Más allá de un te quiero

EL EXAMEN DE GEOMETRÍA.

—¡Qué madrugador! —Comenta Sandra cuando Alec entra en la cocina esa mañana.

—¿Dónde están los demás?

—Durmiendo. Luego de que terminara el programa de luchas, se quedaron fritos en el sillón.

—Estuvo bueno, ¿eh?

—Siéntate, te serviré el desayuno.

La mujer coloca un plato frente a él y le sirve en seguida cuatro rebanadas de pan tostado, huevos revueltos y tocino.

—¿Roger también está dormido?

—No. Se fue hace unos minutos al club. Shiga lo llamó temprano.

—¿Pasó algo?

—Nada grave, supongo.

—Tal vez deba ir para allá.

—Lo harás después de la escuela. – la mujer le envía una mirada de advertencia, señalándolo con la espátula.

—Ya lo sé.

Alec no puede evitar poner los ojos en blanco mientras contesta con la boca llena. Sabe que tendría problemas no solo con ella sino con el mismo Roger si faltase a clases. Ya pasó por eso y no está interesado en volverlo a vivir, además de eso, no podría – aunque quisiera – faltar a clases hoy. Esboza una sonrisa al pensar en qué día es: miércoles, día del examen de geometría.

Isabela como cada mañana, se levanta y toma su desayuno con sus padres. Su madre la saluda animadamente mientras atiende una llamada por el dispositivo de bluetooh. Su padre lee el periódico mientras disfruta de una humeante taza de café negro. Charlan los tres durante un rato, comparten lo que tienen pendiente para el día de hoy, Isabela más que ellos que tiene su clase de piano luego de la escuela. Se siente animada por alguna razón, pues sabe que es el día del examen de geometría, lo que implica que también es el día en que se liberará de tener que darle clases particulares a Alec Hunter.

Incluso piensa en lo que le dirá al señor García y a la señorita Gretchen cuando le escuchen reconocer a Alec que no fue culpa de ella, que él no quiso cooperar a pesar del empeño que ella puso por ayudarle. No puede esperar.

—Cariño, no te olvides de la clase de piano hoy.

—Mamá, cada miércoles me lo repites y cada miércoles te lo digo: no lo olvido.

—Te quedarás para tutorías hoy después de la escuela. Deberías llevar las partituras.

—No, la tutoría terminó —Contesta Isabela sin ocultar la sonrisa de oreja a oreja que dibuja su boca.

La mañana transcurre normal, ella ve su clase de algebra, luego la clase de biología en la que presenta un fabuloso ensayo acerca de los cruces de semillas, y finalmente se reúne con Debby para almorzar. Como se siente entusiasmada pide doble ración de todo, ignorando la pregunta no formulada en voz alta por parte de su mejor amiga cuando la mira extrañada.

Luego de esto, entra al salón de geometría en donde ya hay varios alumnos haciendo un último repaso antes de que llegue el profesor. Ella toma asiento como de costumbre en el último puesto y saca su libro solamente para ojearlo por encima. Éste examen representa la mitad de la calificación, ya que por las vacaciones de invierno termina el primer trimestre del año escolar.

Una parte de ella se siente un tanto mal por Alec, llegar a reprobar el examen implicaría tener que ir a la escuela nocturna para subir el promedio. Es sabido de que la misma no suele ser agradable, ya que van por lo general alumnos que incluso han repetido algún año escolar. Bueno, claramente Alec Hunter podría encajar bien en el perfil, pues es sabido que lo han expulsado antes de al menos dos escuelas por mala conducta. Sin embargo, ella no desea ningún mal para él ni nada por el estilo, simplemente se siente cansada de intentar ayudarle y que él no muestre interés.

¿Cómo ayudas a alguien que no quiere ayuda? ¿Cómo salvas a alguien que no quiere ser salvado?

En ese momento entra el señor García al salón y manda al orden a los estudiantes. Justo cuando va a cerrar la puerta para dar inicio al examen, ve entrar a Alec en el salón. Issy experimenta una extraña sensación en el estómago al verlo, sus miradas se cruzan y él esboza una ligera sonrisa caminando hacia su asiento al otro extremo del salón. Lleva una camisa gris, su acostumbrada chaqueta negra y sus jeans del mismo color.

—Les recuerdo que este examen equivale a la mitad de la calificación –comenta el profesor mientras entrega los exámenes–. Consta de quince preguntas simples y un ejercicio básico al final. Mañana entregaré los resultados acá en el aula y luego publicaré las notas finales en la cartelera del pasillo como de costumbre. Bien, no quiero escuchar ningún ruido, murmullos, susurros. Nada. A cualquiera que pille copiando, le quito el examen y queda automáticamente reprobado. –el hombre mira su muñeca izquierda–. Tienen una hora y treinta minutos a partir de… ahora.

Se hace un silencio absoluto mientras todos los alumnos concentrados miran su examen y comienzan a responder. Isabela no puede evitar mirar a Alec quien tiene su vista clavada en la hoja. El día de ayer no tuvieron tutoría, a pesar de que ella le dijo que estaba dispuesta a darle la clase, pero lo encontró en medio del pasillo riéndose con sus amigos justo a la hora en la que suelen verse en la sala de estudio y sintió tanto enojo que ni siquiera se molestó en recordárselo. Ella no es su madre, no tiene ninguna responsabilidad con él, por lo que solo dio media vuelta y se marchó.

Se concentra entonces en su examen y responde con facilidad las primeras seis preguntas. En las otras si tiene algunas dudas pero también se le hacen sencillas y se demora más de lo que esperaba en resolver el ejercicio final. Cuando alza la vista luego de chequear  una segunda vez que todo esté en orden, ve que solo han pasado cincuenta y cinco minutos. Está a punto de levantarse para entregar su examen al profesor, cuando ve que se ha levantado alguien antes que ella. Su boca se abre junto con sus ojos al ver que se trata de Alec Hunter.

Parpadea varias veces intentando confirmar si es él o ha visto mal, pero es difícil no saber que es él. Muchas personas alzan la vista para mirarlo con cierta sorpresa, pero él simplemente parece ignorarlo. Cuando se planta frente al escritorio del señor García, éste lo mira con curiosidad, ajustando sus anteojos en el puente de su nariz, frunciendo ligeramente el ceño.



#38017 en Novela romántica
#10596 en Thriller
#4251 en Suspenso

En el texto hay: romancejuvenil, amorprohibo

Editado: 06.10.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.