Las princesas del mafioso

Capítulo: 12

Katherine

Su confesión de que me ama me deja sin palabras mientras miro sus ojos, quiero gritarle que yo también, que en todos estos años no he podido olvidarlo, que con cada hombre que salía le recordaba a él y siempre acababa comparándolos, pero escuchar su te amo no nubla mi juicio, estar juntos significaría estar en peligro, al menos, así lo veo, no puedo olvidar la razón por la que me fui pero, ¿y si la vida me está dando otra oportunidad para ser feliz y estar con el hombre que amo? Me alejo unos pasos de él pensando en todo, es tan difícil, vuelvo a mirar sus ojos y veo cierta ilusión en estos, mis hijas ponen esa misma mirada cuando piden algo y es imposible negarme a ello, sonrío recordando eso.

—¿Tu sonrisa que significa? —pregunta sonriendo un poco

—Las niñas me miran como tú cuando quieren algo, supongo que te pusieron la misma mirada a ti y por eso estás aquí —Luke se echa a reír y se sienta sobre la cama

—Estoy aquí porque te amo Katherine —levanta su mirada hacia mí

—Luke acabas de decirme que tendrías muchos problemas si

—Puedo con todo y más si las tengo a ustedes —él extiende una mano hacia mí

—Necesito pensar —murmuro dejando mi mano sobre la suya y él me acerca a su cuerpo

—Tienes casi un mes para eso —dice mirando mis ojos llevando sus manos a mi cintura —dame una respuesta antes de la boda —Luke se pone de pie quedando pegado a mí, su boca cerca de la mía y al instante siento mi corazón acelerarse —y piensa bien Kath —una de sus manos acaricia mi rostro, sé que no lo dirá, pero sé que es la última oportunidad que me da, si le digo que se case y que no quiero nada con él estoy segura de que se olvidará para siempre de mí, Luke se acerca y deja un breve beso en mi boca dejándome con ganas de más, luego simplemente camina hacia la puerta y sale de la habitación dejándome con demasiadas dudas, tengo casi un mes para decidirme, pero el tiempo pasa bastante rápido.

Camino por el hospital sabiendo que mi turno ya acaba y debo recoger a mis pequeñas en la escuela, voy a por mis cosas, pero antes de entrar al despacho alguien sujeta mi brazo y rápido volteo, respiro hondo al ver a Jon.

—¿Kath podemos hablar? —cuestiona mirando mis ojos y me cruzo de brazos

—Si es de trabajo sí —expreso mirando sus ojos —pero de nada más

—Lamento haberme ido así del restaurante pero

—Tenías miedo, lo comprendo —no dejo que hable —dejemos eso en el pasado Jon —me giro para entrar al despacho y tomar mis cosas

—Mi padre es el dueño del Hospital —sus palabras me detienen cuando tomo el pomo de la puerta

—Ya lo sé —susurro volviendo la mirada a él

—Le hablé sobre lo que pasó y tanto él como sus socios están de acuerdo en que no quieren en su hospital a alguien que pueda dañar la imagen de este —lo miro confundida

—¿De qué hablas? —sonrío como estúpida mirando sus ojos

—No sé quien es ese tipo padre de tus hijas, pero claramente es peligroso, lo lamento Katherine —él suspira —te darán quince días para buscar un trabajo e irte de este hospital —suelta de la nada dejándome sin aliento —hazlo sin escándalos por favor —Jon se da la vuelta y se aleja de mí, me quedo mirando como se aleja aun pensando en sus palabras, por Dios, acaban de echarme de mi trabajo, la única fuente que tengo para mantener a mis hijas y ahora debo buscar algo más, aún desconcertada abro la puerta y entro, pero me detengo de golpe al ver al hombre que está dentro y sonríe.

—Katherine cuánto tiempo —dice Evan sentado en una silla y agradezco que una mesa nos separe, tenso mi mandíbula mirando sus ojos.

—¿Qué haces aquí? —él se pone de pie

—Supe que tengo sobrinas aunque claro no por mi hermano —él ríe —ahora entiendo por qué Luke ha estado tan precavido sin ir a las entregas, ha estado evitando las balas y todo porque es padre —camina hacia mí.

—¿Qué haces aquí? —repito la pregunta mirando sus ojos y ríe

—Sé que ustedes se ven, ahora él vuelve a estar cerca de ti —Evan se detiene cerca mirando mis ojos —y necesitaba hablarte para evitar malentendidos, Katherine seré claro, no puedes decirle a Luke que fui yo quien te dijo a lo que toda la familia se dedicaba y quien te dio esa dirección donde él iba a estar y donde mataría a alguien.

—Le tienes miedo

—Te mataré a ti y a tus hijas si dices algo de eso —amenaza como si nada y estoy harta de las amenazas

—Luke no sabe nada

—Que siga así —él pasa por mi lado

—Es una lástima que no sepa la clase de hermano que tiene —mis palabras detienen sus pasos —un envidioso claramente que desea lo que él tiene —Evan me mira

—Deberías estarme agradecida —sonríe —te enseñé quien era realmente mi hermano, y Katherine —suspira —que no te engañe, él sigue siendo un monstruo y ahora es hasta peor que antes, cuando quieras pruebas de eso —Evan se acerca de nuevo a mí —llámame —saca una tarjeta con su número y la deja en una de mis manos, luego sale del despacho, pensé que hoy sería un día normal, pero me acaban de sacar del Hospital y ahora me amenazan y todo por estar Luke en mi vida, quizás la vida intenta decirme algo.

Espero paciente fuera de mi auto a que las gemelas salgan de la escuela, los niños ya salen, pero por más que miro no las veo a ellas, miro mi reloj, siempre son las primeras en salir, suspiro pasando una mano por mi rostro cansada de esperar.

—Katherine —me acerco a la maestra que dice mi nombre

—Espero a las gemelas

—Ellas se fueron hace un rato —mi boca se abre sin poder hablar —su padre vino a por ellas —la mujer sonríe

—¿Luke?

—Sí, las buscó, las niñas estaban felices y subieron a una limusina

—¿Por qué las dejaste ir con él? —alzo la voz mirando sus ojos

—Es que las he visto llegar todos los días con él y contigo, pensé que no habría problemas —niego con la cabeza enojada, al parecer las gemelas olvidaron que hoy luego de la escuela iríamos a por helados y otra vez estoy celosa, además hoy estoy enojada, subo al auto sintiendo un terrible dolor de cabeza y arranco este con rabia, como si no fuera ya demasiado el auto se apaga, vuelvo a tratar de encenderlo, pero solo comienza a salir humo de este y rápido bajo del auto, suelto una palabrota y ahora la cabeza me quiere estallar, tiene que ser una broma.




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