Luke
Entro a mi casa sintiendo un horrible dolor de cabeza, camino hasta sentarme en un sofá y cierro mis ojos, hice una tontería y ahora me doy cuenta de ello, pero es que ni siquiera tengo ganas de ir a casa de Katherine aunque sé que tenía que cenar con mis hijas, miro mi reloj, aún estoy a tiempo de encontrarlas despiertas, pero no quiero ver a Kath, el beso que nos dimos sigue en mi cabeza y si la veo volvería a caer a sus pies como hice en el pasado, lo mejor es seguir odiándonos pero
—¿Agotado? —abro mis ojos cuando lo escucho, él se sienta frente a mí
—Evan —susurro el nombre de mi hermano mirando sus ojos —no dijiste que llegarías hoy —él sonríe
—Quería sorprender, pero me encontré la casa vacía —suspira —dime Luke, ¿cómo ha sido tu vida estos días? —sonríe
—Supongo que si estás aquí es porque ya has acabado con todo lo que pedí, háblame de los negocios y de Fabián, ¿aceptó mis condiciones? —Evan ríe
—Pensé que me recibirías con un abrazo —suspiro —somos hermanos
—Déjate de juegos Evan, sabes que gracias a que somos hermanos es que sigues vivo —me levanto de mi asiento y voy hacia la bebida —me traicionaste
—Yo no lo veo de esa forma Luke
—¿Hacer tratos a mis espaldas con mis enemigos no es traición? —me sirvo un trago
—Pensé que ya estábamos bien
—Y lo estamos, estoy volviendo a confiar en ti
—No confías en mí —él se pone de pie y bebo mi bebida de golpe —de hacerlo no me hubieras mandado lejos de ti a hacer negocios ridículos con esos inútiles, puedo serte útil aquí hermano —Evan se acerca a mí
—Dime de Fabián —mi hermano respira hondo
—Fabián quiere verte a ti, vendrá a la ciudad —aprieto el vaso en mi mano
—No confío en él
—Ni en nadie —Evan ríe dándome la espalda —¿lo verás? —me mira y vuelvo a servirme otro trago
—No aceptará lo que quiero así que seguramente quiera matarme —miro la bebida en mi vaso —llámalo —me acerco a Evan —programa una cita, lo quitaré del medio, después de todo, es el único enemigo que me falta —sonrío
—Marcus también es tu enemigo
—Pero será mi suegro, aceptó llegar a un acuerdo, por el momento todo está bien con él, haz lo que pedí Evan, sigue mis órdenes y podrás quedarte a mi lado —dejo mi vaso en sus manos y paso por su lado, arreglo mi traje subiendo por las escaleras, Evan quizás tiene razón, no confío en nadie, tampoco debería hacerlo y tengo la maldita sensación de que él me va a traicionar, solo espero equivocarme.
Bajo de mi auto dando un suspiro y me quedo mirando la casa de Katherine, sonrío pensando en eso y me hace sentir orgulloso, a pesar de todo mis hijas nunca han pasado necesidad, gracias a la mujer que Kath es ellas no han necesitado de nadie, tiene un techo, un auto aunque es viejo y comida, también han tenido lo más importante, amor. Camino hacia la casa con dos ramos de rosas en mis manos esperando que me perdonen por no haber llegado a la cena y es Saulo quien toca el timbre por mí.
—Luke —miro los ojos de Kath cuando abre, al instante sus mejillas se tornan rojas y sé que piensa en lo mismo que yo, el beso. —No te esperaba —agrega apartándose para dejarme pasar y eso hago
—Necesitaba verlas —carraspeo sin mirarla —a las niñas —especifico dándome la vuelta para verle —no vine a cenar, me fui sin hacerlo —ella asiente.
—Están en la habitación —asiento con lentitud y camino hacia la habitación de las niñas, entro a esta y sonrío al ver a mis princesas sobre la cama jugando, ambas me miran sin decir palabra alguna y eso no es bueno.
—Vine a pedir disculpas por no llegar a cenar —les sonrío, pero ellas siguen serias y extiendo los ramos de rosas hacia ellas —princesas
—Ya vamos a dormir —ignoran los ramos de rosas y se acuestan en la cama, las miro confundido sin entender nada
—Debí quedarme a cenar con ustedes, lo sé —Elizabeth niega
—No estamos enfadadas por eso —alzo una ceja
—¿Y entonces por qué? —tomo asiento en la cama mirándolas —mis princesas —sonrío cuando no hablan —las amo, las adoro, ustedes
—¿Odias a mamá? —la pregunta de Karla me deja sin habla
—¿Cómo dices?
—Mamá dice que ustedes no pueden estar juntos porque la odias —Elizabeth se sienta —¿es verdad? —miro a una y luego a la otra sin aún encontrar las palabras, doy un largo suspiro y dejo las rosas sobre la mesita de noche.
—No —expreso sin mirarlas
—¿Y por qué mamá dice que si? —miro a Karla que también se sienta
—Tenemos diferencias —expreso mirándolas —eso es todo, pero no, no odio a mamá —sonrío un poco
—¿La quieres? —cuestiona Elizabeth con cierta ilusión en sus ojos y asiento sin poder mentirles
—Por supuesto
—¿Es verdad que vas a casarte? —respiro hondo ahora entendiendo todo y me acerco un poco más a ellas
—Pues si —respondo y ellas se miran entre sí, luego a mí
—No te cases papá —Elizabeth se acerca a mí y sonrío cuando lleva sus manos a mi rostro —queremos que tú y mamá estén juntos, no puedes casarte con alguien más
—Princesa
—Además, la quieres —expresa con entusiasmo y sus ojos brillan
—Es complicado
—Mamá te quiere —dice mi pequeña mirando mis ojos
—Ella te quiere —dice Karla y la miro —cuando dijo que te casarías estaba triste, papá —mi otra hija se acerca a mí —no te cases, no pongas triste a mamá, ella te quiere —sus palabras, sus ojos brillantes y como me miran hace que mi corazón se acelere, ¿cómo negarles algo cuando lo suplican de esa forma, con esos ojos?
Salgo de la habitación de las niñas dejándolas dormidas y me detengo frente a la de Katherine que es al lado, la puerta está entreabierta y entro a la habitación, Katherine mira hacia mí dejando su teléfono a un lado y me acerco a la cama en donde está sentada.
—Les dijiste que me casaría —suelto mirando sus ojos
—¿Acaso era un secreto? —ella se pone de pie
—Lamento lo de hoy —digo haciéndola sonreír
—¿Hablas del beso? —niego con la cabeza dejándola algo desconcertada