Máscara Inefable (saga Disfraz #1)

Capítulo XXIX

Gritarle al Mundo.

Al verlo de esta manera conmigo, hace que mi corazón se acelere, no hace amago de besarme y lo agradezco. Es injusto que él se comporte así conmigo, hace que aquellos sentimientos que trato de eliminar crezcan a enormes pasos, con una rapidez tan impresionante que ni yo puedo hacer algo al respecto. Nos quedamos así unos minutos, observándonos fijamente queriendo decir tantas cosas, pero debo convencerme a mí misma por completo que nosotros no somos para nada compatibles.

Así que, en contra de mi voluntad pongo mi mano en su pecho para alejarlo, él obedece y se aleja, me bajo sin decir una palabra y camino hasta la puerta sintiendo su mirada sobre mí. Volteo un poco para verlo.

── Gracias. ──Agradezco en un susurro y cierro la puerta detrás de mí.

Camino nuevamente a la oficina de Ryan a donde iba a un principio a comer antes de haber sido interrumpida. Noto que alguien me alcanza y al ver de quien se trata sonrío ligeramente.

── Le diste una buena lección a esa chica. ──Me río en respuesta ante la observación de Mars── No sabía que podías pelear muy bien, creo que con algo más de práctica puedas ganarme a mí o a Derek en un combate. Podrías ser nuestra guardaespaldas.

── No lo creo. ──Le miro divertida.

── ¿Por qué no?

── Porque cada vez que intento golpearlo, siempre atrapa mi puño justo a tiempo.

── Practicó mucho boxeo en su adolescencia.

── Él me comentó algo de eso, ¿qué pasó?

── Entraba a muchas peleas, para demostrar que era el mejor. Un día entendió que se estaba haciendo daño, pues llegaba con muchas heridas, así decidió dejar las peleas.

── No lo sabía. ──Recuerdo cuando me salvó aquella noche de los dos hombres y me siento un poco mal por hacerlo pelear de nuevo, ese sentimiento se va al recordar que el muy imbécil no pierde la oportunidad de meterse en problemas.

── Derek me contó que empezaste a salir con Ryan oficialmente. ──Le miro de reojo── Se veía triste, pero aun así no pierde la esperanza contigo.

── Debería perderla.

── ¿Por qué tratas de negar lo que sientes por él? ¿Por qué no te das cuenta de que ambos se quieren?

Aprieto mis labios en una dura línea cuando el inferior empieza a temblar.

── Porque cuando yo estaba más que dispuesta a aceptarlo, me engañó. ──Cuando noto que dirá algo, continuo── No quiero hablar de eso.

Él suspira rendido.

── Pero yo...

── Yo no me meto en los problemas que tienes con Jess. ──Le interrumpo, recordando cómo hirió los sentimientos de mi amiga, haciéndola dudar de su libro── No te metas en los míos.

Su expresión se endurece un poco, pero parece contenerla.

── Bueno, gruñosita. ──Ruedo mis ojos ante su manera de dirigirse a mí── El director te espera en su oficina.

Asiento y me alejo de él sin siquiera despedirme como se debe. Camino rápidamente por los pasillos hasta llegar a dirección, se porque me está llamando, así que antes de entrar, respiro profundo y abro la puerta con una enorme sonrisa.

── ¡Hola...!

── Ni hola ni que leches. ──Toso un poco para disimular que casi se me sale una risa y me siento en la silla que se encuentra en frente de él── ¿Por qué demonios entraste en una pelea? ¡Me prometiste que no lo harías, Alexandra!

── Lo sé y lo siento. ──Me disculpo con sinceridad borrando toda diversión de mi rostro── Sé que perdí el control, pero no volverá a pasar.

── No puedes asegurarme eso, Alexandra. ──Señala enfadado── No puedes asegurarme eso cuando sabes que puede volver a escaparse de tus manos la situación. Alex, puedes meterte en serios problemas y perder tu beca. Hasta ser expulsada. Dale gracias a Dios que la chica no te denunció.

Respiro hondo.

── Sí puedo asegurarle que no volverá a pasar.

── ¿Cómo? ──Exige saber y yo le dedico una pequeña sonrisa.

── Porque al terminar este semestre, continuaré con la carrera a distancia.

(...)

Salgo del edificio y respiro hondo mirando el cielo estirando mis brazos sin importarme si parezco una demente. Si quitamos el suceso de la chica Barbie, hoy ha sido un día extremadamente tranquilo, definitivamente extrañaré la universidad y todo en ella. Bueno, a mis compañeros no tanto.

Sé que me hará bien alejarme de este lugar y sobre todo de Derek, quien aprovecha la mínima oportunidad de estar cerca de mí.

Saco mi celular y marco el número de Ryan.

── Hola, preciosa. ──Su voz me hace sonreír con cariño.

── Hola, Ryan. ──Saludo dulcemente── ¿Me quedaré en tu casa hoy también?

── Eh, sí. Contesta, emocionado── Pasé por tu apartamento y traje algo de tu ropa.

Mis mejillas se tiñen de rojo al sólo pensar en Ryan escogiendo ropa interior.

── Bueno voy para allá.

── ¿Puedes venir en un taxi? ──Pregunta── Sólo por hoy, aquí ya tengo el auto listo, pero como aún no he terminado algo por aquí, necesito que vengas para poder terminar y de ahí vamos al estudio.

── Me parece perfecto. ──Mi dolor de cabeza regresa al sólo pensar en mi trabajo acumulado── Nos vemos, guapetón.

Hubo un largo minuto de silencio ante mi forma de llamarle y sé que se debe a que le tome por sorpresa. Escucho como se aclara la garganta y se ríe algo nervioso.

── Nos vemos, preciosa.

Volteo y comienzo a caminar con un excelente ánimo, tarareo por primera vez una canción de Ariana Grande en lugar de una de System Of a Down. Cuando llego a la parada para tomar un taxi, una voz que hace semanas odiaba escuchar, suena a mis espaldas.

── Hey, zorra.

Me giro para encarar a Jenna con una sonrisa plantada en mis labios.

── ¿Qué quieres?

── Joderte.

Que directa.

── Bueno, hoy no estoy disponible. Mañana en la mañana tendrás la oportunidad de hacerlo, con permiso.

Antes de darle la espalda ella levanta un micrófono que no había notado a su boca. Ya puedo presentir lo que dirá, sólo con verla lo hace más que obvio.




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