Las princesas del mafioso

Capítulo: 5

Luke

El auto se mueve despacio por las calles, fue gracioso ver cómo casi todos los del barrio nos miraban y sé que eso enfadó a Katherine, pero quiero hacer felices a mis princesas, quiero que ellas tengan todo lo que quieren y disfruten de todo lo que yo puedo disfrutar, dos autos más con mis hombres nos siguen, pero aquí además del chofer solo va junto a nosotros uno de mis hombres de confianza. Las gemelas hablan y hablan sin parar sonriendo, aun la palabra papá tiene mi corazón a mil y no dejo de sonreír, son perfectas, no me canso de decirlo y ellas quieren contarme tantas cosas que no me dejan ni hablar y tampoco logro entender todo de la mucha información que me dan.

—¿Y en qué trabajas papá? —cuestiona Elizabeth que está a mi lado y la miro, al fin una pregunta, sonrío sin poder evitarlo por el papá, ya soy fanático a esa palabra, Katherine me mira sonriendo.

—Soy empresario —noto como Kath alza una ceja y sé que su mirada me dice mentiroso, solo que no estoy mintiendo, solo ignoro algunas cosas.

—¿Empresario? —los ojos de Karla me miran sorprendidos —¿de qué? —sonrío viendo el interés de ellas

—Bueno, tengo una empresa que se dedica a transportar todo tipo de cosas —Kath deja de mirarnos haciendo una mueca con su boca —autos, comida, de todo —ambas me miran con admiración

—Waw —dice Eli sonriendo que no deja de jugar con mi corbata y es tan linda

—¿Y dónde vives? —pregunta Karla y sonrío orgulloso

—En una mansión enorme —Katherine bufa, las gemelas siguen mirándome con orgullo y cierta admiración —pronto la verán, ah, les tengo regalos por haber fallado ayer —hago una señal, el hombre al lado de Katherine, uno de mis guardias, saca las dos pequeñas cajas, ellas las miran con curiosidad y él les entrega una a cada una.

—¿Qué son? —cuestiona Elizabeth mirando las cajas con curiosidad mientras su hermana ya busca la forma de abrirlas

—Abre y ve —ellas lo hacen, sus ojos brillan al abrirlas y Katherine se queda con la boca abierta, sonrío

—Relojes —dice Katherine que mira mis ojos

—¿Son de oro? —cuestiona Elizabeth que toma el de ella sonriendo

—Y de diamantes —los ojos de ella se abren en demasía, Katherine, sin embargo, rueda los ojos y evito reír por como actúa desde que subió al auto

—¡Son hermosos, papá! —dice Karla sonriendo y me vuelve a abrazar, Katherine se mueve inquieta en su asiento

—Me encanta —Elizabeth intenta ponerse el de ella y comienzo a ayudarla

—Quizás se pregunten por qué los relojes —las tres me miran —es para que sepan que aunque el tiempo pase siempre estaré con ustedes —agrego mirando a Katherine —y claro, desde ahora podrán siempre saber la hora —ellas ríen —y podrán contar todo el tiempo que pasemos juntos, el cual les prometo que será eterno —termino diciendo mirando los ojos verdes de Kath, la cual está demasiado seria y parece enfadada

—Gracias papá —sonrío con las palabras de Eli

—Nunca más nos vamos a separar —prometo sin poder apartar la mirada de Katherine que ahora deja de mirar mis ojos un poco nerviosa y es increíble ver que luego de tanto tiempo siga poniéndose nerviosa cuando sostengo su mirada.

En silencio espero fuera del auto a que Katherine salga de la escuela, miro mi reloj sabiendo que tengo demasiadas cosas que hacer, además de que sé de sobra que Jana estará en casa, esta ya cree que vive ahí y aún falta todo un mes para casarnos, arreglo mi traje cuando veo a Katherine caminar hacia mí, esta intenta desviarse, pero uno de mis hombres se coloca frente a ella, veo como se tensa por completo y entonces viene hacia mí.

—Sube al auto, te llevaré a la casa

—Olvídalo, tomaré un taxi —sujeto su brazo cuando se iba, su mirada impacta en la mía y todo mi cuerpo se estremece así como el de ella, con lentitud y sin querer hacerlo suelto su brazo sin dejar de mirar sus bonitos y asustados ojos.

—Sube al auto Kath, yo te llevaré —tensa su mandíbula, pero me sorprende cuando entra al auto, subo detrás de ella y segundos después el auto comienza a moverse con lentitud por la calle, Katherine mueve su pierna nerviosa y mantiene sus manos unidas, su mirada está fija en la ventanilla y suspiro.

—Podrías disimular un poco —suelto y ella me mira rápido

—¿Qué cosa? —sonrío

—Tus celos —sus cejas se alzan haciéndose la confundida

—No sé de que hablas —deja de mirarme

—De tus celos porque ellas me quieren —Katherine me mira, mi sonrisa no se borra y me inclino un poco más hacia ella

—Por favor Luke —ríe incómoda —no siento celos, me quieren más a mí

—Y ahí está —río divertido —tu frase ridícula de niña lo confirma, estás celosa —ella bufa y deja de mirarme, vuelvo a acomodarme en mi asiento

—No deberías mentirles

—No les he mentido

—Dijiste que eres empresario —mira mis ojos —cuando en realidad eres un mafioso Luke —sonrío

—No les mentí Kath, tengo una empresa, solo omití otras cosas de mi vida, pero a ellas nunca les voy a mentir

—Katherine —dice cuando el auto se detiene —ese es mi nombre, no Kath —respiro hondo y ella baja del auto, las ganas de bajar y seguirla hasta su casa son grandes, pero doy órdenes de llevarme a casa, Katherine no me quiere cerca, eso se nota, se siente y no quiero hacerla sentir incómoda.

Luego de una larga ducha salgo del baño, la mujer que veo sobre la cama me hace resoplar, pero la ignoro y comienzo a vestirme, hoy iré a cenar con mis hijas y nada va a impedirme hacerlo, no pienso volver a quedar mal con ellas aunque tenga que detener ventas, romper con socios o dejar de hacer buenos negocios.

—Luke mírame —pide Jana, pero me sigo vistiendo —maldita sea Luke —se altera cuando no la miro —joder estoy desnuda en tu cama y ni siquiera me miras

—Que bueno que dices que es mi cama, vístete y vete Jana —ella toma mi brazo, ni siquiera noté cuando salió de la cama y hace que le mire, mantengo la mirada en sus ojos sabiendo que está por completo desnuda frente a mí




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