Mi gran sorpresa

Capítulo # 8

Capítulo # 8

En la casa Collins.

Taisha tocándose los labios con la yema de los dedos. No podía creer que los labios de Hans rosaron los suyos.

—Hans. Todavía te amo, pero es mejor estar así —dijo con el corazón encogido y que debía de olvidarlo porque estaba con otra mujer, y por mucho que lo amara no sería capaz de meterse en esa relación.

Decidió irse a la cama, debía de descansar y olvidarse de lo que había pasado.

Al día siguiente, Hans se apareció en el hogar de Taisha para visitar a su hija y conocerla un poco más. Ella estaba feliz de que Hans quería entablar una conexión con la pequeña y que Aisha compartiera más con su padre.

A los pocos días, Hans le pidió permiso a Taisha para llevarse a Aisha con Maddie para que también conviviera con su tía y para que se conocieran un poco más.

Ella estuvo de acuerdo, porque su hija merecía conocer a la familia de su padre y que conviviera con ellos.

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En la calle.

Taisha dejando a Aisha en el kínder.

—Te portas bien.

—Sí, mami. Mi papá no vino —comentó ella, poniéndose triste.

—Es que él trabaja, preciosa —le recordó.

—Lo sé.

Hans llegó, todo agitado y sudando.

—Hans —dijo Taisha impresionada.

—Perdón. Es que estaba corriendo como hago todas las mañanas y me acordé de que mi princesita tenía que ir al kínder —dijo él sonriendo.

—Papá, hoy, ¿vienes a buscarme? —le preguntó emocionada.

—No sé.

—Yo tengo que irme —dijo Taisha.

—Sí, mami —dijo ella entrando en su salón.

—Hola, Taisha.

—Hola, Esmeralda —dijo Taisha rodando los ojos y mirándola con seriedad.

—Viniste a traer a tu hija —dijo burlona.

—Sí.

—¿Y eso que no la trajo una de tus hermanas? —le preguntó con burla.

—Porque tiene a su madre que la puede traer y no es tu problema —dijo ella molesta.

—Taisha, vámonos —habló Hans.

—Taisha, siempre va a hacer así tu vida. Ni el padre de tu hija se hizo responsable —le recordó con maldad.

—Perdón, qué dijo —habló Hans, molesto por la actitud de la morena.

—Es la verdad —afirmó Esmeralda mirándolos.

—En primera. Yo me hecho responsable de mi hija, para que usted venga con su cara muy fresca a decir semejante mentira —dijo él alterado. Aunque no fuera verdad. No iba a darle gusto a nadie.

Esmeralda estaba apenada.

—¿Es el padre?

—Hans, por favor —habló Taisha seria.

—No se meta en la vida de mi mujer y menos en la vida de mi hija. Vámonos Taisha —dijo mirándola con seriedad.

—Sí, vámonos —habló Taisha mirándolo.

La mujer quedo apenada y rabiosa a la vez porque el padre de la niña era un hombre demasiado atractivo.

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En la clínica.

En los pasillos.

Chad estaba platicando con Sophia.

—¿Entonces eres la novia de Hans? —le preguntó Chad.

—Sí —contestó Sophia feliz.

—¡Que sorpresa! —dijo él sin poderlo creer.

—¿Y tú tienes novia? —le preguntó con curiosidad.

—No.

—Sabes, me dejaron a cargo de los horarios de las enfermeras —le informó.

—Que bien.

—Tengo que irme —dijo Sophia levantándose de la silla.

—Está bien —mirándola Chad.

Sophia se retiró.

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En la calle.

—Gracias Hans, por callar a Esmeralda. Se cree mucho porque es hija del dueño de la institución —le dijo ella agradecida.

—¿Y por qué se mete contigo? —le preguntó serio.

—Es que Aisha aparece como Collins y no tiene tu apellido. Entonces, es la única niña que no está con sus padres, ¿me explicó? —respondió con suavidad.

—¿Por qué no me lo dijiste? —le preguntó airado, por discriminar a su pequeña.

—Pero, ¿para qué?

—Mañana vamos arreglar eso. Mi hija tendrá mi apellido como debe de ser —le aseguró.

—Ok, nos vemos —dijo ella separándose de él.

—Adiós.

Taisha se fue para la clínica con normalidad y cuando se fue acercándose a la oficina de las enfermeras escucho un alboroto, se aproximó a saber que estaba pasando.

—¿Qué es en serio?

—Sí, lo siento, pero es una nueva orden. No sé puede cambiar los turnos —le explicó Molly.

Taisha mirando la lista.

—Mi horario es de 11:00 pm hasta las 7:00 am. ¡No! Es mucho. No puedo dejar a Aisha sola tanto tiempo —comentó atónita.

Su compañera la miraba con preocupación, porque su amiga siempre buscaba la manera para estar con su hija el tiempo posible.

Sophia entrando y mirando a las demás enfermeras.

—¿Usted es la nueva encargada? —se acercó Taisha.

—Sí —contestó sin mirarla mucho.

—Tengo un problema, no puedo hacer turnos de noche —le explicó.

—Lo siento. Es mi nueva regla, así que no podemos hacer nada —le respondió tajante.

—Pero, ¿por qué no hacen una excepción conmigo? —pidió ella.

—No se puede —contestó Sophia tajante.

—Es que Taisha no se puede quedar de noche. Ella tiene que cuidar a su hija —le explicó Molly.

—Déjala con su padre —la miró ella.

—No puedo. Su papá trabaja y no puedo traerla para acá.

—No puedo ayudarte —le volvió a decir molesta.

—Déjala con Chloe o Olivia —le aconsejó a su amiga.

—No puedo, Chloe acaba de dar a luz y Olivia está ocupada —dijo Taisha desesperada.

—Me retiró —dijo Sophia alejándose.

—Esperé, por favor —dijo Taisha desesperada.

—Otra vez, no entiendes —dijo con fastidio.

—Renunció

Las mujeres quedaron asombradas.

—¿Qué? —dijo Sophia incrédula.

—Renunció, prefiero cuidar a mi hija que me necesita que estar aquí —dijo con firmeza.

—Es tu problema, no el mío —dijo Sophia sin importarle.

Taisha salió de la oficina con muchas ganas de llorar, tenía años trabajando allí y nunca le había puesto tantas trabas. Sin poder evitarlo comenzó a llorar amargamente.

Hans iba pasando por el pasillo cuando se encontró a Taisha llorando y se preocupó.




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