me acaricies la panza no va a crecer más rápido — me dice Serenity. 

— Lo sé — le digo. 

Ella se sienta de nuevo, me mira se ríe y se va a la cocina a comer algo, y ahora que lo pienso ella ha estado comiendo más de lo habitual y me parece curioso no haberlo notado antes, es tonto que uno se da cuenta de ciertas cosas hasta después que se sabe la verdad y mientras tanto ignoras esos detalles. 

— Sabes que desde ahora debes cuidarte más — le digo. 

— Yo me estoy cuidando — me dijo — no planeo saltar en paracaídas ni nada de eso... 

— Estoy hablando en serio — le digo. 

— Me voy a cuidar (siempre lo hago). 

Al final terminamos de ver la película, pero como ya dije antes mi mente estaba completamente puesta en otra cosa. 

— Audrey — le digo y ella me mira — vas a tener un hermanito. 

Audrey solo me mira, es muy probable que aún no comprenda muy bien lo que digo, pero sabe lo que significa bebé. 

— ¿Astrid? — dice. 

— Sí, igual que Astrid. 

— Cuando nazca lo entenderá mejor — me dice Serenity. 

— Creo que ella lo entiende desde ahora — le dije. 

— Ya es hora de dormirla — me dice Serenity. 

— ¡Nooooo! — comienza a gritar Audrey (porque créanme que ella sabe perfectamente de qué estamos hablando de ella) asi que corre. 

Nos arma un berrinche porque no quiere dormir, quiere jugar como lo haría cualquier niño. 

— Dejemos que juegue hasta que se canse — le digo a Serenity. 

— No, no la podemos consentir, la hora de dormir es la hora de dormir. 

— Eres muy estricta — le digo. 

Ella me mira de manera cortante mientras que Audrey está gritando y arrastrándose (un típico berrinche). 




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