El día de su partida se acercaba. David y Layla habían conseguido todos los documentos necesarios y estaban listos para comenzar su nueva vida en Canadá. Sin embargo, el dolor de dejar a sus familias detrás era palpable.
En su último día en la ciudad, organizaron una pequeña reunión con aquellos que los habían apoyado incondicionalmente. La despedida estaba llena de emociones encontradas. Aarón, Amir, Sarah y algunos amigos cercanos se reunieron para despedirlos.
"Gracias a todos por estar aquí y por ayudarnos en cada paso del camino," dijo David, con la voz quebrada por la emoción.
"Este no es un adiós, es un hasta luego," añadió Layla, con una sonrisa llena de tristeza y esperanza. "Nos llevamos sus mejores deseos y su amor con nosotros."
El ambiente estaba cargado de lágrimas y abrazos. Los amigos les dieron regalos simbólicos, recordatorios de su lucha y su valentía. La última noche en la ciudad era un testimonio de su amor y de los lazos que habían formado, una mezcla de nostalgia y anticipación por el futuro que les esperaba.
Esa noche, mientras David y Layla abordaban el avión que los llevaría a su nueva vida, un grupo armado irrumpió en el aeropuerto. Se desató el caos, y en medio del enfrentamiento, David y Layla quedaron atrapados. David vio a una niña asustada y corrió a protegerla, mientras Layla intentaba ayudar a otros pasajeros a encontrar refugio.
De repente, una explosión sacudió el lugar, y David fue alcanzado por la onda expansiva. Layla, desesperada, corrió hacia él, pero ya era demasiado tarde. David, con su último aliento, sonrió y susurró: "Te amo, Layla. Siempre estaremos juntos."