En los días siguientes, David y Layla comenzaron a planificar cómo enfrentarían los desafíos que sabían que vendrían. Hablaron sobre cómo manejarían las reacciones de sus familias y amigos, y cómo se apoyarían mutuamente en los momentos difíciles.
Una tarde, mientras paseaban por el parque bajo la sombra de los árboles, Layla rompió el silencio. "Creo que lo más importante es ser honestos y abiertos con nuestras familias," dijo, su voz suave pero llena de determinación. "Debemos explicarles lo que sentimos y por qué creemos que nuestra relación puede funcionar."
David asintió, sus pensamientos alineándose con los de Layla. "Tienes razón. Y también debemos estar preparados para la posibilidad de que no todos lo acepten de inmediato. Pero si somos pacientes y persistentes, creo que podemos ganarnos su apoyo."
Layla sonrió, una sonrisa llena de esperanza y fortaleza. "Sí, y debemos recordar que lo más importante es lo que sentimos el uno por el otro. Si estamos unidos, podemos superar cualquier obstáculo."
David se detuvo y tomó la mano de Layla, mirándola a los ojos con una intensidad que hizo que su corazón latiera más rápido. "Layla, quiero que sepas que estoy dispuesto a luchar por nosotros. No importa lo que digan los demás, te amo y estoy decidido a hacer que esto funcione."
Layla sintió una oleada de emoción y lágrimas llenaron sus ojos. "David, yo también te amo. Nunca pensé que encontraría a alguien que me comprendiera y apoyara tanto como tú. Juntos, sé que podemos enfrentar cualquier cosa."
David la abrazó con fuerza, sintiendo la profundidad de su conexión. "Juntos, somos invencibles," susurró.
Los días siguientes estuvieron llenos de conversaciones largas y sinceras. Decidieron escribir cartas a sus familias, explicando sus sentimientos y la seriedad de su relación. Sabían que sería un camino difícil, pero se sintieron fortalecidos al saber que lo enfrentaban juntos.