Capítulo # 9
En la clínica.
En la oficina de Chad.
Taisha estaba platicando con Chad.
—Ya, Taisha —dijo él consolándola.
—Me voy —dijo ella levantándose.
—Es lo mejor, ven mañana.
—Sí, ya son las doce —dijo al mirar su reloj.
—Adiós.
Ella caminó hasta la salida y antes de irse le sonrió, y salió del consultorio.
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En el kínder
—¡ja, ja, ja, ja, en serio! —dijo Aisha sonriendo.
—Sí.
—Vamos a seguir jugando, Lucy.
—Sí —respondió su amiguita contenta.
—Aisha —la llamó una maestra.
—¿Qué pasa, maestra? —le preguntó la niña.
—Necesito que vengas, es que te vinieron a buscar.
—¿Mi mami? —le preguntó extrañada.
—Sí, vamos.
Aisha se fue con la maestra.
—Hola —dijo Taisha sonriendo.
—Mami, ¿y ese milagro? —le preguntó extrañada.
—Es que salí temprano —le mintió.
—Qué bien. Nos vamos —dijo ella feliz.
—Sí, vamos para qué tu tía Olivia —le comunicó mirándola.
—¡Sí! —exclamó emocionada.
Taisha se llevó a Aisha para la cafetería de Adam.
—Hola, cuñada —habló Adam.
—Hola, Adam, ¿cómo estás? —le dijo sonriendo.
—Bien —contestó con Andrés en los brazos.
—Tía —dijo el pequeñín.
—Hola, campeón. ¿Y Olivia? —le preguntó ella.
—Se acaba de ir.
—Qué lástima, es que quería hablar con ella —confesó Taisha.
—Hola —habló Débora.
—Tía, Débora —habló la niña emocionada.
—Hola, hermosa —dijo ella cargándola.
—¿Me brindas algo? —le preguntó sonriéndole.
—Claro, ¿qué quieres?
—Mmm, quiero pastel de chocolate y helado —le respondió feliz.
—Está bien, vamos para que comas.
—Sí, vámonos —dijo contenta.
—Sí.
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En la clínica Johnson.
En la oficina de Sophia.
—Gracias por venir —dijo Sophia mirando a Maddie.
—De nada, dime. ¿Qué pasa? —le preguntó intrigada.
—¿Ya te enteraste?
—¿De qué? —le preguntó sin entender.
—Que Hans tiene una hija —soltó dolida.
—Sí, mi sobrina Aisha. ¿Qué pasa con eso? —le preguntó mirándola y sin entender mucho.
—Lo sabías y no me habías dicho nada —le habló molesta.
—Yo pensaba que, Hans. Te lo había dicho —le comentó asombrada.
—No, me enteré de la peor forma —le contó con lágrimas en los ojos.
—Cuéntame —pidió Maddie preocupada por su cuñada.
Sophia le con todo, con su versión poniendo a Taisha en mal.
—Dios mío. Taisha se pasó como pudo decir eso —dijo Maddie sin poderlo creer.
Sophia estaba llorando.
—Sí, Hans le cree todo.
—Pobre de ti Sophia, hablare con él —le dijo seria.
—Gracias.
—De nada.
Maddie tenía que hablar con su hermano y que entendiera de que Sophia era su novia, y que Taisha solo era parte del pasado.
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En el consultorio de Hans.
—Toma —dijo Chad entregándole unos exámenes de una paciente.
—Gracias, puedes llamar a Taisha —habló Hans.
—Taisha se fue hace tiempo —le comunicó.
—¿Qué? —exclamó extrañado.
—Pero, viene mañana —informó saliendo del consultorio.
Hans espero que Chad saliera del consultorio para llamarla y lo hizo.
Taisha contestó a los segundos.
—Bueno —contestó ella.
—¿Qué pasó? —le preguntó él intrigado.
—Nada —contestó tajante.
—¿Por qué te fuiste? —preguntó con calma.
—Luego hablamos, te espero en la casa —dijo ella cortando.
Hans escucho como ella había cortado la comunicación y dio un suspiro. Sabía que estaba enojada con él.
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En la cafetería.
—¿Y te vas? —le preguntó Adam mirando a su cuñada.
—Sí, Aisha vámonos —dijo al mirar a su hija como estaba jugando con su sobrino.
—Sí, vámonos. Nos vemos tía —dijo la pequeña alegre.
—Adiós —dijo la joven.
—Vamos a comer algo rico hoy —le comunicó Taisha alegre.
—Que bien —dijo Aisha emocionada.
La tarde paso rápida, haciendo su aparición la noche.
—Aisha a dormir —anunció su madre.
—¿Tan pronto mamá? —dijo sin tener sueño.
—Sí, a dormir. Papá y yo tenemos que hablar algo muy serio.
—Está bien —dijo dirigiéndose a la cama y se acostó. Sintió como su madre le dio un beso en la frente—. Buenas noches, mamá.
—Buenas noches, hija —dijo ella sonriendo.
Taisha salió de la habitación y a la media hora sonó el timbre.
—Ya voy —dijo bajando las escaleras con cuidado y fue abrir la puerta—. Hola, pasa.
—Gracias, ¿Y Aisha? —preguntó Hans.
—Durmiendo.
—Tan rápido —dijo él sorprendido.
—Sí, vamos hablar seriamente de nuestra hija —habló con rudeza.
—¿Pasa algo? —le preguntó angustiado.
—Sí, pasa. Qué tú tienes novia —le dijo dolida.
—Bueno sí y no —le respondió mirándola.
—Explícate —dijo sin entender.
—Nos estamos dando una oportunidad —le explicó.
—¡Oh! que bien —dijo con sarcasmo—. Mira Hans, por lo que pasó hoy. Tu novia no sabía nada de Aisha —dijo ella molesta.
—No.
—No quiero que mi hija sufra —le advirtió cruzando los brazos.
—¿Pero de qué? —dijo Hans sin entenderla.
—Por culpa de Sophia —aclaró seria.
—Sophia no le va hacer nada, primero muerto si la toca —dijo con seguridad.
—Más te vale, porque no respondo Hans. Si le pasa algo a mi hija —dijo ella amenazándolo, en eso escucharon un grito.
—¡Aisha! —exclamaron ambos y salieron corriendo a ver que estaba pasando con la niña.
—¿Qué pasó? —le preguntó él angustiado.
—Mamá —soltó Aisha.
—¿Qué pasó? —preguntó su madre con suavidad.
—Meeee —dijo con avergonzada.
—Hans, nos puedes dejar a solas —pidió Taisha mirándolo.
—Pero —sin querer irse.
—Por favor —le pidió.
—Está bien.
Hans se hizo el que salió y estaba escondido en la puerta para escuchar la conversación.
—Dime, ¿te mojaste la cama? —le preguntó Taisha con calma.