El día de hoy había amanecido muy soleado, el cantar de los pájaros resonaba mientras desayunaban ambos muy callados, su esposa había optado para que la interrogación fuera a las 8:30 AM por lo que al terminar, se ducharon y vistieron para la ocasión. En la mente de Víctor resonaba una frase como un eco “Te vi”, lo estaba volviendo loco, no podía dejar de oírla, y era desesperante… Sentía cómo la locura lo consumía y la desesperación lo estaba llevando a golpearse la cabeza. Tenía unas ganas enormes de sonreír, y cada vez que su esposa no lo estaba viendo lo hacía, esbozaba una sonrisa demencial, como aquel que se está convirtiendo en un descerebrado o en un enfermo mental. “Te vi, te vi, te vi” Resonaba en su interior, cada minuto parecía que el volumen aumentaba lo que lo llevaba de cierta manera a sonreír más y más, estaba al borde de la locura cuando de pronto, tocaron el timbre. Él y su esposa salieron a recibir a los agentes, eran dos hombres vestidos en sacos negros y corbata, llevaban un maletín con una grabadora para capturar la plática y la interrogación que harían. Todos se sentaron en el comedor, cada uno con un vaso de agua frente a ellos.
—Me parece que debemos empezar por el principio —Dijo uno de los agentes mientras encendía la grabadora— ¿Dónde estaban cuando ocurrió el accidente? Tengo entendido por los forenses que la hora de muerte del niño fue a las 4:37 de la tarde.
—Yo estaba trabajando —Titubeó la esposa de Víctor al hablar— Y tengo entendido que mi esposo estaba en su habitación cuando el accidente ocurrió.
— ¿Es eso cierto señor? —Le preguntaron.
Víctor no podía ni hablar… Oh por dios… Ahí estaba de nuevo ese espectro azul… Su hijo… Estaba bajando por las escaleras como si fuera una araña… Iba directo a él… “Te vi, te vi, te vi” Lo escuchaba en su interior como gritos atroces que lo hicieron temblar de miedo.
Los agentes voltearon también a la escalera y no vieron nada, rápidamente se ajustaron en sus asientos y se pusieron rectos.
— ¿Señor? ¿Le sucede algo? —Dijo uno de ellos con voz nerviosa.
— ¿Mi amor? —Preguntó su esposa— ¿Pasa algo?
Víctor no se movía y se había puesto completamente pálido, su hijo estaba junto a él, situado al lado de su silla, se levantaba lentamente agarrándose de su hombro para ponerse de pie
“¡TE VI, TE VI, TE VI!” El demoniaco sonido era ya un estruendo en su cabeza
¡¿Cómo es posible que no lo escuchen?! —Gritó en su mente.
Los agentes se habían puesto ya de pie.
¡TE VI, TE VI, TE VI, TE VI, TE VI, TE VI, TE VI! Su hijo estaba por poner su boca en el rostro de Víctor cuando éste se levantó de un salto de la silla gritando como loco.
— ¡FUI YO! —Gritó— ¡YO LO LANCÉ POR LAS MALDITAS ESCALERAS! —“Te vi, te vi, te vi” Gritaban en su cabeza— ¡YA CALLATE MALDITA SEA! ¡EL MALDITO BASTARDO ME VIO REVOLCANDOME CON MI AMANTE Y ME DIJO QUE TE LO CONTARÍA EN CUANTO LLEGARAS! —Apuntó a su esposa con el dedo— ¡ASÍ QUE NO ME QUEDÓ OPCIÓN QUE LANZARLO POR LAS ESCALERAS!
Todos los demás quedaron en un silencio profundo y con una tensión que se palpaba.
Víctor comenzó a reír como loco y se le dibujó una sonrisa en la cara tan macabra que incluso su esposa tuvo que apartar la vista.
— ¡EL BASTARDO NO SE MORÍA ASÍ QUE TUVE QUE LANZARLO VARIAS VECES HASTA QUE DEJÓ DE RESPIRAR! ¡JAJAJAJAJAJA! —Las risas brotaron de su boca como fuertes relámpagos mientras se comenzaba a mover de una lado a otro como loco— FUI YO, FUI YO, FUI YO.
“¡TE VI, TE VI, TE VI!” Los gritos de su cabeza impedían completamente que pudiera escuchar cualquier otra cosa del exterior.
Ya no era el quien actuaba, pero por sus ojos sólo pudo ver cómo en un movimiento rápido tomaba un cuchillo de la cocina y de un tajo rápido y eficaz se rajaba el cuello con un corte que era imposible que sobreviviera. Cuando estuvo tirado en el suelo vio cómo su hijo acercaba su rostro al suyo mientras se agachaba y se le recostaba en el pecho.
—Te vi, padre —Dijo la voz de su hijo.
—Me viste, hijo —Dijo Víctor para sus adentros.
Le fue imposible evitar hacer una sonrisa, una sonrisa tan macabra que ni siquiera se le acercaron para socorrerlo, con la boca llena de sangre, su cara manchada de rojo y del cuello corriéndole un rio de aguas rojas esbozó su última sonrisa mientras escuchaba cómo la voz en su cabeza iba disminuyendo.
—Te vi… —Dijo una última vez aquella voz antes de desaparecer.
Editado: 07.10.2020