David tomó una profunda respiración y comenzó a hablar. "Layla, hay algo que no te he dicho. Mi madre murió en un atentado en Tel Aviv cuando yo tenía 14 años. Desde entonces, he sentido un odio profundo hacia los responsables. Pero conocerte a ti me ha hecho cuestionar muchas cosas."
Layla lo miró con sorpresa y tristeza. "David, lo siento mucho. No puedo imaginar lo que has pasado."
David asintió, agradecido por su comprensión. "Gracias, Layla. Pero hay algo más. No sé de dónde eres, y no quiero que eso cambie lo que siento por ti. Pero creo que es importante que seamos honestos el uno con el otro."
Layla sintió un nudo en el estómago. Sabía que este momento llegaría, pero no estaba preparada para enfrentarlo. "David, yo también tengo algo que decirte. Mi padre murió en combate cuando yo tenía 12 años. Desde entonces, he sentido un odio similar hacia los enemigos de mi país."
David la miró con comprensión. "Lo siento mucho, Layla. Pero ¿de dónde eres?"
Layla tomó una profunda respiración. "Soy de Teherán, Irán."
El silencio que siguió fue abrumador. David y Layla se miraron, procesando la revelación. Ambos sabían que sus países estaban en conflicto, pero también sabían que sus sentimientos eran reales.
David se quedó quieto por un momento, el peso de sus propias palabras y las de Layla cayendo sobre él como una montaña. No podía negar la ola de emociones que lo atravesaba: shock, dolor, pero también una inexplicable sensación de alivio. Se dio cuenta de que este era un momento de verdad, una oportunidad para enfrentar sus prejuicios.
"Layla," dijo finalmente, su voz apenas un susurro, "no puedo cambiar lo que siento por ti. Sé que hay mucho en nuestros pasados que es doloroso y complicado. Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a intentar. Intentar entender, intentar superar."
Layla lo miró, sus ojos llenos de lágrimas no derramadas. "Yo también, David. Siempre he pensado que el odio era la única manera de honrar la memoria de mi padre. Pero ahora, contigo, veo que hay otra forma. Tal vez, juntos, podamos encontrar la paz que ambos buscamos."
David asintió, acercándose y tomando su mano. "Vamos a intentarlo. Vamos a aprender a confiar el uno en el otro, a pesar de todo lo que nos ha separado."
Layla sintió una mezcla de miedo y esperanza. Sabía que no sería fácil, pero por primera vez en mucho tiempo, sintió que no estaba sola en su lucha. Con David a su lado, creyó que tal vez había una forma de encontrar la paz que tanto anhelaban.