Mi gran sorpresa

Capítulo # 12

Capítulo # 12

En la casa de playa.

En la habitación.

Aisha se estaba despertando.

—¿En dónde estoy? —se preguntó al mirar el lugar.

—Hola, dormilona, te dormiste en el camino —habló Taisha saliendo del baño con una toalla.

—En serio. ¿Qué hora es?

—Ya son casi las 12, vamos a almorzar —dijo ella sonriendo.

—Sí —dijo alegre.

Taisha se vistió rápido para poder comer algo y ayudó a su hija a que se cepillara los dientes y saliera de la habitación.

Aisha, al salir de la habitación, estaba detallando el lugar y había muchas fotos de su papá y de su tía.

—Ya se despertó la princesita —habló Hans, al verlas bajar las escaleras.

—¡Papi! —exclamó emocionada.

—¿Tienes hambre? —le preguntó Lola.

—Sí —dijo mirando a la señora.

—Después de comer, nos vamos para la playa —habló Taisha.

—¡Súper! —exclamó Aisha, feliz.

Hans y Taisha estaban sonriendo.

—Yo me voy —anunció Patricia.

—Que te vaya bien —dijo su abuela.

—Gracias, abuela.

Patricia se retiró.

Todos comenzaron a comer muy tranquilos, hasta que se fueron para la playa. Había muchas personas.

—Wow me encanta —habló Aisha.

—Sabía que te iba a gustar —sonrió él.

—Está lindo —dijo Taisha mirando el lugar y cómo los niños estaban felices.

—Vamos a comer unos helados —propuso Hans.

—Sí —comentó la niña.

—Los espero aquí —habló Taisha colocando una manta y sentándose.

—Ok.

Hans se fue con su hija a comprar helado.

—Hola, preciosa —habló un hombre.

Taisha estaba ignorándolo.

—Es contigo.

—Deje de molestar —le habló seria.

—Pero qué agresiva.

—Usted ve aquel hombre con esa niña —dijo, señalando a Hans y a Aisha.

—Sí.

—Él es mi esposo y ella es mi hija, así que bye —dijo con seriedad.

—Perdón, no sabía —le dijo retirándose.

.

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En el puesto de helado.

—Tres helados —pidió Hans.

—Ok —dijo el joven.

—Papá, quiero de fresa —le habló alegre.

—Ok, tres de fresa.

—Ok.

—Hans —dijo el hombre acercándose a él.

—Hola, Edward. ¿Cómo estás? —le preguntó sorprendido.

—Bien, ¿y tú?

—Bien con mi familia, te presento a mi hija.

—¡Tú hija! ¿Te casaste con Taisha? —le preguntó atónito.

—Sí, me casé con Taisha —le mintió.

—Lo sabía, igualita a los dos —dijo él alegre.

—Gracias.

—Fue un placer verte —dijo él despidiéndose.

—Igualmente, adiós —dijo Hans.

—Oye papá. ¿Por qué dices que estás casado con mi mamá? —le preguntó seria y cruzando los brazos.

—Este… —dijo nervioso.

.

.

En el hogar de Chloe Collins.

—Hola —habló Jasmín sonriendo.

—Jasmín tenía tiempo sin verte —dijo Chloe asombrada.

—Es que estaba perdida con mi esposito —le dijo divertida.

—Sí, muy perdida. ¿No sabes lo que ha pasado? —preguntó Olivia.

—¿Cuenta? —le preguntó seria.

—Hans regreso y ya sabe que Aisha es su hija —dijo Olivia.

—¡What! Pero, ¿quién se lo dijo? —le preguntó perpleja.

—Hans sospecho, Aisha se lo confirmó y Taisha también —le habló Chloe.

—Lo que me he perdido por irme con Alfred de viaje —comentó atónita.

—¿Para dónde fueron? —le preguntó Olivia.

—Nos fuimos para España.

Chloe y Olivia dijeron ambas.

—¿Y eso?

—Es que, como Alfred tiene la empresa un poco mal. Estaba viendo unos papeles —explicó ella.

—¿Y cómo está? —le preguntó Chloe.

—Bien.

—Qué bueno.

Jasmín agarrando a Cameron de la cuna.

—Está hermoso, tiene los ojos de Taisha.

—Sí, se parece a Ellis. Pero heredo los ojos de Taisha —aclaró Chloe.

—Andrés esta terrible, solo Taisha se lo cala. Ya Adam me dice Andrés es un diablito —se quejó Olivia.

—Je, je, je, je, ¿qué se puede hacer? —le preguntó Jasmín

—¿Para cuándo Jasmín? —le preguntó Chloe.

—No lo sé, tengo cuatro años y nada —les confesó con calma. Quería ser mamá, pero tampoco iba a estresarse por eso.

—Qué raro —habló Olivia.

—Sí, es raro —dijo ella.

—Todo tiene su tiempo —aclaró Chloe a su amiga.

—Si, quiero ser mamá, pero tampoco quiero estresarme. Que venga solo.

.

.

En la playa.

—Toma —dijo Hans entregándole el helado.

—Gracias —habló Taisha.

—¿Me puedo ir a bañar? —le preguntó Aisha impaciente.

—Espera un poco —dijo su madre.

—Taisha. ¿Aisha sabe nadar? —le preguntó Hans.

—No.

—Me lo imagine.

—Tenemos que tener cuidado —le dijo ella.

—Sí —dijo él.

—Mami, vamos a la playa. ¡Sí! —dijo la pequeña emocionada.

—Vamos —dijo quitándose la blusa que tenía puesta y quedando en traje de baño, y dejando notar su hermosa figura.

Hans estaba embobado.

—Taisha…

—¿Qué? —dijo mirándolo.

—Te ves hermosa —dijo enamorado.

—Gracias —habló avergonzada. Desde que tuvo a su hija su cuerpo cambio para bien y le gustaba como se veía ahora.

—Vamos, mami —dijo jalándola.

—Vamos.

Aisha y Taisha se metieron a la playa.

—Esta rica —habló la pequeña disfrutando del agua.

—Sí, muy clarita —dijo Taisha.

—Mami, ¿puedo ir más afondo?

—No Aisha —le habló con autoridad.

—Pero, ¿por qué? —le preguntó haciendo puchero.

—Es muy peligroso.

Aisha estaba triste.

—Está bien.

—Solo en la orilla.

—Está bien.

Hans estaba llegando.

—Hola, ¿quieres algo? —le preguntó mirando a Taisha.

—No, gracias —dijo seria.

—¿Estás molesta? —le preguntó.

—No, ¿por qué?

—Lo pensé, porque dije que eras mi esposa —dijo él.

—No, hablando de eso. ¿Por qué lo dijiste? —le preguntó curiosa.

—Es que la señora Lola es muy a la antigua y si se enteraba de que no eras mi esposa, a lo mejor le daba algo —le explicó exagerando.

—¡Ah…! Ok, no sabía. Solo fingiremos con ella nada más —dijo creyéndole.




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