Las princesas del mafioso

Capítulo: 13

Luke

El plan era perfecto, sabía que se enojaría, pero sabía que le gustaría lo que las gemelas y yo hicimos, quiero tenerla conmigo, quiero que me diga que no quiere que me case con otra mujer y que me ama, si en todo este tiempo que le di debo bajar la luna a sus pies con tal de que diga que quiere que deje todo por ella entonces lo haré, pero ahora sostengo la tarjeta de mi hermano con su número de teléfono sin comprender nada, ellos no son amigos, pocas veces cuando Kath y yo estábamos juntos se vieron, pero ella ahora tiene su teléfono, Kath deja de mirarme y mira la rosa negra en su mano, con cuidado deja esta sobre la mesa y sé que está pensando, solo espero que no sea para mentirme.

—Las niñas

—Te dije donde están y con quien —mascullo viendo que quiere cambiar de tema —háblame de esto —dejo la tarjeta sobre la mesa, ella se queda mirando esta —¿por qué la tienes? ¿Cuándo te la dio?

—Luke

—Habla —gruño ya enfadado

—No te interesa —suelta haciendo que mi sangre hierva —es mi vida Luke y

—Basta Katherine —me acerco a ella —deja de actuar como niña inmadura, mi hermano es peligroso

—Tú también —me desafía mirando mis ojos

—Responde mis preguntas

—No tengo por qué —ella intenta pasar por mi lado, dejo caer su bolso al suelo y tomo su brazo —suéltame Luke

—Katherine —miro sus ojos apretando su brazo

—Vi a tu hermano por casualidad —dice mirando mis ojos —me dio su tarjeta, sabe que tenemos dos hijas y me dijo que

—¿Desde cuándo sabes mentir mirando los ojos de la otra persona? —interrumpo su montón de mentiras y ella suspira

—He tenido un día horrible, me dieron un mes para salir del Hospital, voy a la escuela y las niñas ya no están, subo a mi auto y se rompe —ríe negando con la cabeza —lo que hiciste hoy es precioso Luke, pero la cabeza me quiere explotar y me duelen los pies —ella mira mis ojos —por favor vete y trae a mis hijas, déjame a mí en paz, me diste un mes para darte una respuesta, no me agobies —suelto su brazo apretando mis dientes, ella se aleja de mí saliendo del comedor y aprieto mis puños, con rabia tomo la mesa y la lanzo lejos tirando todo al suelo y haciendo bastante ruido, paso con rabia las manos por mi rostro pensando en todo y camino furioso hacia la puerta, salgo de la casa agradeciendo cuando el aire impacta en mi rostro y busco mi teléfono, rápido marco a Saulo.

—Señor —dice al tomar rápido la llamada

—Trae a las niñas a la casa —ordeno dando un suspiro —y organiza todo en esta, retira las velas y todo

—¿Todo bien señor?

—Todo perfecto —cuelgo la llamada y guardo mi teléfono, al parecer tengo bastantes cosas por hacer, pero la más importante lleva el nombre de mi hermano.

Entro como loco a mi casa y comienzo a buscar por todos lados, voy directo a la habitación donde él se está quedando y entro a esta de forma brusca, mi hermano al verme se pone de pie y sonríe, yo voy hacia él.

—¿Por qué fuiste a verla? —me mira confundido

—¿De qué hablas Luke, yo —tomo su camisa con mis manos y lo acerco a mí

—Sabes de sobra de quién hablo Evan, ¿por qué fuiste a verla?

—¿Sabe Jana sobre ella y tus hijas? —golpeo su rostro y él cae al suelo, me mira estupefacto

—Le diste tu número, habla

—¿Vas a matarme por la zorra que te abandonó? —Evan ríe poniéndose de pie, para este punto estoy cegado de la ira y me abalanzo sobre él, ambos caemos al suelo y comienzo a golpear su rostro con furia sabiendo que no la busca para nada bueno, todos mis movimientos son detenidos cuando siento el frío metal que atraviesa mi piel y me quedo mirando los ojos de mi hermano, una leve sonrisa aparece en su rostro, pero también hay miedo en su mirada, me alejo de él viendo el cuchillo en mi abdomen.

—Olvidaste que siempre lo llevo —escucho sus palabras y luego él sale de la habitación corriendo, llevo mis manos al cuchillo tomando aire e intento retirarlo, pero caigo al suelo sin poder hacerlo sintiendo demasiado dolor.

—¡Luke! —Saulo corre hacia mí —¡maldición! —comienza a intentar detener la sangre y aunque no quiero mis ojos se cierran.

Abro los ojos cuando escucho el sonido de mi teléfono, miro a mi lado viéndolo sobre la mesita e intento tomarlo, pero el gesto hace que maldiga por el dolor, miro entonces mi abdomen que tiene una venda y suspiro.

—No te muevas —gruñe Saulo que viene hacia mí

—Mi teléfono

—La herida puede abrirse —él toma mi teléfono y lo deja en mis manos, sonrío viendo que es Elizabeth quien llama

—¿Evan? —miro a Saulo

—No lo hemos encontrado señor —bufo con sus palabras —pero lo haremos —el teléfono vuelve a sonar en mis manos y tomo la llamada.

—Princesa —digo mirando el techo de mi habitación.

—Papá no viniste a cenar —miro el reloj de la pared y frunzo el ceño viendo la hora, son casi las 8 de la mañana, ¿estuve inconsciente toda la noche?

—Perdón

—¿Salió mal la cita con mamá? —escucho a Karla y suspiro

—Bastante mal —soy sincero —pero lo arreglaré

—Entonces ven hoy —dice Elizabeth y respiro hondo —no iremos a la escuela, estaremos en casa, podemos jugar y cocinar juntos —miro a Saulo que niega con la cabeza

—Ahí estaré princesas —la llamada se cuelga y llevo una mano a mi herida, escuchando a Saulo farfullar una maldición me siento en la cama

—No debe levantarse

—Cuando seas el jefe y seas quien me pague darás las órdenes Saulo —me pongo de pie y todo el dolor se extiende por mi cuerpo —mis hijas me esperan —agrego mirándole —dame algo para el dolor y calla.

—Señor

—Por cierto —lo miro —ten una reunión con los dueños del Hospital donde Katherine trabaja

—¿Una reunión? ¿Y cómo?

—Inventa, para eso te pago, secuestra, amenaza, haz lo que quieras, pero reúnelos y haz que te vendan el hospital —sus cejas se alzan

—No querrán

—Dales el dinero que pidan y al primero que se oponga mátalo —ordeno sin nada de sentimientos —créeme, cuando eso suceda, los demás venderán —Saulo asiente con lentitud




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