La ultima vez que lloré.

Capítulo XXV: Caer

George continua con el teléfono pegado a la oreja, sea quien sea lo ha hecho encender el televisor y poner las noticias, al parecer un exempleado decidió acabar con su vida, su familia y un grupo de personas culpan a George y a D.M.A por la muerte del sujeto. 

El problema no es tanto el suicidio de ese caballero, es el sensacionalismo de los medios, la gente hablando de lo malvado que es el presidente de D.M.A, es decir, George. 

— Amor — le digo a George. 

— No es nada; solo una pequeña llama — me dice. 

Pero las noticias siguen encendidas, y las críticas continúan y se fortalecen y de pronto entrevistan a Claudia (la mujer loca que acosa a George y que siempre ha querido verlo arder). Ella, (esa mujer loca porque no puedo decir otra cosa), está hablando barbaridades contra George, mintiendo descaradamente y haciéndolo ver como un pervertido desalmado e inhumano. 

— Si el asunto con Hill es una pequeña llama, esa mujer es... queroseno líquido (y no dé a pocos litros) — le dije a George 

— Tú no te preocupes por ella, ni por ninguno de ellos — dijo y se fue para hablar por teléfono. 

Mi licencia por maternidad pronto acabara, y la verdad es que no sé si estoy lista para volver al trabajo y ahora se presenta esto, pero tal vez George tenga razón y todo se calme pronto. Pero ahora tengo una horrible sensación en el estómago. 

— Amor — me dice — sé que estas ocupada, pero ¿podrías terminar de darle el desayuno a Audrey? Tengo que atender unos asuntos de urgencia. 

George apagó el televisor, luego de eso se retiró a su oficina a hablar por teléfono. 

— ¿Y papi? — me pregunta Audrey. 

— Hablando por teléfono.  

— ¿Por qué? 

— Porque sí; ahora come y cállate. 

— No quiero. 

— Come — le digo y continúo con mi lucha con ella. 

George es mucho más paciente que yo con estas cosas, es por eso que es mayormente él quien lo hace y si tomamos en cuenta que también tengo que atender a Josh, por lo menos con uno se distrae el otro, Audrey se entretiene haciéndole muecas y hablando hasta por los codos con él, Josh la mira y se ríe, no puede hacer otra cosa.  

— Serenity — me dice George — ven conmigo. 

Tome al bebé y me levante, cuando llegue a donde estaba George, él me quitó a Josh. 

— ¿Podrías revisar esos papeles y darme tu opinión?  

Abrí la carpeta creyendo que era algo relacionado con el trabajo, y.... no. 

"Fundación Benjamín Johnson" me quede mirando aquello totalmente perpleja, creo que no lo entendí muy bien cuando lo vi, fue como si mi cerebro no lo procesara tan rápido como debía. 

— Estará todo listo en unos meses — me dijo. 

— Esto es... 

— Un tío Benjamín para quienes no tienen uno; ¿no te gusta la idea? 

— No es eso, es que no me lo esperaba... creo que estoy en Shock. Aunque al hombre araña le encantaría tener un tío Ben (vivo). 

— En ese caso el plan es que no sea una de estas fundaciones que solo pueden ayudar de un solo modo, creo que lo mejor será que capacite a la gente, ayudarles a conseguir estabilidad, se les prepara para conseguir un trabajo digno y ese tipo de cosas. 

Por más cosas que George me decía yo no sabía cómo reaccionar, me dieron incluso ganas de llorar, pero al final no pude hacer más que abrazarlo con casi todas mis fuerzas.  

— Josh — me dijo (es decir, él tenía al bebé cargado). 

— ¿Irás al trabajo hoy? — le pregunté. 

— Todo está lleno de reporteros, chismosos y gente que me odia, prefiero quedarme en casa hoy. 

— Todo esto me tiene con el estómago revuelto — me quejé. 

George recibió un montón de llamadas, yo recibí un montón de llamadas (los niños no recibieron llamadas, por no tener teléfonos) al final tuvimos que desconectar las líneas y apagar los celulares. Llegaron reporteros a la casa y tuvimos que encerrarnos, antes de que nos diéramos cuentas los días estaban corriendo, George dio una rueda de prensa, aclaró que el hecho de que tachara los expedientes de los empleados que despedía era un mito, le dio el pésame a la familia de Hill y todo eso, pero con todo, el escándalo sigue explotando como bombas y las acciones comenzaron a decaer. 

Yo trabajaba desde la casa haciendo lo que podía, Charlotte vino un par de veces a traerme documentos, Smith hacía lo mismo con George, pero lo que parecía una pequeña llama está poniendo en peligro a D.M.A, y digamos que a la gente no le gusta invertir en una empresa involucrada en un escándalo. 

Y así fue como pasaron dos semanas más y el escándalo no cesaba (y el muerto ya tenía la hierba larga en su tumba). 

— Deja eso — me dice George al verme enterrada en un montón de papeles. 




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