Capítulo # 11
En la casa Collins.
—Lista —habló Taisha mirando a su hija cómo estaba emocionada.
—¡Sí!
—Solo hay que esperar a que llegue, Hans —comentó cómo su hija estaba sentada en el sofá.
—Sí, mami.
Taisha sentándose en el sofá para llamar a Hans y saber en dónde estaba.
—Vamos a llamar a Hans —le comunicó a su hija de cómo tenía los ojitos iluminados.
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En la carretera.
Hans venía manejando cuando escuchó el sonido de su celular, con cuidado alargó su mano y contestó la llamada.
—Bueno.
—Ya estamos listas —anunció Taisha.
—Ok, ya voy en camino —informó él manejando.
—Entonces, te esperamos en el frente de la casa —le informó.
—No, mejor en la casa —dijo el preocupado de que les pasara algo malo.
—Ok.
Hans cortó la llamada y aceleró un poco porque no había tráfico por lo temprano que era y podía llegar tiempo.
Al llegar, se bajó del auto y tocó el timbre.
Taisha al escuchar el timbre, se levantó del sofá y caminó hasta la puerta principal. Antes de abrir la puerta verifico que era él y abrió.
—Hola, ya estamos listas —dijo ella emocionada.
—Me encanta escuchar eso —dijo él sonriéndole.
—Aquí están las maletas —dijo Taisha señalándoselas.
—Ok.
Taisha le dio un espacio a Hans para que pasara y pudiera agarrar las maletas. Él agarró las más pesadas para meterlas en la camioneta porque en el auto pequeño no podían caber y conocía bien a su ex, le gustaba llevar de todo.
Aisha miraba a su padre con tanta emoción que no podía creer que estaría de vacaciones con sus papis y estaba segura de que lo pasaría genial.
—Listo —anunció él al terminar.
—¿Y esa camioneta? —le preguntó ella extrañada. A su ex le gustaba siempre estar en auto o en la moto.
—Es mía, tengo dos autos —le comunicó Hans.
—No sabía.
—Solo la uso cuando tengo que llevar muchas maletas —le explicó él riéndose—. Y como sé cómo eres, por eso la traje.
—Ok —dijo ella, sintiéndose un poco avergonzada.
—¡Nos vamos de vacaciones! —habló Aisha emocionada.
—Sí —afirmó su madre.
—Es hora de irnos —dijo él.
—Sí —afirmó la niña.
Taisha ayudo a Aisha a subirse en la camioneta, después se subió ella con ayuda de Hans.
Hans espero que todo estuviera en orden y que Taisha no olvidara nada.
—¿Cerraste bien la casa? —preguntó él mirándola, sabia lo despistada que era y que podía olvidarse de ese detalle.
—Si, aunque les dije a mis hermanas que me iría de viaje. Sé que vendrán a la casa —aseguró ella con firmeza.
Él se le quedo mirando aceptando las palabras de la rubia y que todo saldría bien en los días que no estarían. Sin decir nada más arranco.
En el camino Aisha iba emocionada contando y jugando en su tablet para no aburrirse porque el viaje era largo y se suponía que no debía de estresarse.
Hans se acordó de la casa familiar y que cerca estaba una playa, que sería el sitio perfecto para pasársela bien.
Al rato del viaje Aisha se quedó dormida y Taisha aprovecho para hablar con Hans sobre la crianza de su hija, el trabajo y los estudios de Aisha.
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Hans estacionándose.
—Ya llegamos.
—Largo el viaje —comentó Taisha agotada.
—Sí, casi cuatro horas, pero llegamos —dijo Hans sonriendo.
—Aisha sigue dormida —le comentó ella.
—Sí, ya son las diez —dijo él.
—Sí, es verdad.
—Baja, yo bajó a Aisha.
—Ok —dijo Taisha, ella se fue para adentro, mientras Hans estaba sacando a Aisha con cuidado para no despertarla.
Hans con Aisha en sus brazos.
—Parece que no está Lola —dijo él.
—¿Quién es Lola? —le preguntó Taisha celosa.
—Una señora mayor —dijo el notando sus celos.
—Hans —dijo acercándose una mujer joven.
—Patricia —dijo él alegre.
—Hola, ¿cómo estás?, ¿y esta muñequita tan linda? —le preguntó mirando a Aisha.
—Es mi hija y ella es Taisha—dijo él orgulloso.
Patricia extendiéndole la mano.
—Mucho gusto, soy Patricia.
—Mucho gusto soy Taisha Collins —dijo Taisha saludándola.
—No, sabía que te habías casado —le soltó un tanto sorprendida.
Lola acercándose a ellos.
—Hola.
—Abuela, llegó Hans con su esposa e hija —anunció Patricia.
—Yo no —Taisha iba a decir que no era, pero Hans le hizo seña que no lo hiciera.
—Bienvenida a la casa —habló la anciana.
—Gracias —dijo ella.
—¿Ese milagro? —le preguntó Patricia.
—Lo que pasa. Es que mi hija quería venir a la playa, me acorde de la casa —le revelo.
—Aquí están las mejores playas —dijo con orgullo la joven.
—En serio —dijo Taisha entusiasmada.
—Sí, son las mejores.
—Sí. ¿Lola hay habitaciones listas? —le preguntó Hans.
—Solo dos —comentó ella.
—¿Y eso? —le preguntó extrañado.
—Las demás se están arreglando, solo hay una matrimonial y una para su hija —respondió Patricia.
—¡Qué! —exclamó Taisha exaltada.
—¿Hay un problema? —le preguntó extrañada la mujer.
—No, es que a veces Taisha exagera un poquito. La voy a llevar a la cama —dijo él subiendo las escaleras con cuidado para no caerse con su hija en brazos.
—Ok —dijo Taisha cómo se alejaba.
—Ven, cuéntame. ¿Cuánto tiempo tienen de casados? —preguntó Patricia.
Taisha estaba nerviosa.
—Bueno, tenemos.
—Patricia no le hagas preguntas, se puede incomodar —la regaño su abuela.
—Bueno es que —no sabía que decir.
—¿O no están casados? —soltó Patricia.
Hans llego justo a tiempo.
—Sí estamos casados. Solo que Taisha no le gusta responder esas preguntas.
—Ah… Ok, no sabía, perdón —dijo joven apenada.
—No te preocupes.
—Tenemos de casados casi seis años —respondió él sonriendo.
Taisha estaba mirándolo.
—Sí, seis años.
—¿Y edad tiene su hija? —le preguntó Patricia.