A pesar de ser oficialmente la monarca del Reino Unido. Danika había dado la potestad a su tío para que ejecutase todos los métodos de seguridad con tal de proteger a la corona. Alfred Damond, el hijo menor de la reina, estaba sentado a la derecha de su sobrina en la sala de reuniones, esperando que esa habitación resguardada fuese el lugar más seguro para custodiarla, aguardando la opinión de hombres especializados para contener este tipo de situaciones.
—Los drones, los perros caninos y los vigías ya han sido desplegados por todo el palacio, señor.
— Las cintas de seguridad fueron borradas, sin embargo las cámaras guardan una copia de respaldo con un cifrado que se debe decodificar para poder verlas.
El príncipe Alfred estaba sentado al centro de una enorme mesa con los dedos cruzados, impaciente por hallar una respuesta para lo que acababa de suceder. Dentro de los muros del palacio cada evento, previsto o inesperado correspondía a un protocolo previamente analizado y estudiado por especialistas para su ejecución en caso de alguna eventualidad. Sin embargo, esta era una situación diferente, un escenario, que jamás se había pensado. Las últimas veinticuatro horas lo habían agotado, todas las medidas estaban tomadas esperando a comunicar el deceso de su madre debido a su salud, pero estas tuvieron que ser frenadas.
En medio de la reunión, el director de seguridad Dominick Jonhson ingresó.
— Su Majestad, aquí tengo al señor Navarro, a quien solicitó ver en persona.
El salón enmudeció y todas las miradas se concentraron en Navarro, quien les devolvió una mirada de confusión.
—¡Profesor Navarro!— gritó Danika.—¿Qué está ocurriendo?
—Eso es la queremos responder, profesor —contestó rápidamente el Alfred. —Sabemos que usted ha estado en contacto con la terrorista Amelie Williams y que ella lo invitó aquí esta noche, bajo un oscuro propósito.
— No comprendo porque Amelie ha hecho esto, ella es una profesora reconocida de medicina, no una terrorista. Ella me invitó esta noche a esta ceremonia, por orden del príncipe Jacob...
—No hubo ninguna invitación por parte de él. —Lo interrumpió Alfred— Investigamos las invitaciones y las cartas de los invitados. Están firmados bajo el actual sello de la familia real. Ninguno de los que vinieron esta noche recibieron invitación alguna por parte de mi hermano, sin embargo, la suya es la única tiene algo en particular.
Alfred le extendió la carta a Navarro, la cual tenía en una esquina el emblema del dragón y el león sosteniendo el escudo del reino,
A Navarro ello le pareció raro, ¿Cómo podría alguien burlar así la seguridad de una de las residencias más protegidas en el mundo?
—Como podrá observar el escudo es el mismo que aparece en los videos que ustedes han propagado.
—¿Cuáles videos?
—¡Deje de hacerse el tonto, profesor! Sabemos que usted y Amelie Williams grabaron esos videos y es solo cuestión de tiempo para que confiese.
—En verdad no tengo idea de lo que está hablando. Lo juro.
El príncipe suspiró muy serio y ordenó encender la pantalla del televisor. En ella una presentadora de la BBC narraba lo acontecido en las últimas horas. «Tras los acontecimientos ocurridos esta noche en el palacio de Buckingham, la dirección de seguridad no ha afirmado, ni desmentido la veracidad del video que circula por las redes en las que se muestran a una mujer anunciando la muerte de la reina Olivia y con ella la caída del Reino Unido. Según los informes recientes, quien se muestra en cámaras es la profesora de medicina de la Universidad de Londres, la maestra Amelie Williams, especializada en neurociencia. Quien según sus colegas y personas allegadas a ella no era una mujer con ideas políticas radicales. Asimismo, durante las ultimas horas se ha difundido un video con una bandera ensangrentada del Reino Unido y una especie de poema en latin, hasta el momento la difusión de este otro video que se le adjudica a Amelie Williams. Sin embargo, la casa real y la seguridad privada del palacio, aún no ha manifestado ningún pronunciamiento al respecto, creemos que durante las próximas hará oficial todo lo ocurrido.»
—Necesito ver el video del que habla. —Pidió Navarro.
Alfred hizo un ademan con la mano y dejó correr el video que se había hecho viral en las últimas horas.
En ella se podía ver una bandera manchada de sangre y sobre ella el emblema del león y el dragón sosteniendo un escudo británico, mientras sonaba ligeramente una canción que Navarro reconoció al instante «Miserere Mei Deus»
Quod corvis dimissi sunt
Leo rugiet et ad aequora purpuream singultibus libertas
Et cum eo nomina hominum ab ipsis ventum reddet
clamans voce magna
Usque clipeos obiecit suis canticis praevaricationem
Unio autem nocte cadet lapillus super terram
Cum melodiam iterum plays
Pax Quaeritur Bello.
El video terminó, la sala quedó en silencio mientras Navarro quedo congelado al oír esa frase intentando recordar en donde la había oído antes «Pax Quaeritur Bello». Siguió preguntándoselo unos instantes hasta que aquella extraña insignia consiguió llamar aún más su atención.
—No entiendo porque ella tomaría ese camino. El poema... no se me hace muy similar, jamás lo había oído.
—¿Deberíamos considerarlo una amenaza su majestad? –preguntó el director del MI5 a Alfred.
Alfred volvió la mirada a Navarro quien no comprendía la situación, generando cada vez más y más preguntas dentro de sí. En esta ocasión la confusión se sumó el miedo. El video era claramente bizarro. No dejaba en claro las intenciones de Amelie, sin embargo si la figuraba como cómplice. Cada dos años Navarro visitaba Reino Unido, mayormente invitado por universidades a lo largo del país. No obstante, esta visita a Inglaterra había sido distinta. Había algo en el decorado del video y la ropa que usaba Amelie que le resultaba inquietantemente familiar.